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Moraleja de Cuéllar recuperó este domingo 'La vida de nuestros abuelos', nombre que se ha dado al libro póstumo de Dámaso Bayón, artesano, dulzainero y maestro en percusión natural de la localidad. La presentación tuvo lugar tres años después de su fallecimiento y ... corrió a cargo de su hijo Jorge Bayón, gracias al impulso de la asociación cultural de la localidad
Fue en sus últimos años de vida cuando Dámaso Bayón comenzó a escribir unas memorias muy especiales, por sugerencia de uno de sus hijos. En ellas recogió recuerdos y anécdotas de su niñez y su vida, pero también de los trabajos tradicionales del campo que conocía de primera mano de sus años como agricultor. De hecho, estas labores ya las había reflejado en maquetas con las que elaboró una gran colección.
El autor dedicó buena parte de su vida tras la jubilación a la realización de distintas maquetas. Comenzó con un carro de varas a escala, «muy bien hecho, a la perfección», apunta su hijo Jorge, detallando que no solo era el carro, sino también todos los detalles, como los arreos de los machos, que es quizá la parte más costosa y lo más trabajado. A partir de ahí continuó realizando maquetas de carros y con el tiempo añadió escenas tradicionales, de la labranza y «de todo lo que podía ser la vida de nuestros abuelos en aquellos tiempos, todo en maquetas a escala».
Dámaso Bayón, en su juventud, se dedicó a la agricultura, tal y como explica en el libro. Por entonces muchas familias de agricultores, como la suya, aprovechaban el invierno para vender por los pueblos. Los conocidos como cacharreros se dedicaban a la venta ambulante, utilizando como vehículo el carro tirado por machos. De ahí que el autor conociera muy bien cómo era la estructura de estos carruajes y todos sus detalles. Tras realizar varios carros, poco a poco fue añadiendo escenas, creando algunas sobre cómo se hilaba el cáñamo o la lana, cómo era una cocina, sobre la siega, el acarreo o el sembrado entre otras. Cuando la colección fue creciendo aprovechó una casa almacén en Moraleja de Cuéllar donde montó en 2008 una exposición permanente que llegó a acoger incluso a excursiones de personas interesadas en su trabajo.
En sus últimos años, Dámaso Bayón se animó a escribir sobre su vida y su infancia, pero también aprovechó todo el trabajo de maquetas y diaporamas que había realizado para describir y explicar cada una de ellas. Así, en el libro se recogen todas las escenas, su significado, cómo se realizaban, e incluso detallaba cómo era el carro utilizado para cada una de ellas. En estas memorias no faltan curiosidades y anécdotas de su infancia.
El autor realiza así un repaso por su vida, similar a la de muchas personas que vivieron hace décadas en los pueblos de la comarca. «Porque él lo sitúa en Moraleja, pero podía ser en cualquier otro pueblo, Cantalejo, Olombrada… porque la vida que le tocó vivir es la misma que han vivido muchos, comenzar en el campo y tener que ir cambiando», detalla Jorge Bayón. El hijo del autor destaca cómo en el libro también se explica un proceso muy interesante, que es el paso, en apenas unas décadas, de utilizar el arado romano, la siega a mano y la trilla, a las cosechadoras y la mecanización del campo. «Han sido unos cambios tan bruscos que se nos han pasado, no nos hemos dado cuenta, y eso en el libro lo refleja muy bien».
La publicación también habla de la matanza o las celebraciones como las bodas, actos importantes que también han contado con multitud de cambios en unos años. Para Jorge Bayón «este libro sirve para ver de dónde venimos y cómo eran las costumbres no tan lejanas de nuestros padres y abuelos, cómo era la vida entonces, para saber hacia dónde vamos».
Todas estas notas Dámaso las iba escribiendo en un cuaderno. Al fallecer, sus hijos lo ordenaron, depuraron y lo convirtieron en un libro que son unas memorias de una época, pero también de un hombre, con anécdotas de su vida, de su paso por la mili, y todo ello «con un lenguaje sencillo, simple, como un abuelo contaría a su nieto sus hazañas y cómo era su vida».
Jorge Bayón también detalla que se trata de un libro ameno y no muy extenso. A lo largo de sus 80 páginas, la historia que se cuenta también se ilustra con fotografías, de la infancia y juventud de Dámaso, de sus familiares y de todas las maquetas que va explicando, lo que aumenta su interés. Se trata de una edición «muy de persona a persona», que en principio únicamente se iba a realizar para la familia.
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