Rapariegos: El pueblo de las tres joyas singulares

Presumen en Rapariegos de su equidistancia; y que esto les favorece. Ubicados como están a prácticamente la misma distancia de Segovia, Ávila y Valladolid –un poco más de medio centenar de kilómetros– su situación geográfica es una ventaja. Con ser así, aún es más una situación a favor la proximidad de Arévalo, en la vecina provincia de Ávila, tan solo a siete kilómetros, y que es su centro de referencia. Así, Rapariegos nada entre tres provincias, lo que no es inconveniente alguno para aprovechar esa corriente.

Pero los reyes provinciales de la equidistancia geográfica poseen más ventajas. Una y enorme es su patrimonio con tres joyas: el Real Convento de Santa Clara, la ermita del Santo Cristo de la Moralejilla y la iglesia de San Pedro. Una trilogía enorme que hace el municipio rico en patrimonio.

La primera de las joyas es el convento. Fundado en el siglo XIII (entre 1240 y 1280), dicen que por dos compañeras de Santa Clara de Asís, enviadas por San Francisco, tantos siglos después continúa ocupado por la misma comunidad religiosa, las Clarisas. Una marca de longevidad con la que no se debe guardar equidistancia con su valor, porque en ese tiempo ha sufrido numerosos avatares.

En esos ocho siglos, el Real Convento de Santa Clara sufrió un incendio en 1750 que solo dejó en pie la iglesia; y saqueos a principios del XIX en la Guerra de la Independencia, con el robo de sus obras de arte. Unos años después, la Desamortización de Mendizábal terminó de llevar la miseria al convento. Pero sus religiosas, ya en el siglo XXI, ahí están para rezar y hacer repostería, con sus ricas hojuelas.

La segunda de las joyas, también singular, es la ermita del Santo Cristo de la Moralejilla. Declarada Monumento Histórico Artístico, fue la iglesia de una desaparecida aldea llamada Moraleja de Santa Cruz y se cree que de origen visigodo. La edificación del XVII-XVIII es peculiar, con tres naves y una planta casi cuadrada. Su extraña figura basilical y en cruz latina emerge en medio de la llanura como si vigilara esa equidistancia a las capitales de provincia y a la cercana villa de Arévalo.

La tercera joya del patrimonio histórico y artístico de Rapariegos es la iglesia parroquial de San Pedro. Primero románico y luego, barroco, el templo se edificó en el siglo XVII. En su interior, un descomunal retablo mayor, en cuyas hornacinas se entronizan a los santos Pedro, Pablo e Isidro, con unas imágenes esculpidas en el mismo siglo, y otros dos retablos más;de esa época también es una extraordinaria pila bautismal.

El trío de joyas en forma de edificios religiosos se guardan con mimo en Rapariegos, donde nadie es capaz de mantenerse equidistante ante su belleza. Solo la despoblación, que ha castigado el municipio desde la década de los 60, acucia a unas gentes que presumen de vivir rodeados de riqueza patrimonial y de estar a una distancia ideal de tres ciudades.

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