Tras un mes de conflicto, el grueso de las jugadoras del Quintanar que se plantaron tras la destitución de su cuerpo técnico han vuelto a los entrenamientos y jugarán el domingo su encuentro de la liga Doble G ante el San José B. Tras una ... reunión bronca entre las jugadoras y la directiva en la tarde del martes, en torno a una decena siguió con los entrenamientos. A la espera de una solución duradera, el club vive estos días una paz precaria.
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Todo parte del proyecto de José Pedro Martín, un empresario de La Granja que tiene a una hija en el vestuario y a quien el club no dio ningún cargo aunque asumía funciones como trasladar a jugadoras y entrenadoras a la estación de AVE hasta pagar primas; por ejemplo, 30 euros por partido completo. Este empresario, que rechazó hacer declaraciones a El Norte, planteó en verano una idea a tres años con la aspiración de ascender a categoría nacional. Con sus ingredientes: patrocinadores, fichajes con experiencia –buscó jugadoras de Huelva, Cuéllar, Madrid o Cantalejo, atraídas por la ambición de jugar en categorías superiores– y cuerpo técnico, con el palentino Iván Benavides al frente.
El club tuvo reticencias porque abogaba por un entrenador de su confianza, pero aceptó. Las familias daban valor a que la segunda entrenadora fuera mujer, una baza para solventar cualquier emergencia. «Es un equipo femenino y es importante que alguien pueda entrar en el vestuario», subrayan las familias.
El club es segundo de la liga Doble G a cinco puntos de la Gimnástica Segoviana, líder. El argumento del presidente, Alberto Barrero, para explicar la destitución del cuerpo técnico en una entrevista en Radio Segovia fue la mala praxis, citando a jugadoras convocadas que no jugaban o falta de rigor en las alineaciones. El grueso del vestuario entiende que el hecho de que dos jugadoras participaran en las primeras jornadas y no volvieran a hacerlo después es parte de la dinámica de un equipo. Y exigió al mandatario una disculpa por decir ante los micrófonos que los entrenadores «humillaron» a las jugadoras, un compromiso que exigía el mismo formato –radio– y que dieron por cumplido a regañadientes con su intervención el lunes en Vive Radio.
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Todo acabó en caos en la semana del puente de diciembre de cara al partido que jugaron el día 10 en Burgos. Entonces ya era un secreto a voces que los entrenadores serían cesados, aunque la comunicación no llegó hasta después del partido. Barrero criticó que la alineación era algo así como: quien quiera jugar, que se apunte. El vestuario replica que había una lista por la disponibilidad de las jugadoras en periodo de exámenes. Se juntaron otros factores –un accidente de la entrenadora y una visita a urgencias de Benavides–, no hubo alineación y las chicas foráneas, informadas del inminente cese, no viajaron. El club evitó la incomparecencia con dos jugadoras del filial, pero perdió 3-1.
Desde el lunes siguiente, 14 jugadoras de las 20 con las que cuenta la plantilla en dinámica –hay tres del filial– se plantaron en una carta firmada: no volverían a entrenar hasta que no reinstaurasen al cuerpo técnico. El resto, acudió. La respuesta del club, que contrató a un nuevo entrenador en el parón navideño, es que no hay marcha atrás. Ambas partes han acercado posturas gracias a padres que han hecho de mediadores. Pero el calendario aprieta. Tras el parón, la liga vuelve el domingo. No comparecer en dos jornadas supone la expulsión de la competición y una sanción de dos años que también afectaría al filial, así que todos tenían mucho que perder.
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Más de la mitad del grupo ha vuelto a entrenar, pero la herida sigue abierta porque la ruptura entre el empresario y el presidente es definitiva. La consecuencia es que las jugadoras que fichó se marcharán con él, aunque hay esperanzas de que alguna de esas cinco pueda mantenerse. Otras ya están a la espera de entrenar con otros clubes. Una de las claves de las negociaciones era que ambas partes estuvieran representadas, pero la marcha del empresario simplifica la organización. El proyecto de subir a la Liga Gonalpi queda tocado, no solo en el largo plazo, sino en el corto, pues las dudas llegan a la misma convocatoria del domingo. ¿Quién irá?
Por el medio quedan muchos puntos por tratar, como el bar que abrió recientemente el club como parte de su estrategia para captar fondos y financiar el proyecto del equipo femenino. O el papel del empresario: hasta qué punto puede acreditar que ha depositado dinero en nombre del club sin tener un cargo en la entidad. O la credibilidad de los entrenadores en unas categorías muy sensibles porque tienen menores a su cargo. Barrero rechazó hacer declaraciones tras la dura confrontación del martes con sus jugadoras y confía en que la competición calme las aguas. Pero el Quintanar es un campo minado.
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