Funcionarios pasean cerca de uno de los módulos de la cárcel de Perogordo. Antonio de Torre

Segovia

«Si un preso viene a agredirme, solo tengo un boli para defenderme»

El representante del sindicato TAMPM alerta del peligro que acarrea no hacer un seguimiento apropiado de internos con problemas psiquiátricos

Martes, 3 de octubre 2023, 10:08

El centro penitenciario de Perogordo no es «light». Así justifica el representante segoviano del sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), Alberto San Higinio, el peligro que afrontan los funcionarios durante el desempeño de su trabajo en Segovia. El portavoz urge que este colectivo ... sea declarado «agente de autoridad» para disuadir las agresiones y que, en suma a ello, se corrija el seguimiento médico de los presos con problemas de salud mental para evitar posibles situaciones de peligro.

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El Libro Blanco sobre la atención sanitaria a las personas con trastornos mentales graves en los centros penitenciarios de España, elaborado por las sociedades de Psiquiatría Legal y de Sanidad Penitenciaria, cifraron en cinco personas el número de internos con necesidades altas de cuidados psiquiátricos. Apenas suponen el 1,6% de la población de presos total, pero San Higinio reporta que hay muchos módulos que requieren medicación psiquiátrica. «Hay muchísima gente con problemas de salud mental, cada vez va a peor», subraya.

«No se les hace un seguimiento, el psiquiatra viene muy pocas veces al centro», determina. La ratio de médicos en la cárcel segoviana se sitúa en 6,3 por cada 1.000 personas internas, casi un punto por encima de la media nacional. No obstante, con especialidad en psiquiatría esta misma relación desciende a cero.

El portavoz sindical se muestra preocupado por esta realidad, ya que es conocedor de ejemplos previos de agresiones que han tenido lugar cuando el interno no se ha tomado un fármaco en concreto. Ante ello, informa de la vulnerabilidad del funcionariado. «Si vienen a agredirme, solo tengo un 'walkie-talkie' y un boli para defenderme. Otros compañeros podrían actuar reduciéndole con esposas, pero cuando ya ha pasado algo», subraya. Si bien es cierto que admite que últimamente «no hay tantas agresiones físicas», confiesa que se suceden algunos «encontronazos con los presos» que crean desatan la incertidumbre entre los profesionales.

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