Segovia

«Posiblemente estemos ante la representación más antigua de un rostro humano»

El hallazgo, que se produjo el 14 de julio de 2022 en el Abrigo de San Lázaro, en el valle del Eresma, se sitúa en un contexto musteriense de hace 42.000-43.000 años, cuando los neandertales eran los únicos humanos que habitaban la península Ibérica. La pieza, un canto de leucogranito con tres oquedades naturales y un punto rojo de ocre aplicado intencionalmente, contiene una huella dactilar que la convierte en un objeto único. Según De Andrés Herrero, este descubrimiento confirma la capacidad simbólica de los neandertales y marca un hito en el estudio del origen del arte. «Estamos ante la huella dactilar más antigua conocida, la primera completa de un neandertal, y un objeto que probablemente representa la simbolización más antigua de un rostro humano», afirmó.

Para la experta, el hallazgo es un «punto de partida para la arqueología de lo no visible». La pieza, que no presenta evidencias de uso funcional, fue transportada desde el río y depositada en una posición plana en el Abrigo. El pigmento fue aplicado con precisión en relación con las oquedades, lo cual sugiere una intencionalidad simbólica. «Es el objeto más antiguo de Europa con una impronta de ocre intencional. Esto lo convierte en un hito para el estudio del simbolismo y el arte neandertal», subrayó la arqueóloga. Según De Andrés Herrero, hasta ahora, los objetos del Paleolítico Medio con posibles significados simbólicos se limitaban a incisiones, pero este canto, con su huella y ocre, «rompe paradigmas» y abre un debate sobre las capacidades cognitivas de los neandertales.

La arqueóloga comparó la pieza con un canto afilense de 10.000 años, considerado arte por sus marcas de ocre. La falta de función utilitaria en el canto de San Lázaro refuerza su carácter simbólico. «La morfología del canto, con sus oquedades que evocan un rostro, y el punto rojo, aplicado con una huella dactilar, sugieren una pareidolia intencional, posiblemente la representación más antigua de un rostro humano», afirmó. Este hallazgo, según la profesora, reduce la brecha entre neandertales y homo sapiens en términos de mente simbólica y desafía la idea de que el arte es exclusivo de nuestra especie. «Es un yacimiento excepcional que nos ayuda a aliviar la línea divisoria entre sapiens y neandertales», concluyó después de subrayar la ubicación del hallazgo, muy cerca del centro histórico de Segovia, y su contexto musteriense.

El análisis de la pieza, que se ha prolongado durante casi tres años, precisó de la colaboración de expertos del Instituto Geológico y Minero de España y de la Policía Científica. El arqueólo David Álvarez Alonso explicó que el canto, más grande que otros del mismo nivel y sin marcas de uso, fue sometido a un escaneo tridimensional y a un análisis de fluorescencia de rayos X que confirmó el añadido intencional del ocre. La probabilidad de que la posición del punto rojo sea aleatoria es inferior al 1%, según análisis estadísticos. Después, los agentes de la Policía Científica Samuel Miralles Mosquera y Elena Ruiz Mediavilla identificaron la huella dactilar utilizando cámaras multiespectrales e hiperespectrales, analizaron parámetros como la morfología de las crestas epidérmicas y la presencia de 13 minucias, y confirmaron su naturaleza lofoscópica (La lofoscopia estudia los dibujos de las crestas papilares en las manos y los pies, para fines de identificación). «La Policía Científica ha abierto una nueva vía para la arqueología con estas técnicas forenses», afirmaron los arqueólogos.

El Abrigo de San Lázaro y el Abrigo del Molino forman parte de un conjunto arqueológico recientemente declarado Bien de Interés Cultural. Su riqueza y complejidad sugieren que aún guarda incógnitas, y este hallazgo impulsa la integración de métodos forenses en la arqueología. «No sabemos cuántas huellas podrán aparecer a partir de este trabajo, pero es un punto de inflexión. Este canto, con su huella neandertal y su simbolismo, es un objeto único que demuestra que los neandertales tenían una mente simbólica comparable a la nuestra. Es un regalo para la ciencia y un desafío para repensar nuestro pasado, pues marca un antes y un después en el estudio del arte y la cognición humana», concluyó De Andrés Herrero.

En la presentación, que se desarrolló en medio de una gran expectación, estuvieron el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, el alcalde de Segovia, José Mazarías. Santonja dijo que ambos abrigos se han convertido en referencias culturales para el municipio, a través de las continuas actividades de promoción y divulgación desarrolladas por el equipo de investigadores. Los enclaves del valle del Eresma representan, según el consejero, «uno de los más excepcionales conjuntos de yacimientos arqueológicos documentados en la península Ibérica para el estudio de los neandertales». En el ámbito de Castilla y León «no se encuentra otro caso similar» ni por su cronología ni por la concentración de yacimientos complementarios. La zona comprende cuatro yacimientos prehistóricos, tres de ellos con restos de ocupaciones y uno que ha arrojado restos del bronce antiguo.

«Segovia, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, suma un nuevo aliciente a su riqueza histórica con este yacimiento, que nos permite conocer la vida cotidiana, las habilidades y la capacidad creativa de nuestros antepasados», dijo el alcalde, José Mazarías, que agradeció la labor «tenaz y rigurosa» del equipo de investigadores y anunció una nueva campaña de excavaciones este mismo verano financiada por la Junta de Castilla y León, la Diputación y el Ayuntamiento de Segovia. «Este yacimiento no solo enriquece nuestro conocimiento del pasado, sino que posiciona a Segovia y Castilla y León como un destino único para entender la vida de los neandertales», subrayó el alcalde, que instó al equipo científico a continuar su «obsesión investigadora» para seguir iluminando la historia de la humanidad.

El descubrimiento, que se ha mantenido en secreto hasta ahora, promete seguir sorprendiendo con nuevos hallazgos que conecten a Segovia con sus primeros pobladores, aquellos que, hace 40.000 años, encontraron en esta tierra su hogar.