«Una de las preocupaciones cuando llegas a una edad son las noches, y más en una pandemia»

Honorato Martín y Victoria Ponce son un matrimonio de 87 y 90 años, respectivamente, y hacen uso del servicio de comida. «Somos asiduos desde que abrió hace seis años, antes íbamos a comer allí, pero ahora que hay que evitar las reuniones voy yo a recogerlo todos los días sobre las 13:30 horas, así aprovecho y me doy un paseo», relata Honorato. Conformista con la situación actual, asegura que «tampoco está mal comer cada uno en su casa», aunque reconoce que el comedor era una oportunidad para pasar un rato y charlar. En todo caso, cree que es una iniciativa muy necesaria porque les facilita mucho el día a día y «por un módico precio nos dan comida buena, abundante y variada, con primer plato, segundo y postre».

Codinse también les ayudó a encontrar una cuidadora interna porque contaban con el servicio de ayuda a domicilio, pero una caída de su mujer y una operación suya les obligó a multiplicar los cuidados si querían permanecer en su vivienda. Además, explica que supone un alivio porque «una de las principales preocupaciones cuando llegas a una edad son las noches y más en medio de una pandemia. El 112 está saturado y si te pasa algo vienen si pueden y cuando pueden», apostilla.

Naturales de la localidad de Campo de San Pedro, tienen claro que lo último que les gustaría es abandonar su casa. En este sentido, señala que «en el pueblo hacemos lo que queremos, tenemos los horarios que nos apetece y conocemos a todo el mundo». Saben que en una residencia la situación sería muy distinta, ya que hay normas que acatar. De hecho, Honorato compara estos geriátricos con «un cuartel» y subraya que «a ciertas edades es muy duro que estén todo el día dándote órdenes».