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Desde hace algo más de 48 horas Garcillán no es un pueblo tan tranquilo como de costumbre. La calma que habitualmente se respira en este pequeño municipio de apenas 500 habitantes, situado a unos 12 kilómetros de Segovia capital, ha sido rota por el regreso de un vecino del que no había constancia de su vuelta en las tres últimas décadas.
El que en su día era conocido como 'violador del fin de semana' ha vuelto a Garcillán. El rumor, que no ha dejado de circular durante las últimas horas por el municipio, ha sido confirmado por el alcalde de la localidad, Javier Gónez. El miércoles ya se le vio por las calles del pueblo y desde ese momento se dio aviso a la Guardia Civil ante el nerviosismo y la preocupación de los vecinos.
El regidor también confirma que Mario Ayuso está en libertad tras haber sido condenado en 1989, cuando tenía 28 años, por la Audiencia Provincial de Madrid a 181 años de prisión por diecisiete agresiones sexuales a otras tantas mujeres cometidas en el verano de 1987. En total, el tribunal condenó al 'violador del fin de semana' como autor de cuatro delitos consumados de robo con violación y otros siete en grado de tentativa, así como uno de violación consumada, tres frustrados y un delito de abusos deshonestos.
La sentencia, dictada por la Sección Sexta de la Audiencia madrileña, apuntaba que el condenado era «un hombre con una personalidad en la que se aprecian diversos rasgos neuróticos, desarrollo psicópatico, torpeza intelectual e inmadurez», amén de estar afectado por «ideas obsesivo convulsivas en la esfera de la sexualidad que conlleva un deficitario control del instinto sexual», lo que disminuye ligeramente su voluntad «en hechos relacionados con el sexo».
El 'violador del fin de semana' fue detenido a finales de 1987 acusado de más de veinte violaciones en distinto grado, robos con violencia y abusos, pero el tribunal sostuvo en su sentencia que cuatro de ellos no quedaron suficientemente probados.
En aquel verano de 1987, el condenado se desplazaba todos los fines de semana desde Garcillán, la localidad en la que residía, a Madrid, para saciar «sus instintos libidinosos», según señaló el fiscal durante el juicio, en el que se solicitó para el procesado penas de hasta 282 años de cárcel.
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