Borrar
Gedeón Guardiola se dispone a disparar sobre la meta de Carlos Calle.

Ver 18 fotos

Gedeón Guardiola se dispone a disparar sobre la meta de Carlos Calle. Antonio de Torre

El portero que mandó a la calle al Nava

El Torrelavega apea al Nava de la Copa en una noche brillante de Carlos Calle, que hizo valer sus paradas para evitar la remontada

Miércoles, 10 de abril 2024, 22:50

El Dzmitry Patotski y Luis de Vega buscan en el banquillo, con su portería vacía, cómo demonios igualar la apuesta de su archienemigo, que lo está parando todo mientras ellos no tocan una. Pero Carlos Calle es una ecuación sin solución para el Balonmano Nava. El portero deprimió a media plantilla segoviana y dio a su equipo la clasificación para la fase final de la Copa del Rey, logrando algo que solo han conseguido este curso Barça y Granollers: ganar en Nava de la Asunción. Con la eliminación consumada en octavos, el público aplaudió a los suyos, porque la derrota ponía en valor las otras diez victorias en casa. Y porque su equipo, el de las remontadas, lo intentó hasta el final: ni un -8 pareció imposible.

Balonmano Nava

Luis de Vega, Andrés Moyano (3), Borja Méndez (6), Andrés Vila, Dani Pérez (1), Mario Nevado (4), Paco Ahumada (5), Palomeque (2), Carró (1), Jakub Prokop (3), Óscar Marugán (1), Dzimitry Patotski, Tomas Smetanka (3), Isaías Guardiola (2), Gedeón Guardiola (4) y Pablo Herranz (1).

36

-

41

Torrelavega

Fernando González (3), Adrián Fernández (3), Alonso Moreno (1), Álex Rubiño (3), Carlos Calle, Javier Muñoz (10), Daniel Ramos (1), Borja Lombilla (2), Facundo Cangiani, Marko Jurkovic, Fabrizio Casanova (8), Oswaldo Maestro (2) y Mikolaj Czaplinski (6).

  • Parciales: 3-3, 5-6, 8-8, 10-12, 13-18, 16-24 (descanso), 20-26, 23-30, 27-31, 29-35, 32-36 y 36-41.

  • Árbitros: Álvarez Boixaderas y Escoda Pérez. Señalaron tres exclusiones a los locales y cinco a los visitantes.

  • Incidencias: Guerer@s Naver@s. Lleno.

El Nava, fiel a su defensa 6:0, sorprendió con un dibujo 5:1 de salida con Mario Nevado como avanzadilla. No lo vio venir el Torrelavega, que convirtió sus primeros ataques en una sucesión de pérdidas, desde la primera incursión: robo del madrileño y contra de Dani Palomeque. Fue el primero de sus cuatro robos en los primeros diez minutos, una máquina de transiciones. La segunda variante de Senovilla fue dar a Smetanka la titularidad en el central, con Méndez en el banquillo. Todo partía de la defensa, de Nevado. Y Patotski fue el primero en tocar balón. Nada hacía pensar entonces que aquello sería la excepción a un dominio incontestable del arco rival.

Carlos Calle mantuvo al Torrelavega en partido, indultando las pérdidas con una parada tras otra. Una pesadilla para Isaías Guardiola, que asumió el protagonismo en el lanzamiento. Mientras, el rival contenía las pulsaciones y empezaba a hilar: llegó el lanzamiento exterior, con Oswaldo Maestro y Fabrizio Casanova. Mientras, Gedeón Guardiola disfrutaba de su partido con más presencia en ataque desde que llegó a Nava. Un arma de primer orden para Méndez, que le utilizó como socio preferente.

Los detalles permitían al Nava matizar su inferioridad. Prokop celebraba un larguero del Torrelavega mientras la madera de la portería contraria sonreía a Méndez. La ventaja era aún exigua (12-14) cuando Senovilla paró el partido. Pero la reanudación fue un seísmo, desde el gran gol de Alonso Moreno –con sangre navera, pero un pilar durante casi una década en tierras cántabras– a la precipitación local. Los cántabros llevaron el partido al precipicio con sus transiciones y sus contactos. Y apretaron el turbo.

Jugada ofensiva del Nava. A. de Torre

La ruptura empezó con una transición de Czaplinski mientras el público bramaba una falta a Pablo Herranz, que yacía en el suelo. El Torrelavega vive para correr, así que encontró su hedonismo entre las pérdidas del Nava y las paradas de Calle. Ese mix perfecto entre un portero y los extremos, que lo metían todo, con el polaco gesticulando ante la grada. Cuatro goles seguidos visitantes ponían al Nava contra las cuerdas mientras el destino le seguía elevando la pendiente. Los dos minutos a Mario Nevado, que alucinaba por lo liviano de su contacto a Maestro. Y el público pitaba como nunca.

El Nava era un gato panza arriba que se defendía con zarpazos como el robo acrobático de Prokop, pero la cita de Isaías en seis metros con Calle acabó con el ramo de rosas por los suelos. Mientras, Czaplinski le endosaba una tras otra a Luis de Vega, que no mejoró las prestaciones de Patotski. Bastaba un detalle para abrir las compuertas: que Isaías se quedara doliéndose significaba que Lombilla ponía el +6. Todavía daría tiempo a que el Torrelavega gastase el tiempo muerto a 33 segundos del descanso y canjeara la ansiedad navera con dos nuevos goles: Casanova la colaba en la escuadra pese al toque del portero leonés y el polaco castigaba un lanzamiento forzado de Nevado corriendo en los últimos suspiros de reloj. Aquello era un abismo: 16-24.

Orgullo

Pero el Nava apeló al orgullo herido de su defensa. La tarea exigía revolucionar el partido, acortar ataques, arriesgar en las líneas de pase. En esencia, vivir sin red. No lo ponía fácil el Torrelavega, que bajaba el ritmo y mantenía la aportación con Javi Muñoz, infalible con sus diez goles en el extremo derecho. Patotski tocaba alguna mientras Calle volvía al mundo de los mortales. Y daba alas a las transiciones de los suyos, goles sanadores que llegaban sin agotar tiempo, el bien más preciado. Como los penaltis de Ahumada. Y los tantos de Nevado e Isaías obligaban a los cántabros a parar el partido: sus ahorros habían menguado (27-31).

Moyano dejó el déficit en -3 con un golazo en desplazamiento lateral y la grada ya hervía. Pero Calle volvió a elevarse a la estratosfera. Aprobó la asignatura que le faltaba tocando a la quinta un penalti a Ahumada que bajó de un plumazo los decibelios. Un golpe anímico que el infalible Muñoz aprovechó para sumar dos goles más y poner un +6 a diez minutos del final. ¿Imposible? No para el Nava, que aprovechó dos exclusiones para ponerse a cuatro. Pero Calle le negó a Pérez el penalti del -3. Y no fue su única parada en el epílogo: Marugán, Ahumada y Villa se fueron de vacío mientras su verdugo se agigantaba. Calle mandó al Nava al lugar de su apellido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El portero que mandó a la calle al Nava