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Encarna Muñoz, auxiliar de ayuda a domicilio. El Norte
«Prefieren que les dediques un ratito de charla a que les friegues el suelo»

«Prefieren que les dediques un ratito de charla a que les friegues el suelo»

«Les quitamos el pánico, pero les seguimos trasmitiendo cierta preocupación para que no se relajen en exceso», afirma Encarna Muñoz, auxiliar de ayuda a domicilio

laura lopez

Segovia

Domingo, 7 de junio 2020, 13:39

La más veterana de la empresa que presta el servicio de ayuda a domicilio a través de la Diputación, Encarna Muñoz, lleva 30 años trabajando de auxiliar y en la actualidad atiende a siete usuarios. Con la excepción de una mujer de 47 años que sufre esquizofrenia, el resto son personas dependientes por razón de su avanza edad. Con el comienzo de la pandemia, Encarna vivió de cerca el «pánico» de sus usuarios, tres de los cuales suspendieron el servicio.

En el caso de la mujer de mediana edad, que padece de esquizofrenia, sus progenitores tomaron la decisión de suspender el servicio porque ella sufría ansiedad ante la situación de emergencia sanitaria y ellos, como vivían en el mismo pueblo, podrían atender a sus necesidades. Sin embargo, esta usuaria enseguida volvió, puesto que la nueva situación «había empeorado su sensación de inseguridad».

Las tareas que realiza para ayudar sus usuarios son muy diversas, desde la asistencia personal para el aseo hasta comprar los medicamentos que necesitan, ayudarles a llevar una alimentación equilibrada o curarles una herida. Las auxiliares deben medir muy bien en qué grado realizan las tareas, con el objetivo de «fomentar la poca autonomía que tienen y estirarla al máximo», explica Encarna: «Que ellos hagan todo lo que puedan, mejor o peor, pero que lo hagan».

Por otro lado, el apoyo psicosocial que prestan estas profesionales todoterreno es «súper importante» Según explica, «los usuarios prefieren un ratito de charla a que les friegues el suelo». Esta carencia se ha agudizado con el paso de la pandemia, que ha abocado al aislamiento total a las personas de avanzada edad que vivían solas. Por ejemplo, el simple gesto de leerles la correspondencia puede marcar la diferencia. Completamente aislados, estos mayores han vivido este episodio oscuro con el único estímulo de la sobreinformación por televisión. Ante este escenario, profesionales como Encarna tratan de tranquilizarles, pero intentan buscar un cierto equilibrio ya que, según la auxiliar, tampoco es conveniente que se relajen en exceso porque, realmente, tienen que tomar muchas precauciones: «Les quitamos el pánico pero les seguimos trasmitiendo cierta preocupación», comenta.

Aunque al principio de la crisis este sector se vio un poco sorprendido por los acontecimientos, Encarna relata que la empresa «reaccionó rápido» para facilitar el material de protección y ahora, cada dos semanas les facilitan packs personalizados para sus necesidades. Ella deja una bata, un gorro y unos patucos en cada casa para no llevarlos de una a otra y solo los retira del domicilio en una bolsa cerrada para lavarlos o deshacerse de ellos. Cada vez que sale de un domicilio y antes de entrar a otro, se «embadurna» en gel hidroalcóholico y cambia sus guantes. También mantiene las distancias de seguridad, en gran parte para que los usuarios se acostumbren a hacerlo.

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