César Franco

«He renunciado pero sigo a disposición de lo que la diócesis necesite»

El prelado aseguró que, cuando eso se produzca, regresará a Madrid, su ciudad natal, pues es allí donde mantiene la familia que le queda y su círculo cercano de amigos. «Lo mejor es desaparecer, no en el sentido literal; siempre he pensado, y así nos lo enseñaban de sacerdotes, que cuando un obispo deja de regir una diócesis, debe dar un paso a un lado», señaló. Mientras tanto, César Franco mantendrá su agenda abierta a los compromisos existentes y los que estén por llegar. «La vida sigue normal, estoy a disposición de lo que la diócesis necesite», subrayó.

Franco aprovechó para hacer balance del año que llega a su fin. En este sentido, recordó, como uno de los acontecimientos «más gozosos», la ordenación de diácono de Alberto Janusz Kasprzykowski. Aunque es labor del diácono servir a su obispo, Kasprzykowski lo está haciendo desde Roma, donde fue enviado a estudiar para, en un futuro cercano, servir mejor a su diócesis.

Igualmente habló el obispo de su visita pastoral al arciprestazgo Ayllón-Riaza, donde tuvo la oportunidad de conocer la realidad y las necesidades de los pueblos del nordeste de la provincia, aquellos más envejecidos y con menos población residente.

En cuanto al patrimonio, materia hacia la que siempre se ha mostrado especialmente sensible, César Franco destacó la reapertura del Palacio Episcopal, gestionado por el Cabildo Catedral, como un «hito importante», puesto que alberga el museo diocesano con piezas únicas y permite, asimismo, visitar las salas nobles, «curiosamente, lo que más le gusta a la gente», añadió. Por otra parte, el prelado valoró «el esfuerzo y generosidad» de los feligreses, gracias al que es posible la restauración de las iglesias y lo que en ellas se custodia, y destacó la rehabilitación de la torre de la iglesia de San Martín o la restauración del camarín de la Virgen de la Fuencisla.

El obispo de Segovia se refirió a la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada el pasado verano en Lisboa, en la que tomaron parte numerosos jóvenes segovianos. Él mismo acompañó a la expedición diocesana y fue testigo del ardor espiritual compartido por un millón y medio de jóvenes llegados a Portugal desde todos los rincones del mundo. «La formación juvenil y adolescente continúa más activa y proactiva que nunca en nuestra diócesis, alentada por el proyecto Lifeteen», señaló.

En relación con el reciente encuentro entre el papa Francisco y los obispos españoles en Roma, en el que se habló de seminarios y vocaciones, Franco se refirió a los dos seminaristas segovianos que se encuentran este año estudiando en el Teologado de Ávila en Salamanca: Antonio, joven procedente del Seminario Menor en Familia, y David, un matemático de «vocación tardía».

El obispo hizo un repaso por los últimos nombramientos de tres seglares en la librería diocesana, en Apostolado Seglar y Patrimonio, y concluyó refiriéndose al centenario de la coronación de la Virgen de la Aparecida y los cuatrocientos años de la aparición de la imagen en Valverde del Majano.

Franco dijo que la diócesis continúa estando al lado de los segovianos. «Esto que digo no es una imagen estética, sino real, de acompañamiento». Igualmente, dijo que la diócesis está abierta a todos, «a quienes buscan respuestas, a los que son indiferentes, a los creyentes con dudas,... a todos». El obispo pidió al nuevo año «que se superen las tensiones y sepamos llevar a los demás nuestra fe». En este sentido, felicitó la Navidad a todos los segovianos, a quienes pidió que dejen entrar al Niño que está por nacer y hacer de sus hogares «un verdadero belén».