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mónica rico
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Miércoles, 14 de agosto 2019, 13:14
Unos de los símbolos de las fiestas de Cantalejo son las trallas, unos látigos de cuero que forman parte de la tradición del municipio y que se hace sonar contra el suelo, en lo que se llama 'chiscar'. Desde el pasado 1 de agosto, los ... quintos hacen chiscar contra el suelo sus trallas, anunciando así la proximidad de las fiestas del municipio, unas fechas señaladas en rojo en el calendario de todos los hijos del pueblo, que regresan durante estas jornadas del mes de agosto, donde disfrutarán con la familia y amigos del multitud de actividades.
Las trallas son uno de los primeros regalos que un padre hace a sus hijos en Cantalejo. Y cuando son quintos, su uso es obligado. Desde los primeros días de agosto, con sus sonidos, anuncian la llegada de las fiestas, un cometido similar al que tuvieron estos artilugios durante buena parte del siglo XX: anunciar la llegada de los trilleros que habían pasado ya la primavera y parte del verano fuera de Cantalejo.
Por entonces la localidad era hogar de numerosas familias que, durante el otoño y el invierno, construían trillos, y con la llegada del buen tiempo partían a recorrer España vendiendo los realizados o arreglando los viejos. Eran familias enteras las que partían hacia otras regiones y siempre regresaban durante los primeros días de agosto. Desde Cantalejo, los más jóvenes corrían a su encuentro, anunciado únicamente con el chiscar de la tralla, elemento que servía para 'arrear' el ganado, pero que en esos momentos se lanzaba fuertemente contra el suelo, con el fin de hacerse oír desde varios kilómetros.
Hoy los quintos chiscan la tralla desde el día 1 de agosto y su sonido es la banda sonora de las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, que se abrirán esta noche y en la que los jóvenes serán protagonistas en muchos otros actos. Aunque en su origen, los quintos que se encargaban de la celebración eran únicamente los mozos, con el tiempo se unieron también las quintas.
Forman un espectáculo único, de colorido y sonido, en el que se envuelven la diversión, la cultura y la tradición de Cantalejo, no sólo con el chiscar de las trallas, sino también con su acompañamiento a los actos oficiales. Los quintos son los encargados de elegir, entre sus propias quintas, a aquellas jóvenes que ocuparán los puestos de reina y damas. Y todos ellos tendrán un papel destacado esta noche durante la apertura oficial de las fiestas.
«Todos queremos ser quintos», asegura el alcalde, Javier de Lucas, que destaca su participación como responsables de mantener el orden entre los jóvenes, de acompañar a la Corporación y su ayuda en los festejos taurinos. Los briqueros esperan durante 17 años para ser quintos, pero también de otras citas a lo largo del año. En la romería de la Virgen del Pinar, que se celebra 50 días después de Pascua, son quintas y quintos los encargados de portar las andas durante la procesión, ataviados con los trajes típicos regionales.
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