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Javier Cárdaba. M. Rico
«El reparto a domicilio ha aumentado de un 5% a un 50%»

«El reparto a domicilio ha aumentado de un 5% a un 50%»

«La gente hace cola a la puerta y se respeta la distancia de seguridad, aunque tenemos un aforo limitado a dos personas», dice Javier Cárdaba, de la tienda Plaza Sur, de Cuéllar

mónica rico

Cuéllar

Domingo, 19 de abril 2020, 11:49

Javier Cárdaba es un joven emprendedor cuellarano que en verano de 2018 se decidió hacer cargo de una pequeña tienda de barrio a la que llamó Plaza Sur. Apostó fuerte, pues su comercio se encuentra muy cerca de uno de los principales supermercados de la villa, pero con trabajo y esfuerzo consiguió hacerse un hueco en la compra de los vecinos de la localidad, especialmente del barrio de Santa Clara, donde está ubicada.

Sin embargo, en el último mes, el volumen de negocio ha ido en aumento. Tanto que ahora cuenta con tres empleados y lleva la compra a más de cien hogares. Entre los cambios, Javier Cárdaba destaca el del perfil del cliente, puesto que «prácticamente todo el mundo ha optado en estos tiempos más por la pequeña empresa que por la gran superficie», lo que, según señala se puede deber a que en su comercio existe menos contacto de las personas con el producto y son menos las personas que pasan cada día.

Otro de los giros es el nivel de venta en tienda, que ha disminuido a un 20%. Según sus cálculos otro 30% son pedidos que realiza la gente para pasar y únicamente tener que recogerlos y así evitar tener que pasar tiempo en el establecimiento, y el 50% restante son compras con reparto a domicilio «para que la gente pueda estar confinada».

El reparto a domicilio es un servicio que en Plaza Sur se ofrecía desde el primer momento, pero el confinamiento ha impulsado el servicio. «Antes a lo mejor suponía un 5% del total de las ventas», afirma, cuando ahora se ha situado en un 50%. Pero no es fruto de la casualidad, puesto que Javier Cárdaba ha optado por dar todas las facilidades posibles a los clientes «para que la gente pueda hacer la compra tranquilamente». Así atiende pedidos por teléfono o por WhatsApp, que después se pueden recoger directamente en tienda o pedir que lo lleven al domicilio. «A la hora de ofertar el servicio nos hemos puesto en la situación del ciudadano de a pie, y hemos intentado minimizar riesgos».

Así, cuando reciben la llamada o la lista de la compra a través de un mensaje, una persona se encarga de prepararlo. Ante cualquier duda o falta de producto, se ponen en contacto con el cliente, y cuando el pedido está listo se avisa para que puedan pasar por la tienda a recogerlo o llevárselo a su hogar. En Plaza Sur el estilo de venta ahora es «más tranquilo». La gente hace cola en la puerta y se respeta la distancia de seguridad, y «aunque tenemos un aforo limitado de dos personas, casi siempre cuando hay una dentro, la segunda no entra» y espera en la calle, apunta Cárdaba.

Empleo

El aumento de volumen de negocio y los cambios en la forma de compra han llevado al responsable de Plaza Sur a tener que contratar personal. Hasta hace pocos meses estaba él solo encargándose de todo, en la tienda y almacenes, mientras que en la actualidad son ya cuatro personas, en una pequeña tienda de 60 metros cuadrados. Ahora una persona se dedica prácticamente a colocar la mercancía que llega, otra a atender al público que acude de forma presencial en la tienda, otra atiende el teléfono y prepara y lleva los pedidos, mientras que el cuarto acude a los almacenes a por mercancía y ayuda en las tareas a los otros tres.

En su colmado, Javier Cárdaba también ha ido notando con el paso de las semanas los cambios de hábitos de los cuellaranos y pueblos de la comarca. Recuerda cómo la primera semana del confinamiento, lo más demandado fue el papel higiénico y el producto no perecedero, como conservas, legumbres… «todo lo que se pudiera tener en casa, porque había cierta incertidumbre sobre lo que iba a pasar».

La situación cambió la semana siguiente, cuando se potenció un poco más la venta de producto fresco, y llegó el momento de la lejía y otros productos de limpieza. «La gente entró en actitud de desinfectarse las manos, la ropa y todas las superficies».

Después, según Javier, la gente «ha caído en la comodidad de estar en casa», por lo que las siguientes semanas llegó el momento de los postres, algo que se mantiene aún en la actualidad, aunque con un pequeño cambio, puesto que en las cocinas se opta más por cocinar flan y similares contra los bizcochos y bollerías de las semanas anteriores, «porque no hay harina ni levadura. Hay cierto desabastecimiento en los almacenes y en los mercados de frutas y verduras. Eso sí que se nota«», sentencia.

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