Tres estudiantes usan sus teléfonos móviles durante el recreo a la puerta de un instituto de la capital segoviana. ANTONIO TANARRO

Los profesores declaran la guerra a los móviles en Segovia

Colegios e institutos prohíben el uso libre de los teléfonos entre los alumnos porque dificulta la concentración y entraña riesgos para la intimidad

claudia carrascal

Segovia

Domingo, 23 de enero 2022, 00:34

Ellos son nativos digitales, las habilidades tecnológicas son su fuerte porque antes de hablar o andar ya estaban en contacto con las pantallas de móviles, tablets y ordenadores. Esto puede ser una ventaja muy potente para niños y jóvenes, pero también un arma de doble, ... pues su abuso puede ser perjudicial para su rendimiento escolar o para la formación de su personalidad.

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Según un estudio de Qustodio, en colaboración con Ipsos los alumnos de Educación Secundaria pasan cerca de 3 horas al día contactos a Internet y la mayor parte es a través de sus teléfonos móviles. Esto supone 4 horas más al año del tiempo que dedican al estudio. Por eso, en comunidades autónomas como Castilla la Mancha, Galicia o Madrid están prohibidos en los centros educativos. En Castilla y León no existe esta restricción a nivel autonómico, sino que la normativa sobre el uso de los teléfonos móviles en las aulas depende de cada centro, e incluso, de cada profesor en función de Reglamento de Régimen Interior, señala el director provincial de Educación, Diego del Pozo. Por otra parte, matiza que el principal reto está en «incorporar móviles a las aulas como recurso educativo de un modo responsable». En este sentido, cree que la misión de los docentes es ayudar a los alumnos a adquirir competencias en materia digital porque «son básicas e imprescindibles para la vida adulta». La Consejería de Educación imparte formación relacionada con las TIC y, en concreto, en Segovia, el curso pasado, se desarrollaron más de 500 actividades en las que participaron 28.683 alumnos, unos 5.000 padres y más de 2.000 docentes.

En la mayoría de los centros educativos de la provincia no se permite a los alumnos el uso de móviles de forma libre, sino que solo los pueden emplear en actividades académicas concretas. Al respecto el director del IES Andrés Laguna, Juan Solózano, explica que «no se puede vivir de espaldas a la sociedad y somos conscientes de la utilidad de los móviles, por eso, los profesores pueden permitirlos con fines educativos». Una práctica que suele producirse sobre todo en 3º y 4º de la ESO «con autorización de las familias y bajo supervisión docente». El centro también pone a disposición de los alumnos ordenadores portátiles porque «ni siquiera con fines académicos se les puede obligar a traer el móvil y no queremos que exista ningún tipo de desigualdad», matiza. Respecto al incumplimiento de esta norma, admite que «no podemos ver lo que sucede en todo momento y los alumnos a veces lo utilizan sin autorización, aunque de momento no ha habido ningún problema grave». Además, la normativa del centro establece que el mal uso de estos dispositivos es una falta leve. A su juicio, la completa prohibición de los teléfonos móviles en las aulas «iría en contra de la propia educación», pero incide en la necesidad de regular su uso porque pueden generar conflictos, acoso o ciberbullying. «Por desgracia hemos vivido alguna situación de este tipo generada normalmente en los grupos de Whatsapp masivos, pero siempre ha sido fuera del horario lectivo», apunta. La excesiva dependencia está afectado a las relaciones sociales y creando una sociedad más individualista. «Es triste, pero cada vez es menos habitual ver a chavales de 14 o 16 años jugando», lamenta.

En el IES Giner de los Ríos también recomiendan a los alumnos no llevar el teléfono al centro y si «por razones personales lo hacen no lo pueden usar ni exhibir y deberá permanecer apagado y guardado en la mochila, separado del cuerpo, sin que sea evidente su tenencia», remarca el director, Daniel López. La aceptación de estas normas queda reflejada en un documento que firman tanto los alumnos como las familias. Solo pueden encenderlo con permiso expreso del docente y como herramienta didáctica. López asegura que en torno al 99% del alumnado lleva el teléfono al centro y que tan solo baja ese porcentaje en 1º de la ESO porque «hay alumnos que todavía no tienen móvil o las familias no les permiten llevarlo a clase». De hecho, en un estudio realizado por el equipo de convivencia para el proyecto ConviTIC del centro, concluyó que 24 de cada 25 alumnos de 1º y 2º ESO tienen cuenta Whatsapp y el 100% en el resto de niveles. En ese estudio detectaron hasta 45 grupos de Whatsapp diferentes relacionados con el instituto en una sola clase, según el director. Uno de los motivos de esta estricta normativa es que, a su juicio, «el teléfono móvil es el principal enemigo de la concentración. Sabemos que los alumnos pierden la noción del tiempo cuando están con el móvil, por lo que aconsejamos al alumnado y a las familias que regulen y limiten su uso durante el estudio». Por todo ello, defiende la necesidad de que los centros educativos sean «espacios libres de móviles salvo en momentos puntuales».

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Por su parte, en el colegio Cooperativa Alcázar tienen un plan de convivencia que prohíbe su uso en el recinto. El director de Primaria, Óscar Muñoz, afirma que «por norma general los niños en estas etapas no tienen móviles salvo casos muy puntuales por necesidad o porque los padres se lo consienten». No obstante, a los menores de 12 años les piden que al entrar en el centro dejen el dispositivo a los profesores o en dirección. «Aquí están protegidos y atendidos y si ocurre algo los padres pueden comunicarse con el centro, por lo que es mejor que no traigan el móvil». En Secundaria la situación es diferente. La directora, Nuria Martín, detalla que a partir de los 12 años el uso está muy generalizado y «lo traen al colegio más del 60% de los alumnos». Los que no lo llevan es por motivos de seguridad, ya que «son conscientes de que asumen un riesgo cuando tienen que dejarlo en el aula sin vigilancia». En todo caso, insiste en que «saben que durante todo el horario lectivo el móvil tiene que estar guardado y en silencio». El curso en el que más infracciones detectan con respecto al uso de estos terminales es 1º de la ESO porque «es el momento en el que se abre la veda y necesitan meter la pata para saber cuáles son las consecuencias. Muchos ni siquiera lo hacen con mala intención, sacan el móvil solo para mirar la hora, pero en cualquier caso el profesor podría requisárselo».

Según el estudio de Unicef 'El impacto de la tecnología en la adolescencia', en este centro educativo la edad media a la que los alumnos tienen móvil es de 10,75 años y un 29,4% hacen uso de Internet más de 5 horas al día entre semana. Aunque tan solo el 2% admite utilizarlo durante las clases para fines no docentes. Otro de los datos relevantes es que el 54,2% de los adolescentes están conectados a Internet y a las redes sociales para no sentirse solos.

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Por último, cabe destacar que el 10,5% ha recibido una proposición sexual a través de esta vía por parte de un adulto y el 60,8% ha contactado con desconocidos. Además, la tasa de victimización de acoso escolar se sitúa en el 40,1 y la de ciberacoso en el 31,6%. «Mi físico», «ser diferente», «porque me tienen manía» o porque «era una broma», son algunos de los motivos más frecuentes.

Vídeos

Uno de los principales miedos del equipo directivo de este centro es precisamente que con el uso de estos dispositivos infrinjan la ley de protección de datos e incurran en cualquier forma de acoso. «Hemos tenido conocimiento de algún vídeo de chavales que se han grabado haciendo el tonto en el baño, pero afortunadamente no ha habido problemas mayores».

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No obstante, el miedo está ahí porque podrían grabar a algún compañero o profesor y luego hacer un montaje para subirlo a las redes sociales humillándolo o ridiculizándolo, lo que se considera una falta grave que conlleva denuncia y responsabilidad penal, argumenta. Desde su punto de vista, estos casos son muy graves porque «constituyen un delito y afectan seriamente a la dignidad y la autoestima de las víctimas». El mal uso de los móviles también puede acarrear la disminución del rendimiento académico y no solo en centro sino también en casa. «Saben que cuando acaban los deberes pueden usar el móvil así que los hacen rápido y mal porque quieren acabar cuanto antes», subraya.

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