claudia carrascal
Segovia
Lunes, 30 de agosto 2021, 07:29
En España mueren cada año cerca de 30.000 personas por paradas cardiorrespiratorias, lo que equivale a una muerte súbita cada menos de 20 minutos, según los datos del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP). Cuando no hay una rápida intervención en estos casos el ... porcentaje de vidas salvadas es del 5%, sin embargo, con una desfibrilación precoz se podrían salvar de forma sencilla unas 3.000 vidas más al año.
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Con estos datos los especialistas comparten la opinión de que la rápida intervención es crucial cuando se produce una parada de este tipo. El presidente del Colegio de Médicos de Segovia, Graciliano Estrada, asegura que en estos casos «el tiempo es vida» y «cuanto menos tardemos en recuperar el pulso cardiaco del paciente menos secuelas tendrá y menos órganos vitales se verán afectados».
El cardiólogo del Hospital de Segovia David de las Heras especifica que si la reanimación se produce en el primer minuto la supervivencia es del 90%, sin embargo, pasados 6 minutos el pronóstico empeora de forma alarmante y a partir de los 10 minutos la supervivencia es bajísima y caso de que se produzca las secuelas son importantes.
En España la supervivencia global de las paradas cardiacas extrahospitalarias oscila entre el 5 y el 10% cuando en otros países como Estados Unidos llega al 50%. «Es una situación potencialmente reversible, pero para ello hacen falta personas más o menos entrenadas y desfibriladores cerca, además de asistencia sanitaria inmediata. En Estados Unidos tienen un sistema bien montado y la formación en Reanimación Cardiopulmonar (RCP) está más extendida. Además, cuentan con ambulancias sin personal médico, pero con desfibriladores».
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De hecho, asegura que si el jugador danés Christian Eriksen ha salido sin secuelas de la parada cardiorrespiratoria que sufrió en junio durante el partido de la Eurocopa ha sido por la premura en la atención y la disponibilidad de un equipo de reanimación. «Si le hubiera ocurrido en otro lugar que no hubiera estado tan preparado a pesar de tener 29 años hubiera muerto o se hubiera quedado encefalopático».
La encefalopatía anóxica es precisamente una de las secuelas más comunes y más graves de estas paradas cardiorrespiratorias, según el doctor De las Heras, quien explica que produce por la falta de oxígeno y nutrientes en el cerebro durante un determinado periodo de tiempo. Una de las principales complicaciones es que el paciente se queda en un estado vegetativo permanente conservando tan solo sus funciones vitales, aunque también se pueden producir úlceras, infecciones respiratorias, desnutrición e incluso movimientos como espasmos, y en algunos casos pueden aparecer crisis epilépticas.
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Graciliano Estrada advierte de que estas paradas cardiorrespiratorias llegan de forma inesperada. «En muchos casos el paciente desconoce la patología que tiene y en otras ocasiones sí que saben que su condición puede derivar en estas paradas, pero al producirse de forma repentina y sin síntomas previos no tienen tiempo de pedir ayuda o de reaccionar», expone.
Los pacientes más propensos son aquellos que tienen patologías cardiacas como una enfermedad coronaria con obstrucción de arterias. Las alteraciones de la válvula del corazón o antecedentes de enfermedades que favorezcan los trombos a nivel pulmonar o cerebral también son factores de riesgo. Por eso, Estrada incide en la importancia de tener un control de la tensión arterial y el colesterol.
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Por su parte, el cardiólogo David de las Heras comenta que las causas varían en función de los grupos de edad. En el caso de personas jóvenes esta condición suele tener un origen genético como en los casos de Eriksen o el futbolista sevillano Antonio Puerta, que falleció tras una parada de este tipo a causa de una displasia arritmogénica. Los avances en la medicina han permitido disminuir la probabilidad de sufrir estas arritmias en pacientes de riesgo a través de la instalación de desfibriladores internos. El encargado de poner estos aparatos a los pacientes segovianos es el doctor De las Heras, aunque es una intervención que realiza en el Hospital Río Hortega de Valladolid. Se pueden colocar en prevención primaria, es decir, cuando no se ha producido ningún episodio o cuando el paciente ya ha tenido una muerte súbita y puede volver a padecerla.
La posibilidad de salvar miles de vidas al año también ha incentivado la instalación de desfibriladores externos semiautomáticos (DESA) en edificios públicos, empresas, monumentos, asociaciones e incluso en centros educativos. En la provincia de Segovia hay un total de 127, de los cuales 42 están en la capital, según los datos de la Junta de Castilla y León. Eso sí, el jefe del Servicio Territorial de Sanidad, César Montarelo, apunta que en este recuento solo se tienen en cuentan los desfibriladores destinados al uso por parte de personal no sanitario porque «son muchos más si contabilizan los presentes en centros sanitarios, clínicas dentales o centros de vacunación».
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La ciudad deportiva de La Albuera, el pabellón Pedro Delgado, el Alcázar, el PCMASA 2, la estación de Alta Velocidad Segovia Guiomar, la de autobuses, la Federación Empresarial Segoviana (Fes) o el Centro Comercial Luz de Castilla cuentan con estos aparatos. Además de instituciones como la Delegación Territorial de la Junta, el Ayuntamiento o las dependencias de la Policía Local. También están presentes en un elevado número de centros educativos como el IES Ezequiel González, el colegio Claret, el centro Madres Concepcionistas, el colegio Villalpando o el IES María Moliner, que fue el primero de Segovia en contar con un DESA en el año 2016.
En la provincia el municipio con más desfibriladores es La Granja de San Ildefonso, ya que cuenta con 13 ubicados en el ayuntamiento, el cuartel de la Guardia Civil, el campo de fútbol, la empresa Verescence o las piscinas municipales. Le siguen con 8 desfibriladores Valsaín y El Espinar, en este último municipio se encuentran en espacios como la estación de autobuses, el Centro de Explotación San Rafael o el polideportivo. Del mismo modo, estos aparatos están disponibles en residencias de mayores, colegios, salones de usos múltiples, bares y empresas de localidades como Torrecaballeros, Valverde del Majano, Coca, Marugán, Cantalejo o Fuentepelayo.
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A pesar del aumento de desfibriladores, De las Heras considera que en Castilla y León hay mucho camino por recorrer y cree que una de las medidas más urgentes es la elaboración de una legislación específica sobre los DESA. Como ejemplo pone a Madrid donde sí que existe esta normativa que determina los espacios que deben contar de forma obligatoria con un desfibrilador. Entre ellos, menciona a los hoteles de más de 100 camas o a los centros deportivos con un aforo superior a las 500 personas.
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