Luis Zahera presenta el espectáculo 'Chungo'. El Norte
Luis Zahera | Actor

«Quiero aprovechar este momento, pero yo este ritmo no podré aguantarlo»

El actor y cómico presenta hoy en las Noches Mágicas de La Granja su espectáculo 'Chungo'

Jueves, 8 de agosto 2024, 10:46

Hay películas en las que unos minutos de Luis Zahera (23 de mayo de 1966) perduran más en la memoria del espectador que todo el metraje de un protagonista. Pocos actores del cine español han pulido tanto la maldad como este gallego curtido en 'Sin ... tetas no hay paraíso' o 'Celda 211' como plataforma para una dilatada carrera con dos Goya como mejor actor de reparto por 'El Reino' (2018) y 'As Bestas' (2023). Un juego que, subraya aliviado, empieza y acaba con las cámaras. «Si no supiera separarlo de la vida real, estaría preso. No estaríamos teniendo esta conversación». Porque el malo de los malos también es cómico y presenta esta noche en las Noches Mágicas de La Granja su show 'Chungo', su traje natural.

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-El humor o la interpretación. ¿Qué llegó antes?

-El humor: la felicidad es la infancia y yo me reí mucho joven. Tengo el recuerdo de los Boys Scouts de Santiago de Compostela, ibas al monte de acampada, era otra vida, no había móviles. La interpretación también es muy divertida, lo que hacemos los actores es jugar, volver a recuperar al niño que eres. Es el divertimento todo el tiempo, aunque hagas de terrible. Aunque ahora ya me empiezan a dar papeles más de buena persona.

-¿Cómo se convierte en alguien de miedo?

-Volveríamos al niño. Tú tienes que imaginarte la maldad y todos tenemos referentes terribles. En el colegio pasaba mucho miedo, era una educación horrible. Tiras de referentes de películas. Todos cuando jugamos intentamos hacerlo bien y en este caso significa dar mucho miedo. También puedes jugar a enamorarte.

-¿Quién vio en usted un 'chungo' tan eficaz?

-En este trabajo tienes que tener la suerte de que el público te quiera. Parece una obviedad, pero la interpretación le sale bien al 5% de los varones y al 2% de las mujeres. Ese algo que no se sabe bien lo que es, el duende, todas esas frases rimbombantes que hay, como esos futbolistas que tienen buen toque y todo el mundo los quiere. Te escogen, no se sabe por qué, y te colocan ahí. ¿Por qué un pintor vende y otro jamás? Es extraño este oficio.

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-Con el tiempo ha cultivado ese rol.

-Más que cultivar, España es un país que encasilla mucho a los actores. En Francia, Inglaterra o EE UU haces de bueno, de malo, comedia, terror. También te digo que lo malo sería no trabajar, bienvenido sea el encasillamiento. Todos los que hacemos de malos queremos hacer de bueno y al revés. Y somos todos iguales.

-¿Cómo adquiere un secundario la relevancia de un protagonista?

-Agradezco el comentario, pero yo me considero un secundario. Estamos ahí para arropar al protagonista, para que brille. Gente como José Coronado, que es gloria bendita. Uno tiene que saber dónde está. Ahora me empiezan a dar ya algunos protagonistas, algunas cosillas, pero soy feliz.

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-¿Le gusta el rol de protagonista?

-Me gusta el trabajo de secundario, los papeles de dos días de rodaje. Me conformo, me va bien, vivo muy cómodamente, me traen, me llevan. Siempre estuve en el momento adecuado y no me puedo quejar. Si me quejo es que soy un imbécil, un prepotente, una mala persona.

-¿Hay ámbitos en los que es un oso amoroso?

-Sí hombre, yo me considero una buena persona. Esto es un trabajo como otro cualquiera, solo que te hacen entrevistas, sales en las fotos y hay mucho glamour y mucha tontería.

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-Define su espectáculo 'Chungo' como humor blanco.

-Es Luis Zahera poniendo en ridículo a Luis Zahera, un espectáculo muy para gente de mi edad. Hablo de mi papá, de mi mamá, de mis hermanos, del colegio. Una cosa muy familiar en la que todos nos identificamos. Lo definiría como algo agradable. Osea, humor blanco: que no tiene que ver con la cocaína.

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-¿Lo gallego tiene marca de humor?

-El humor gallego es bastante surrealista, esa retranca de la que todo el mundo habla. Desde el punto de vista de un actor, todos los humores me parecen muy inteligentes.

-¿Qué papel tiene la cultura en pueblos como La Granja?

-La cultura es necesaria porque puede forjar una personalidad. Te cultiva, te contrasta, está en la naturaleza. Yo vivo en la isla de Arosa, en un pueblo de 4.000 habitantes, y tiene su cultura, su personalidad. Esa forma que tienen de hablar del mar que solo la encuentras en sitios así. Allí será otra, yo llegaré con la mía y todo sumará.

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-¿Hay que cuidar estos pueblos para que sigan existiendo?

-Claro, Dios mío. Yo pienso en cuando había dos sistemas en el mundo, el bloque comunista y el capitalista, las cosas se compensaban. Pero el muro de Berlín cayó en el año 89 y solo quedó el capitalismo. Y este sistema es bastante, hostia, omnívoro, lo devora todo, va rapidísimo. Los problemas que está teniendo ahora el mar, la ría en la que vivo, con 200.000 empresas. Son tiempos complicados, la globalización, la gente solo mira para los móviles. Yo ya soy un viejo, voy para 60 años, ya no entiendo nada. Habría que preservar estos sitios, pero la rueda del tiempo gira. Ahora estamos mejor que nunca, si retrocedes en la historia siempre verás cosas más terribles, pero a veces me asusta el ritmo que llevamos. El calentamiento global, el auge de la extrema derecha, yo que nací con Franco. Y vuelve eso: Dios, patria y familia. No puedes decidir la vida, somos meros observadores.

-¿Un actor se retira o le retiran?

-Tengo cuatro hermanos mayores que yo me que dicen: «Tú vas a morir en el escenario». Sinceramente, pienso en la jubilación, en parar, en tener tiempo, pero cada vez que lo digo la gente se ríe de mí. Ahora estoy de moda, luego vendrá otro y tendré más tiempo para descansar. Porque ahora reconozco que estoy en un momento con mucho trabajo y quiero aprovechar, pero yo este ritmo no podré aguantarlo.

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-¿Ha hecho ya su papel más chungo?

-Sí [piensa]. Bueno, no lo sé, a lo mejor el papel más chungo está por venir, ojalá. Si viene, que venga.

-¿Con qué papel se queda?

-Con el siguiente, no soy nada fetichista. Los que están hechos, están hechos, que los recuerde el público.

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