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Trabajos de reparación de la cubierta en la iglesia de Fuenterrebollo. eL nORTE

Las reformas en los templos de la provincia costaron un millón y medio de euros en 2020

La iglesia de San Esteban, en Segovia capital, requiere una inversión de 400.000 euros para volver a abrir al público

claudia carrascal

Segovia

Domingo, 31 de enero 2021, 12:22

La Iglesia cuenta con más de 800 templos en la provincia de Segovia, la mayoría con varios siglos de antigüedad. El paso del tiempo y la despoblación son sus principales lacras, ya que llevan a estos monumentos a un deterioro tan avanzado que, en ... ocasiones, tienen que permanecer cerrados al público por riesgo de desprendimientos o por falta de seguridad.

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El delegado de Patrimonio del Obispado de Segovia, Alberto Espinosa, asegura que a pesar del complicado año que ha traído la pandemia en 2020 las obras, reformas y restauraciones previstas han seguido adelante. Al respecto recalca que el patrimonio de la provincia es «muy rico y extenso», pero también requiere un importante mantenimiento. Además, lamenta la disminución de ingresos porque los feligreses no han podido ir a las parroquias a causa de la crisis sanitaria y, por tanto, tampoco han podido han podido hacer sus aportaciones semanales.

Una de las principales fuentes de financiación para la reparación de los inmuebles catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC) es la Junta de Castilla y León. A través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) arregla cada año entre cuatro y cinco templos y la cuantía total en 2020 ha superado los 700.000 euros. La inversión más significativa, 450.000 euros, se destinó a la basílica de Santa María de la Cuesta en Cuéllar. Un templo mudéjar del siglo XIII que tan solo abría al público para la romería de San Isidro por su estado de deterioro. Sin embargo, «una vez que concluya la reforma merecerá la pena que tenga más actividad», especifica Espinosa. La restauración comenzó a finales de octubre por el tejado, que era la zona más deteriorada y prevé la instalación de nuevas cubiertas, quitar humedades y limpiar la suciedad y añadidos de la nave para luego proceder a pintarla.

Obras en la iglesia de Santo Tomé, en Cuéllar. M. R.

También en Cuéllar se ha culminado la obra en la iglesia de Santo Tomé, que comenzó en 2019 y ha requerido de 150.000 euros. «Estaba prácticamente en ruinas y era una pena porque en este templo normalmente se guardaba a la patrona». En esta intervención se ha puesto el tejado nuevo y se han quitado las humedades.

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En la iglesia de San Miguel de Fuentidueña se han invertido cerca de 48.000 euros para reparar la cubierta, en Martín Muñoz de las Posadas casi 42.000 para la sustitución de las vigas y la tarima del coro que estaba carcomida. La restauración del retablo lateral de Fuente el Olmo de Fuentidueña ha requerido unos 17.000 euros y en Hontoria la Junta ha invertido 14.900 euros para restaurar unos velos de la pasión que emplean para tapar los retablos en Cuaresma.

Lo feligreses también han contribuido con sus donaciones a las mejoras en los templos, en total, han invertido 114.500 euros en 23 parroquias. En estos casos, Espinosa detalla que las intervenciones más frecuentes son la restauración de mobiliario, retablos, tallas y piezas de orfebrería. En Riaza se ha reformado el bastidor de la virgen y varias piezas de metal, al igual que en Riofrío. En la parroquia de La Granja de San Ildefonso el lienzo de la Inmaculada, mientras que en San Rafael han arreglado el sagrario y el expositor.

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En la localidad de Estebanvela han invertido la recaudación en restaurar la cruz y la custodia, mientras que en Basardilla lo han hecho con la talla de la Virgen del Pedernal. En Fuentepelayo han optado por reparar algunas vidrieras de la iglesia y en Santa María la Real de Nieva la cubierta de la nave lateral.

Las termitas, que son uno de los grandes enemigos de estos templos, habían carcomido un zócalo en Mudrián, que han tenido que desinfectar y arreglar. Hasta Ribota ha llegado la modernización con la electrificación de las campanas y en Villar de Sobrepeña se ha restaurado el retablo mayor. En La Losa la puerta de la iglesia, en Fuente el Olmo han arreglado las cajonerías de la Sacristía y en Revenga el tornadoz y el púlpito. Entre otras acciones también destacan en Aldehuela del Codonal la intervención en el ático del retablo y en Montuenga en dos de los retablos. En Segovia capital la propia parroquia de San Esteban ha reparado la veleta del Gallo, ubicada en la torre de la iglesia y el pararrayos.

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La tercera vía de financiación parte del convenio con la Diputación Provincial que ha aportado 120.000, el Obispado ha puesto 360.252 euros, las parroquias 55.000 euros la Catedral 67.000 y los ayuntamientos 24.500 euros para este proyecto. Esto supone una inversión total superior a los 626.700 euros, lo que ha permitido intervenir en cinco Iglesias de la provincia.

Intervención en la iglesia de Aldehuela de Codonal. El Norte

La de Fueterrebollo ha sido la obra más importante y ha requerido una partida de 275.000 euros, ya que se han cambiado la cubierta, los tirantes y los zunchos. Ahora falta pintar el interior, aunque para este paso todavía no hay financiación. La cubierta también ha sido objeto de reparación en Grado del Pico. En Castroserna de Abajo no se ha cambiado la estructura, pero se han recuperado los arcos y se ha pintado la iglesia.

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Por otra parte, en Aldehuela del Codonal se han reparado las grietas y la cúpula, que tenían un serio riesgo de hundimiento, según apunta el delegado de Obras del Obispado de Segovia, Alfonso Águeda. Esta iglesia románica llevaba cerrada tres años y aunque el proceso ha sido complejo y costoso «este era el único modo de poder recuperar su uso».

El último de los templos que se ha reparado gracias al convenido con la Diputación es el de Villoslada. Aunque en un principio parecía una obra pequeña ha habido que ampliarla y los trabajos todavía continúan, ya que «algunas de las vigas de la estructura no están en condiciones de soportar el tejado», comenta.

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Águeda subraya que el trabajo y la inversión que requiere el cuidado del patrimonio es «ingente». Normalmente no se llega a un abandono extremo como para que los desprendimientos causen graves daños en los templos, pero advierte de que los problemas de goteras y tejas movidas son muy frecuentes y tienen un serio riesgo porque dañan las vigas y oxidan los hierros. «La gotera es la primera señal de que algo falla y es importante identificarlas y tratarlas pronto porque en un periodo de 4 a 6 años pueden haber generado serios daños en la estructura», apunta.

La buena noticia es que para este 2021 la Diputación, que retomó en 2020 este convenio con el Obispado después de varios años paralizado, ha incrementado en 30.000 euros su aportación. Algunas de las obras más urgentes que tienen que acometer este año son las relacionadas con el desnivel en el terreno que provocan riesgo de desprendimientos.

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Este tipo de problemas surgen con frecuencia cuando se asfaltan las calles próximas al templo sin tener en cuenta la capacidad de transpiración del suelo y si puede afectar a los cimientos, concreta Águeda. Este es el caso de la iglesia de Barahona de Fresno que «hace efecto acordeón y en determinadas épocas del año se queda una parte del ábside suelto». Problemas de cimentación también existen en la iglesia románica de Castilnovo.

Interior de la iglesia de San Esteban. Antonio de Torre

En Santa María de Riaza es necesario arreglar la espadaña porque «tiene riesgo de desplomarse», mientras que en Castrillo de Sepúlveda es urgente la remodelación de la techumbre. Así como en Cozuelos de Fuentidueña que, tal y como específica, cuenta con un artesonado muy curioso que es necesario proteger. También hay que consolidar lo antes posible la estructura del templo de Zarzuela del Pinar porque algunas bóvedas comienzan a peligrar. De hecho, admite que muchas de estas obras son inaplazables porque como no se intervenga en pocos años «dejaremos de tener iglesias para contemplar un solar en ruinas». Desde su punto de vista estas reparaciones tan costosas son una de las consecuencias indirectas de la despoblación. «Antes los tejados eran sencillos con vigas de madera, barro y teja y cada año la gente del pueblo le daba un repaso para conservarlos en buen estado, pero en la España vaciada los habitantes no tienen las mismas posibilidades», lamenta. Al respecto Espinosa incide en que «la despoblación es el cáncer del patrimonio».

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El abandono y la falta de mantenimiento son los principales motivos por los que iglesias que han estado en pie durante siglos ahora peligran. Las catástrofes naturales o fuertes temporales de lluvia, nieve y viento, así como los nidos de cigüeña son otros de los responsables de los destrozos. Asimismo, Alfonso Águeda recalca que dejar todas las reparaciones en manos de las administraciones es un error porque «llegan hasta donde llegan». Por eso, recuerda a ayuntamientos y ciudadanos que los templos suelen ser los edificios históricos más antiguos de los pueblos y no solo pertenecen al Obispado, sino que «son propiedad de todos, por lo que su conservación es una responsabilidad común». Algunos municipios son muy conscientes y les agradece su implicación, en especial, a aquellos que en 2020 han decidido destinar la partida de las fiestas patronales, que no han podido celebrarse, para mejoras en la iglesia.

San Esteban, una prioridad

El Obispado tiene claro que ahora una de las máximas prioridades tiene que ser la iglesia de San Esteban de Segovia, un templo románico del siglo XII ubicado en la plaza homónima. Destaca por su elevada torre de 56 metros de altura. Su pieza de mayor valor es la talla románica anónima del Cristo crucificado con una mano hacia abajo, además de los retablos barrocos. El delegado de Patrimonio, Alberto Espinosa, afirma que llevan 20 años esperando una ayuda de los fondos Feder para poder acometer las obras necesarias porque «el abandono es muy grave. Es una pena que siendo una iglesia que se encuentra en el centro de la ciudad su interior se asemeje al de los templos ubicados en zonas de guerra. Es como si hubieran caído bombas en ella», matiza.

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La iglesia se encuentra cerrada al público y la reforma necesaria costaría unos 400.000 euros, según sus estimaciones, pero insiste en que es la Junta de Castilla y León quien decide la distribución de las ayudas. Desde el Obispado tan solo tienen el cometido de presentar cada año la lista de necesidades. La parte positiva es que ya se han dado algunos pasos en esta iglesia porque la propia Junta se encargó de arreglar algunos tejados y contribuyó a la intervención en la torre. Además, el suelo del presbiterio se encuentra levantado porque salían gases tóxicos a causa de la humedad. «Las capillas también sufren este problema y es necesario hacer una buena limpieza y poner suelos nuevos en las zonas podridas. También hace falta sanear los muros», enumera Espinosa. Solo con estas intervenciones de emergencia este templo podría recuperar el culto y abrir de nuevo al público.

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