Miguel de Santos | Vecino afectado
«Hay un problema de ruidos y empezamos a tenerlo de inseguridad»Miguel de Santos | Vecino afectado
«Hay un problema de ruidos y empezamos a tenerlo de inseguridad»Miguel de Santos, miembro de la Plataforma contra el Ruido en Segovia, es el vecino de la calle de Santa Ana que el pasado jueves dio aviso a la Policía Local para que, de alguna manera, abortara el escándalo que los estudiantes estaban montando ... en el piso alquilado del número 8.
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«Era impresionante el ruido que salía de la casa, y seguían llegando y llegando jóvenes, todos vestidos de blanco», dice. A la una de la mañana, decidió llamar a la Policía: «Me dijeron que estaban liados con las fiestas de Nueva Segovia y que no vendrían inmediatamente. Como aquello iba subiendo de tono, a la media hora volví a llamar y en diez minutos llegaron. Eran las dos menos veinte. Por lo que pude oír desde casa, los jóvenes del IE, porque son del IE, hablaban en inglés y los policías les exigían que les hablaran en español y que bajara el responsable». La música cesó a los pocos minutos. «Se fueron con la música a otra parte, no sé dónde irían a seguir haciendo ruido». A la mañana siguiente, Miguel se presentó en el cuartel con la intención de interponer una denuncia. «Pero me dijeron que para eso debía haber un medición con sonómetro, cosa que, cuando llamé por teléfono, nadie me ofreció», lamenta.
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Este vecino no entiende la necesidad de una medición, especialmente en un caso tan evidente de escándalo. La normativa, sin embargo, obliga. «Me parece muy injusto que, encima de tener que soportar el ruido de la calle, que se oye dentro de tu propia casa, tengas que permitir que alguien viole la intimidad de tu casa, en este caso la Policía, para medir un ruido evidente y no llegar después a ninguna solución. Tendría que valer con que llegaran, identificaran al denunciante y comprobaran el follón».
Por otra parte, Miguel traslada la inseguridad que vecinos del casco antiguo están empezando a sentir. «No están seguros porque muchos de estos estudiantes van borrachos y de drogas hasta arriba. ¿Quién se atreve a llamar a su casa y pedir que bajen el volumen de la música? Tenemos un problema grave de ruidos, pero empezamos a tener otro también de inseguridad», advierte.
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