El autobús que salió el pasado jueves 21 de abril de San Cristóbal de Segovia rumbo a Cartagena, epicentro del fútbol sala nacional, con los ocho mejores equipos de España, era un premio sobre ruedas, una plantilla juvenil que se disponía a canjear su sitio ... entre los ocho mejores equipos del país en su categoría, acompañados de sus entrenadores, padres o abuelos. Un equipo que ha ganado todos los partidos de División de Honor y que saboreó la derrota cuando menos lo deseaba, a las primeras de cambio. Su Copa de España terminó en cuartos de final, nada más empezar, con un 8-1 ante Las Rozas que dejó un poso de rabia no tanto por la derrota sino por no haber plasmado su mejor versión. «Somos más equipo de lo que demostramos. Es entendible. Chicos jóvenes, un rival muy duro. Es una experiencia muy buena; dura, evidentemente, pero nos hace ver el nivel para poder competir este tipo de partidos», subraya su entrenador, Diego Gacimartín.
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Luis Javier González
Tras lograr la clasificación en enero, el club empezó a buscar fondos para costear el fin de semana entero, con el apoyo de las familias y de sus patrocinadores, aunque la participación acabara a las primeras de turno, el viernes por la mañana. Lo que Gacimartín llama «turismo futbolsalero». Nada de ruinas de civilizaciones antiguas, solo partidos. Hasta 14, siete juveniles y siete de la Copa del Rey de mayores.
La preparación para la Copa llevó al equipo meter una cuarta sesión semanal –más el partido– durante el mes previo y a medirse ante equipos de Tercera División como Segosala y Cuéllar. «Por apretarnos, por exigirnos», resume Garcimartín, que habla de una experiencia muy positiva a nivel de grupo. «Tienen un compromiso muy alto, eso hace que el equipo vaya creciendo». Y el entrenamiento se ha traducido en mejora a nivel mental y táctico, esas situaciones de partido que podría plantear Las Rozas. Faltó ponerlo en práctica en el partido. «No sé si nervios… A mí no me vale lo de la inexperiencia». Enfrente estaba un club que había ganado tres veces la Copa de España y tiene en su plantilla jugadores que habían disputado las semifinales el año anterior. «Nos faltó poner en práctica lo que hacemos en los entrenamientos en la liga».
Diego Gacimartín
Entrenador
Gacimartín asume que su grupo, el 2, tenía a priori menos nivel que el 4, el madrileño, por un criterio meramente demográfico: más jugadores igual a mejores equipos. «Sabíamos que iba a ser muy complicado, pero teníamos ilusión y esperanza de hacer un buen partido». Mientras otros entrenadores lamentaron que algún rival ocultara vídeos sobre sus partidos, el segoviano tuvo todo el material a su alcance para analizar a Las Rozas. «Compartir es crecer, es bueno para todos. A mí me da igual que me vean». La diferencia, a su juicio, radica en el nivel competitivo. «Salieron muy fuerte en los primeros minutos, pero en este tipo de partidos hay muchos detalles». Como que con 1-0 abajo, el San Cristóbal falle una acción clara para empatar y reciba acto seguido el 2-0, uno de los cuatro goles encajados a balón parado, con un doble penalti.
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La sangría en la primera parte llegó hasta el 5-0, el resultado al descanso. Gacimartín buscó soluciones y recurrió al portero jugador para calmar los nervios a través de la posesión. Una figura que no había utilizado en todo el curso un equipo que no había llegado al tramo final con la necesidad de vaciar su portería para perseguir marcador. En la primera acción, Guti, el portero segoviano de Las Rozas, hizo otra parada clave. Momentos. «Si hubiéramos acertado ya no te hablo de ganar, pero sí de estar más cerca. Es la rabia que me da».
21-0 registro
de victorias y derrotas del San Cristóbal en su grupo de la División de Honor Juvenil. Buscará el título y la temporada perfecta en la siete jornadas ligueras que restan.
Cuando Gacimartín llegó a aquel vestuario –suele dejar dos minutos a los jugadores para hablar entre ellos antes de intervenir– no se encontró un panorama distinto a cualquier partido. Y el fútbol sala permite soñar. Lograron estrenar su marcador, pero el 5-1 no fue el principio de la remontada porque Las Rozas reaccionó con otros dos goles que difuminaron cualquier esperanza. «Creo que no disfrutamos de la competición como tendríamos que haber disfrutado porque no fuimos capaces de exponer en la pista lo que hemos hecho en todos los partidos de liga. Hemos estado entre los ocho mejores, eso ya es un premio, pero lo bueno es que no nos conformamos. Los chicos quieren más». El San Cristóbal ha ganado sus 21 partidos, pero el margen de sus victorias se ha estrechado. Con todo, la temporada perfecta sigue al alcance. «El reto es ver hasta dónde somos capaces de llegar».
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En el retrovisor quedan las vacaciones soñadas de cualquier adicto a su deporte: hasta 560 minutos de fútbol sala entre la Copa de España, que ganó el Universidad de Málaga, y la de los mayores. «Estos chicos por desgracia no tienen la referencia que hemos tenido otros cuando éramos jóvenes, un equipo como Caja Segovia. Esto les ha permitido disfrutarlo en primera persona». Tras digerir la derrota del viernes, el grupo recobró el ánimo el fin de semana: juveniles por la mañana y mayores por la tarde. Entre la delegación en autobús y familiares que viajaron en coche, cerca de un centenar de vecinos de un pueblo de 3.000 habitantes se hizo notar en Cartagena. «La Copa es algo especial, no es la final de la liga. Todos los equipos en el mismo hotel, un montón de gente, amigos, representantes, jugadores…»
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