Los pueblos de Segovia triplican su población con la llegada de veraneantes en julio y agosto

El Espinar es la excepción que confirma la regla. El teletrabajo ha hecho fortuna y son muchas las familias que han decidido pasar el verano entero a la sombra del Guadarrama, alejadas del bullicio y el calor de Madrid. «La gente que tiene aquí segunda residencia se ha venido en cuanto ha podido. El teletrabajo ha ayudado mucho. Si antes venían un mes, ahora se han quedado todo el verano», señala Javier Figueredo, alcalde de El Espinar, donde en estos momentos residen alrededor de 35.000 habitantes, cuando los empadronados apenas superan los 10.000. «Hay incluso más población que en un verano normal. Los números que arroja el consumo de agua y la actividad derivada de la recogida de basuras no engañan», apunta Figueredo, muy acostumbrado a convivir con esa población que todo los veranos obliga al Ayuntamiento a redoblar esfuerzos. «Este es un municipio en el que abunda la segunda residencia. Todos los fines de semana del año vienen vecinos, también en invierno, y estamos muy acostumbrados a hacer un esfuerzo en la prestación de los servicios. El Ayuntamiento tiene 140 empleados. Es verdad que la presión te desborda en días puntuales, pero generalmente estamos preparados para hacer ese esfuerzo», asegura el alcalde, todavía preocupado por la incidencia de la covid en el municipio, que en los últimos catorce días ha alcanzado los 640 casos por cada 100.000 habitantes: «Aunque hay vecinos confinados, no está ninguno ingresado, y eso nos tranquiliza. La incidencia llegó a ser de más de dos mil casos en plena tercera ola».

Aun así, la normalidad todavía no ha llegado. Para empezar, no habrá fiestas en ninguno de los núcleos de población espinariegos. La feria taurina de este fin de semana ha sido un éxito, igual que lo es la programación en el teatro-auditorio, con actuaciones en las que es fácil controlar los aforos. «No está siendo un verano normal. Este Ayuntamiento contrata cuarenta verbenas al cabo del año y esto es algo que ahora no podemos hacer. Ayer fue la fiesta de San Eutropio, y no hubo procesión. Tampoco saldrá este año el Cristo del Caloco. Es un verano atípico a todos los efectos, como lo fue el anterior. A los espinariegos nos faltan muchas cosas por recuperar», dice el regidor.

En el Real Sitio de San Ildefonso han recibido el mismo número de veraneantes que en años anteriores, aunque se nota que ha habido más viajes a la costa, en palabras del alcalde, Samuel Alonso. «Tenemos la misma población de segunda residencia que siempre. Ahora mismo rondaremos los 15.000 habitantes, el triple de lo normal. El consumo de agua es mucho mayor y la recogida de basuras también supone un esfuerzo para los trabajadores municipales... Sin embargo, da gusto ver las calles del pueblo llenas de gente, que además se está comportando muy bien, porque está siendo muy prudente», señala Alonso. Ni en La Granja ni en Valsaín habrá fiestas, aunque el día de San Luis correrán las fuentes y todas las noches hay actuaciones para todo tipo de públicos.

En Cantalejo han decidido celebrar las fiestas en un formato acomodado a la realidad pandémica. El sábado hubo verbena y se han organizado pequeños conciertos en la plaza de España, donde es fácil guardar el aforo. Los quintos han podido 'chiscar la tralla' e incluso se han programado cinco festejos taurinos, entre ellos una becerrada popular. Eso sí, no habrá encierros ni procesiones. Cantalejo alberga estos días una población superior a los 5.000 habitantes, cuando en el padrón apenas supera los 3.500. «Hay menos gente que el año pasado porque se han realizado más viajes a la playa», dice el alcalde, Javier de Lucas.

Ganar población, aunque sea solo en verano, está muy bien. Es el gran reto que tienen por delante los pueblos de la España vaciada, pero esa ganancia es más ficticia que real porque son pocos los veraneantes que acaban empadronándose. «Entiendo que no se empadronen porque en Madrid tiene su médico de familia, sus cosas. No obstante, a los pueblos nos vendría muy bien. Para nosotros sería importantísimo. Tendríamos más recursos y podríamos atender mejor a la población», reflexiona Juan Carlos Cabrejas, alcalde de Ortigosa del Monte, que este verano ha visto duplicada su población. Idéntica opinión tiene la regidora de Navafría, Jennifer Berzal: «La prestación de los servicios se articula en función de la población empadronada, así que cuando llegan estas fechas lo pasas mal. El aumento de población se nota mucho, sobre todo en la recogida de basuras». El alcalde de San Ildefonso cree que habría que buscar una fórmula para favorecer el empadronamiento: «Aunque estemos acostumbrados a recibir tanta población en verano, atenderla en condiciones supone un esfuerzo económico, de personal... Estaría bien, y sería un acicate para el mundo rural, que la gente pudiera empadronarse allí donde pasa gran parte del año. No debemos olvidar que los propietarios de segundas residencias también vienen en puentes, fines de semana..., aunque sea invierno. Al municipio le vendría fenomenal con vistas a contar con más recursos, tanto de la comunidad autónoma como del Gobierno central. Cuantas más personas figuren en tu padrón, más participación tendrás en los tributos del Estado. Sería muy positivo articular fórmulas, como el doble empadronamiento».

La vida, en verano, está en la provincia, que atiende como puede la demanda sobrevenida.