Los quintos vuelven a chiscar la tralla como anuncio de días especiales

Entre toros, música y muchas actividades para todos los públicos, en las fiestas de Cantalejo existen unos claros protagonistas, los quintos, entre los que cada año se elige a la reina, cargo que este año recae en Nerea Muñoz Sanz; sus damas, Esther de Diego; al presidente, que este 2023 es Jorge San Cristóbal, y los acompañantes, Pelayo Tovar. Junto con las peñas y los vecinos, los quintos llenan de alegría unas fiestas que para ellos serán muy especiales, ya que es un momento único en la vida de los cantalejanos. Son la figura más representativa de la fiesta y están presentes en todas las actividades que se organizan a lo largo de estos días marcados por la diversión.

Para ellos serán días muy especiales, tal y como asegura Nerea Muñoz, reina de las fiestas, que afirma que «es un año que se espera siempre», ya que además de llegar la mayoría de edad, llegan unos días muy significativos, de los que espera exprimir cada instante «rodeada de mis familiares, mis amigos y disfrutarlos». Para Jorge San Cristóbal, presidente, «es un honor haber sido elegido por los quintos para representarles» y espera que estas fiestas «sean las mejores de todos los años», disfrutando desde el desfile de peñas, que verán desde el balcón del Ayuntamiento, hasta el resto de las actividades religiosas, taurinas, musicales o de ocio, en las que participan y colaboran.

A los quintos en Cantalejo se les ve y se les escucha, pues junto con su tradicional atuendo, formado por traje blanco y fajín y pañuelo rojo, a los que en ocasiones se une una boina también del mismo color, también portan una tralla, un látigo que suelen 'chiscar' contra el suelo, haciéndola sonar.

Se trata de una evolución de una tradición que se trata de no perder. Los trilleros cantalejanos que habían abandonado sus hogares durante meses para vender sus trillos por distintos puntos del país, anunciaban su regreso y su llegada para las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque 'chiscando la tralla'. Se hacían oír en el pueblo desde lejos, acercándose cada vez más, con el sonido de la tralla, y eran recibidos con alegría, tal y como ahora lo son los quintos y el sonido de sus látigos contra el suelo.

Así, el chiscar la tralla, en la actualidad es una tradición que se mantiene prácticamente íntegra, en la que los quintos, los jóvenes que cumplen 18 años, lo hacen durante las noches del mes de agosto recorriendo diversas calles de la localidad. Tal y como manda la tradición, desde el pasado 1 de agosto, los quintos salen a las calles, durante la noche, para recordar a los vecinos que se acercan sus días más especiales, los de las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque.

Estos quince días previos al inicio de las fiestas (la quincena), para ellos son muy especiales, pues además de mantener la tradición, se divierten. Quedan en la peña y desde allí todos juntos, disfrazados de un tema (futbolistas, socorristas, animales), hacen una ruta por calles y bares para «que la gente se entere de que vienen las fiestas», explica la reina. «Es muy divertido» asegura el presidente.

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