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Noemí Otero (Cs) y José Mazarías (PP), durante la toma de posesión de la nueva corporación. Antonio Tanarro

Segovia

El rechazo de Ciudadanos a los presupuestos deja tocado al gobierno municipal

José Mazarías afrontará su segundo año en el Ayuntamiento sin apoyos y con un horizonte inestable para la segunda parte de su mandato

Quique Yuste

Segovia

Sábado, 21 de diciembre 2024, 08:40

Salvo sorpresa durante los próximos días o meses, José Mazarías entrará en la segunda parte de su mandato al frente del Ayuntamiento de Segovia en una posición delicada. Con doce de los veinticinco concejales que forman parte de la corporación, el grupo municipal popular que ... dirige evidenciará su minoría el próximo viernes con una derrota en el pleno que tumbará su proyecto de presupuestos para 2025. El resto de la oposición coincidirá en rechazar sus segundas cuentas municipales. Tras llegar a un acuerdo de presupuestos con Vox en 2024, este año no ha sido capaz de lograr la necesaria abstención de uno de los trece concejales de la oposición para salvar sus presupuestos. Ciudadanos ha sido el último partido en comunicar su 'no', que se une al ya anunciado por PSOE, Vox, Izquierda Unida y Segovia en Marcha.

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El regidor inició su mandato al frente del Ayuntamiento de Segovia sin mayoría absoluta. No obstante, la ventaja de cinco concejales del PP sobre el PSOE -principal grupo de la oposición- invitaron a Mazarías en confiar en una gestión administrativa posible gracias a acuerdos políticos puntuales con las distintas formaciones. Una estrategia que ha sido posible, con varios contratiempos, durante un año y medio, pero que para lo que resta de mandato se antoja complicada de llevar a cabo. Con PSOE, Izquierda Unida y Segovia en Marcha lejos de posibles acuerdos por cuestiones ideológicas, con Vox las relaciones se rompieron tras un acuerdo de gobierno que no llegó a entrar nunca en vigor. Ciudadanos, la alternativa que le quedaba al Partido Popular, insiste en que al equipo de gobierno le falta diálogo y capacidad de negociación.

Con este escenario Mazarías sufrirá este viernes su mayor derrota desde que es alcalde de la ciudad de Segovia, convirtiéndose en el primer regidor que ve tumbados sus presupuestos por el pleno en décadas. Pero tener minoría no solo supone un efecto simbólico. También adelanta una segunda parte del mandato que no será fácil para el alcalde segoviano.

Para empezar, porque tendrá que afrontar 2025 con los presupuestos de 2024 prorrogados. Una circunstancia que no impide la gobernabilidad ni la puesta en marcha de nuevos proyectos pero que sí llena de obstáculos su camino para llevar a cabo las actuaciones que figuran en su agenda de gobierno. El alcalde ya ha deslizado su estrategia de responsabilizar a la oposición de la ralentización de Segovia por no apoyar sus presupuestos, una fórmula cuyos resultados en la sociedad segoviana no se podrán comprobar hasta mayo de 2027.

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Pero hasta entonces aún quedan más de dos años y medio que Mazarías y el PP tendrán que afrontar en solitario salvo que sean capaces de tender puentes con alguna otra formación municipal. Porque en doce meses tendrán que volver a negociar los presupuestos de 2026 para afrontar el tercer año de su mandato, decisivo para cumplir con los compromisos adquiridos en su programa electoral.

Acercarse de nuevo a Vox y recuperar la sintonía mostrada durante el primer año de mandato -cuando las formaciones a nivel nacional cada vez están más distantes- o conseguir llegar a acuerdos estables con Noemí Otero (Cs) -con quien han intentado sacar adelante los presupuestos de 2025- son las alternativas que maneja Mazarías para no tener que cumplir el resto del mandato en minoría en el Ayuntamiento de Segovia.

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«Imposiciones»

La minoría del PP en el Ayuntamiento de Segovia ha quedado puesta de manifiesto definitivamente con el rechazo de Ciudadanos a su propuesta de presupuestos. Todo estaba pendiente de la decisión de Noemí Otero, quien se había mostrado durante las últimas semanas muy crítica con las formas del Partido Popular. Había aplazado la decisión sobre su voto a la comisión de Hacienda celebrada este jueves. Tras ella, la concejala ha decidido que no prestará su apoyo al gobierno de Mazarías, ni siquiera con una abstención. «Voy a votar en contra», asegura en declaraciones a El Norte.

La edil de la formación naranja insiste en las formas del gobierno municipal como el principal argumento para justificar su rechazo a las cuentas. «Presentar un dictamen cerrado a la comisión ya dice mucho. Lo presentan sin tener ningún atisbo de acuerdo o planteamiento con ningún partido. Y trece concejales representamos a la mayoría de los ciudadanos», asegura Otero, que recuerda la declaración de intenciones de Mazarías al inicio del mandato de ser el alcalde del diálogo. «Las palabras se tienen que convertir en hechos y no se está dando», comenta.

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Para la concejala la decisión es firme. «Es tan importante el fondo de los presupuestos como las formas. No se puede presentar un dictamen cerrado a la comisión. Es la antÍtesis de la negociación», expone. Por ello, defiende que su voto en contra es fruto de «la coherencia y la sensatez, sobre todo viendo cómo se ha gestionado este asunto durante estas semanas», asevera. «Se trata de imponer todo y es algo que me parece muy insensato y poco coherente al no tener mayoría absoluta», añade.

Durante este tiempo reconoce que ha mantenido conversaciones «informales» con el equipo de gobierno, aunque la negociación, añade, no se ha trasladado a la comisión para elaborar de manera conjunta un documento. Sobre el fondo del borrador presentado por el equipo de gobierno, reconoce que «no es un presupuesto donde haya mucho margen de actuación». Y sobre las propuestas de Ciudadanos, afirma que no han sido tenidas en cuenta.

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Presiones

Noemí Otero descarta que de aquí al viernes pueda cambiar el sentido de su voto y reconoce que durante las últimas semanas «sí que he notado presión por parte de algunas personas». «Están nerviosos y quieren sacar adelante los presupuestos», afirma.

Por último, cree que el alcalde no se someterá a una cuestión de confianza si finalmente se confirma que no tiene el apoyo necesario para aprobar los presupuestos. «Presentar una cuestión de confianza implica tener valentía y una conciencia clara de que se han hecho bien las cosas. Sería un ejercicio de gran valentía», concluye.

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