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claudia carrascal
Segovia
Lunes, 23 de mayo 2022, 09:54
La temporada de pesca en aguas de acceso libre de las provincias del sur de la comunidad –Ávila, Salamanca, Segovia y Valladolid– ha cumplido su segundo mes desde que se abriera el pasado 19 de marzo. En el resto de Castilla y León se produjo ... el inicio se declaró una semana después. Los cauces fluviales que discurren por la provincia hacen de Segovia un territorio con una importante tradición en este deporte; sin embargo, la reducción del número de ejemplares, que se hizo más que evidente en la primera década del siglo XXI, provocó una caída del interés por esta práctica y la falta de relevo generacional.
La Ley de Pesca que aprobó la Junta de Castilla y León en 2013 supuso una nueva esperanza para la recuperación de especies como la trucha, pero también para la supervivencia de la pesca en la provincia. Esta norma determina que la trucha común está considerada como Especie de Interés Preferente, lo que significa que solo está permitida la pesca sin muerte con el fin de salvaguardar su conservación. De modo que son ejemplares que tan solo se pueden pescar con muerte en determinados cotos que han de estar autorizados.
Los resultados del marco legislativo establecido entonces comienzan a ser visibles ahora, según opinan aficionados a la pesca como Ricardo Moreno, quien confirma que desde el 2013 «la evolución está siendo muy buena, se está notando una clara recuperación de la trucha común, una especie autóctona que estaba desapareciendo». A su juicio, la Junta de Castilla y León arriesgó mucho con esta normativa porque «fue la primera comunidad autónoma en censurar la pesca con muerte para determinadas especies y fue un cambio brusco, pero positivo».
Desde que los pescadores tienen la obligación de devolver a su medio la capturas, los cauces del Eresma, el Cega, el Duratón o el Riaza han experimentado una importante repoblación. No obstante, Moreno recuerda que no hubo unanimidad en la acogida de esta ley y que hubo pescadores que la rechazaron y criticaron. «Los más conservacionistas sabíamos que iba a mejorar la situación porque cada vez había menos peces y cada vez era más complicado pescar, pero también provocó que muchos pescadores abandonaran los ríos al no poder llevarse los peces», explica el aficionado.
Eso sí, en estos últimos años se nota un mayor interés por la pesca, en especial en las modalidades más deportivas como la pesca a mosca. En este sentido, subraya que «es bonito ver cómo vuelve la gente a los ríos porque ha habido unos años en los que quedábamos veinte o treinta pescadores habituales en la provincia. Se puede decir que este deporte está viviendo una segunda juventud», apostilla Ricardo Moreno. A pesar de esta visible recuperación, aquellos que recorren los ríos de la provincia con asiduidad reconocen que será difícil llegar al volumen de peces que había hace tan solo unas décadas debido a la sequía. «Las temporadas de estiaje son muy fuertes y eso hace que la recuperación sea más lenta. En zonas como León o Palencia, donde hay más agua, la mejoría es más reseñable», precisa Moreno.
Para poder pescar en cualquiera de los ríos segovianos es necesario tener vigente la licencia de pesca que otorga la Junta . La básica tiene un precio de 15,20 euros, mientras que la interautonómica que habilita a sus titulares la posibilidad de practicar esta disciplina en Aragón, Asturias, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y Madrid, cuesta 25 euros. Los menores de 14 años pueden obtener el permiso de forma gratuita.
Según el aficionado, para que este deporte vuelva a gozar de buena salud sería importante disponer de algún coto intensivo, como hace años ocurría en el embalse de Revenga. «Se repoblaba con trucha arcoíris, por lo que era idóneo para la práctica de niños que estaban aprendiendo a pescar o de gente mayor que ya no pueden andar por el río de forma cómoda», indica. Estas repoblaciones dejaron de realizarse porque se declaró a la trucha arcoíris especie invasora exótica.
Sin embargo, considera que es la fórmula idónea para el fomento de esta afición. «El problema de la pesca sin muerte es que para obtener resultados se necesita cierta destreza. Por eso, un embalse con una elevada concentración de peces ayuda a crear afición, ya que, sobre todo cuando se está aprendiendo, si no se coge nada es desmotivante».
Los furtivos también existen, pero las consecuencias si les pillan son graves. Moreno afirma que «no merece la pena arriesgar». Las sanciones de la Ley de Pesca oscilan entre los 200 y los 60.000 euros, además de contemplar la retirada licencia de pesca por un periodo máximo de tres años. Entre las infracciones leves están no llevar consigo el documento de identidad o la licencia de pesca, así como pescar en día inhábil. Están tipificadas como graves pescar en cotos sin el permiso correspondiente o usar procedimientos de pesca no autorizados. Mientras que realizar sueltas o repoblaciones, así como la comercialización de ejemplares de especies pescables no declaradas comercializables son infracciones muy graves.
En Segovia hay 18 tramos habilitados para la pesca. La mayoría son de acceso libre, aunque hay once cotos en núcleos como Riofrío de Riaza, Sepúlveda, La Velilla, Pajares, La Serreta, Las Pegueras, Villovela, Aprisqueras, Cambrones, Puente Segoviano o El Espinar. Además, hay un área de Régimen Especial en el Cega, entre Aguilafuente y Cantalejo, y otras cinco AREC (Agua de Régimen Especial Controlado) en Montejo de la Vega de la Serrezuela, Torre Val de San Pedro, Molino La Villa, Pontón Alto y Aguisejo.
Aunque la pesca de la trucha es lo más habitual en la provincia, también hay otros aficionados que se decantan por la carpa, el lucio o el black bass. José Luis Serrano, de la asociación Segobass, comenta que los pescadores de esta especie suelen ir a otras comunidades, aunque cuando se quedan en el entorno lo hacen en el embalse de las Vencías. Advierte de que el deterioro de los ríos que discurren por la provincia es muy acusado, motivo por el que deduce que los clubes de pesca han ido desapareciendo. El suyo es uno de los pocos que subsiste. Además, goza de buena salud, ya que varios de sus miembros son campeones en competiciones nacionales.
En su opinión, la administración debería de implantar medidas que facilitaran la conservación de especies y la práctica de este deporte porque «cada vez hay más trabas y no son conscientes de que practicando la captura sin muerte somos los que más protegemos a las especies y el entorno». «No hacemos ningún daño y dejamos limpio el campo porque nos gusta la naturaleza y la protegemos», concluye José Luis Serrano.
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