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La primavera gana terreno al verano para convertirse en la época estelar del turismoLos tiempos cambian. Los meses de primavera se abren hueco como reclamo turístico en la provincia de Segovia y cada vez están más cerca de disputar el liderazgo a la época veraniega, que aún se mantiene como temporada alta en el sector hostelero. La alteración ... de los hábitos de visitantes está determinada sobre todo por la llegada de turistas extranjeros y la tendencia en aumento de organizar escapadas durante los fines de semana, cuando adquieren especial relevancia los alojamientos rurales.
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El perfil de viajero entre abril y junio es una persona con nacionalidad diferente a la española que organiza su visita en la capital o ciudadanos de provincias cercanas que aprovechan los fines de semana para desconectar en los pueblos segovianos. El máximo flujo de turistas se alcanza entre el 15 de julio al 15 de septiembre, «eso sigue siendo así, no ha cambiado», indica el presidente de la Asociación de Alojamiento, Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse-Aihs), Jesús Castellanos.
Sin embargo, tras la recuperación de las cifras que destruyó la covid y a pocos días de finalizar el 2023, «no se ha dejado de trabajar desde Semana Santa hasta ahora». No sorprende, por tanto, que en la provincia se puedan diferenciar dos crestas de la ola muy marcadas: agosto y abril, este último con una evolución ascendente si se compara con la década previa. Mientras, enero apunta los peores datos de visitantes de forma consecutiva, seguido de febrero, aun con el preludio de las salidas navideñas.
La estacionalidad es un fenómeno todavía muy presente, de forma general, tanto en los hoteles de la capital como en los alojamientos rurales de Segovia, aunque estos se comportan de manera diferente al cabo del año. Los hosteleros, tanto en la restauración como en alojamientos, «preferimos que fuera todo el año igual, siempre que sea bueno», remarca Castellanos. «Pero eso es imposible: aquí vivimos mucho de los dientes de sierra, hay épocas en las que estamos arriba del todo y otra que bajamos un montón», señala.
Pese al calor, el mes central del verano se mantiene como el de récord en la ciudad, un periodo puramente vacacional en el que, históricamente, las plazas de los establecimientos presumen de tener índices de ocupación muy altos. Pero no hay que ignorar una excepción, ya que el mes de abril ha adquirido mayor relevancia para la afluencia de turistas en los últimos años, según reflejan los datos de viajeros y pernoctaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). Todo ello hasta el punto de igualar las cifras de septiembre, una época considerada «muy buena» para la hostelería, reconoce Castellanos.
En agosto de 2023, los 60.900 viajeros que pernoctaron en los hoteles son tan solo un 21% más que los 50.300 notificados en abril. El porcentaje se recorta al 18% en las mismas fechas de 2017. La media de los últimos cinco años —sin contar 2020 y 2021, cuando se implementaron restricciones al turismo por la pandemia— cifra en un 38% el aumento de alojados en agosto respecto al primer mes completo de la primavera. La comparativa respecto a 2013 arroja más del doble de diferencia de viajeros, siendo el verano el momento más propicio para recibir a los visitantes, con 47.800 frente a los 23.400 de abril.
Los meses de más calor «siempre son buenos» en la capital, mientras que en invierno, si hace frío, «se nota», ya que la demanda se concentra de forma exclusiva al final de la semana. Desde octubre a junio, el trabajo está más repartido en los fines de semana, especifica el representante del sector hotelero de Festur, Enrique Cañada. «Lo que tiene Segovia de bueno es que es una ciudad de paso y en verano hay mucho cliente que va de norte a sur y hace parada aquí, a lo que se suman los turistas», aclara.
El gerente de Hotuse-Aihs, Javier García Crespo, corrobora la diferencia de resultados en los meses gélidos según el año. No obstante, celebra la cercanía a Madrid para atraer interesados en hacer escapadas cortas durante los puentes y fines de semana, que son los «picos de trabajo». Esto se percibe fundamentalmente en primavera, momento coincidente con la Semana Santa. La actual convivencia con la inflación también es una oportunidad para la provincia, ya que «los madrileños van a querer ahorrarse dinero y gasolina», por lo que acuden a los destinos más cercanos.
Las diferencias se recortan. Así lo ponen de manifiesto los datos recogidos por el INE y correspondientes al último ejercicio cerrado. El porcentaje de ocupación de plazas hoteleras los sábados y domingos desde abril a junio es tan solo 2,3 puntos inferior al anotado entre julio y septiembre, aunque este valor se distancia si se tiene en cuenta el resto de jornadas diarias. Por su parte, las reservas durante los fines de semana en los meses de primavera superan a las solicitudes de verano en los alojamientos rurales.
«Las casas rurales funcionan mejor en otoño y primavera —con excepción de las que tienen piscina—, ya que en verano la gente apuesta por la playa», determina el presidente de la Asociación de Turismo Rural y Activo en Segovia, Gerardo Otero, quien también delimita la Comunidad de Madrid como el «mercado principal» de los pueblos.
Del mismo modo, el «más crudo» invierno gana posiciones como época del año propicia para el turismo rural, debido al atractivo que tienen las zonas de la sierra de Guadarrama y la posibilidad de practicar deportes invernales en diferentes puntos de la provincia. A ello se suma al hábito creciente de celebrar la Navidad o Año Nuevo en familia, pero fuera de casa. Es decir, en apartamentos y alojamientos rurales. Y en verano, son muchos los alojamientos los que acogen a residentes de las grandes urbes que buscan esquivar los días de más calor. «Muchos vienen por el fresquito», asevera.
466.200 viajeros
se han alojado en un hotel segoviano hasta noviembre, una cifra superior a la registraad en 2019.
60.900 turistas
personas visitaron Segovia en agosto, lo que se traduce en un 21% más que en el mes de abril.
Los resultados definitivos dependen mucho de la coincidencia de los festivos y la existencia de puentes. «Los fines de semana y periodos inhábiles cortos favorecen más al turismo rural de proximidad», subraya Otero. Al contrario, si la etapa vacacional supera los tres días de duración, «la gente opta por irse a la costa o por volar a una capital europea». Por tanto, más que de una temporada alta y otra baja, en el medio rural se puede hablar de repuntes los viernes, sábados y domingos frente al equilibrio del resto de días de la semana.
Respecto a las preferencias del turista, los viajeros nacidos en el extranjero que pernoctaron al menos una noche en Segovia prefirieron septiembre para realizar su visita, que estuvo seguido de mayo y octubre, según los datos relativos a 2022. Estos visitantes tuvieron menor presencia en febrero y diciembre.
Mientras, los españoles que recalaron en la provincia engrosaron las listas de reservas en agosto, cuando los alojamientos contabilizaron más de 85.000 turistas –un 13% del total–. Por su parte, julio y abril son los meses que completan el ranking, a la vez que los que tienen menos popularidad para el turista nacional son enero y diciembre.
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