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La Real Casa de la Moneda, sede de las cuartas Jornadas de Patrimonio Industrial de Segovia, es la muestra ejemplar de que recuperar el antiguo patrimonio industrial para utilizarlo como recurso turístico, con una multiplicidad de usos como los de museo, centro de creatividad e ... incluso negocio hostelero, es una de las opciones que tienen los ayuntamientos antes de dejar que estos bienes y edificios queden sumidos en la ruina. Las jornadas, inauguradas este martes por la alcaldesa, Clara Luquero, y la concejala de Turismo, Claudia de Santos, fueron el foro para presentar diversas alternativas y ejemplos de buenas prácticas en las actuaciones sobre el patrimonio industrial. David Martín, biólogo y copropietario de la empresa Tenada del Monte, expuso una de ellas: recuperar los cultivos e infraestructuras asociadas a la cultura del lino como una oportunidad para los pueblos.
'De la ruina al esplendor' era el título de la ponencia que desarrolló el alcalde de la localidad alcarreña de Brihuega, Luis Viejo. Los ejemplos para que el patrimonio arruinado vuelva a tener valor están en su municipio, donde han recuperado el edificio de la Real Fábrica de Paños con el que cuentan como nuevo atractivo para el turismo. Así el patrimonio recuperado es, por tanto, «fuente de riqueza» para los pueblos de la España vaciada, muchos, como Brihuega, con un gran patrimonio histórico y artístico. En estos últimos cuatro años, explicó Viejo, «hemos recuperado el Castillo de la Bermeja y hemos hecho el Museo de Brihuega en el antiguo claustro del Convento de San José». Para recuperar la Real Fábrica de Paños y el Castillo el Ayuntamiento de Brihuega ha contado con la ayuda del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento, aunque la administración municipal comenzó las obras trabajando en las cubiertas del primer edificio con una inversión de casi 900.000 euros, de ellos 700.000 de las arcas municipales y el resto con fondos europeos, señaló el alcalde. Las obras realizadas serán inauguradas el día 24 y el proyecto municipal es convertir el edificio en un hotel. El trabajo ha dado buen resultado. Además de que encauza nuevas oportunidades para incrementar la actividad turística, la recuperación del edificio ha sido motivo para que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha reconociera al Ayuntamiento de Brihuega en 2017 con la medalla al Mérito Cultural y al año siguiente con la distinción de Mejor Destino Turístico.
Claudia de Santos explicó que las jornadas tenían como destinatarios los operadores del sector turístico en general, es decir, guías, turoperadores, programadores culturales y también emprendedores, «porque intentamos hacer un inventario de buenas prácticas, mostrar cómo el uso turístico puede ofrecer una segunda oportunidad para bienes patrimoniales como una fábrica de chocolate o unas hilaturas que han perdido su función».
Esa reconversión como producto turístico del antiguo patrimonio «es la mayor garantía de supervivencia de esos espacios», apuntó De Santos. En la provincia de Segovia, recordó, hay muchos bienes patrimoniales asociados a la etnografía, como la herrería de Navafría «y muchos telares que han desaparecido en los años 60 y 70 del siglo XX, que salieron vendidos hacia Europa». Prácticamente, explicó la concejala, había un telar casi en cada pueblo, «y recuperar esa tradición que es nuestra o el cáñamo que todavía recuerda mucha gente, son oportunidades para crear un producto turístico, y están ligadas al medio rural, con lo cual pueden ofrecer un plus para combatir el proceso de despoblación».
El biólogo David Martín ha trabajado más de catorce años estudiando la cultura del agua en los pueblos de Segovia y en este tiempo ha podido conocer las infraestructuras y el cultivo del lino. Lo recogió en 2015 en un libro, 'Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama', en el que resumía la existencia de las caceras en la vertiente norte de la sierra, la organización de los riegos, las industrias vinculadas, la toponimia (muchos pueblos tienen nombres asociados al cultivo del lino, que se extendía a lo largo del Sistema Central, sobre todo, pero también en la llanura, como en Navalmanzano o Navas de Oro) o los procesos.
De hecho, el lino ha estado presente en la historia de Segovia desde siempre, explicó, y en la Cueva de la Vaquera, en Torreiglesias, descubrieron restos de lino de 5.700 años de antigüedad, aunque «el primer documento escrito es de 1321, un convenio del monasterio de Santa María de la Sierra, de Sotosalbos, con varios pueblos en el que se habla del uso del agua para el riego de linares.
Por eso tendría sentido aprovechar las antiguas infraestructuras de las caceras (ejemplo de ingeniería industrial) asociadas a la industria del lino, para recuperar el cultivo que puede ser una oportunidad para los pueblos, comentó Martín.
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