Segovia

El recinto amurallado pide la declaración de zona acústicamente saturada

Esta petición se envió al Consistorio poco antes del verano y su aprobación conllevaría la implementación de medidas dirigidas a la progresiva reducción de los niveles sonoros, como es el establecimiento de horarios restringidos para ciertas actividades o la prohibición de circulación de vehículos. En la actualidad, el ruido tiene su epicentro en la zona de la Plaza Mayor y aledaños, detalla Oria. En concreto, se refiere a la confluencia con la Calle Real, la calle Infanta Isabel, conocida como calle de los bares; o la calle Escuderos.

Estos mismos espacios se corresponden con los escenarios en los que esta semana han tenido lugar conflictos por el exceso de ruido a raíz de la llegada de estudiantes de IE University. Las citadas ubicaciones albergan «muchísimos pisos alquilados a universitarios» de este centro educativo, sostiene una de las portavoces de la plataforma de afectados, María Rozas. «Tienen las puertas abiertas para todo aquel que quiera apuntarse a la fiesta, es un desbarajuste», critica Oria.

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Los vecinos que tienen sus viviendas próximas al inicio de la calle Cronista Lecea tuvieron que lidiar hace tan solo unos días con una multitudinaria fiesta en un edificio en el que la mayoría de los huéspedes son alumnos de IE University. El evento congregó a decenas de jóvenes, por lo que se requirió la intervención de la Policía Local. «Tenían los balcones abiertos de par en par, había gente dentro y otra multitud en la calle esperando a entrar; la música estaba a tope y había luces, parecía una discoteca», relata Rozas.

Todo ello cuando la semana no había empezado de mejor forma, ya que el lunes los residentes cercanos al portal número 7 de la calle Escuderos, un inmueble recientemente reformado y destinado al alojamiento de universitarios internacionales, se vieron obligados a actuar en plena madrugada por otra fiesta. Los afectados -entre los que se incluyen otros alumnos de IE University- no dudaron en reunirse en la calle para solicitar a los infractores que cumplieran la normativa. «Les dijeron que no iban a ir a la policía, sino directamente al rector de la universidad», cuenta Rozas. Un mensaje que caló entre los jóvenes, pues las molestias cesaron en gran medida unos minutos más tarde.