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CLAUDIA CARRASCAL
Segovia
Lunes, 4 de julio 2022, 08:13
Pozas, embalses, ríos o saltos de agua como el área recreativa de La Panera, el embalse de Vencías, la Fuente de la Salud en Sepúlveda o el chorro de Navafría son algunos ejemplos. Así como las Pozas del Eresma y las Calderas del Cambrones, ambas ... en el Real Sitio de San Ildefonso, son algunos de los lugares escogidos por segovianos y visitantes para darse un chapuzón en entornos naturales. Sin embargo, en la provincia tan solo hay una zona de baño autorizada por parte de la Junta de Castilla y León. Se trata del embalse de Linares del Arroyo, en Maderuelo.
Uno de los principales atractivos para los bañistas es el entorno, ya que se encuentra en las Hoces del río Riaza y es refugio de aves rapaces como los buitres. En este embalse no solo está permitido el baño, también se puede recorrer con piragua, pescar en sus aguas con licencia o hacer un picnic en los merenderos habilitados en la zona. Asimismo, existe un área con arena simulando una playa.
El hecho de que una zona de baño esté autorizada quiere decir que sus aguas cumplen con las condiciones de salubridad para poder bañarse. Sanidad de Castilla y León (Sacyl) se encarga de realizar las inspecciones a petición de los ayuntamientos titulares. El primer control de calidad se hace antes de la temporada y después se toman muestras con periodicidad entre el 15 de junio y el 15 de septiembre. Además, la Junta hace una serie de recomendaciones a los ayuntamientos que son los encargados del mantenimiento y la seguridad en la zona. Por ejemplo, les recuerda la importancia de instalar carteles visibles con información de la aptitud para el baño, la calidad de aguas o la prohibición de bañarse en un lugar o momento concreto. Estas exigencias son el principal motivo por el que en Segovia solo hay una zona de baño autorizada.
En toda la comunidad la cifra asciende hasta las 35 zonas que cumplen con la normativa. A la cabeza se sitúa León, provincia que aglutina 12, seguida de Zamora con 9, Soria con 4, en Ávila hay 3 y en Palencia y Valladolid 2. Por detrás de Segovia tan solo se encuentra Salamanca que no tiene ninguna zona autorizada para el baño.
Aunque es mucha la gente que se zambulle todos los veranos en lugares no vigilados ,el responsable de Investigación del proyecto Ahogamiento.com y de la Escuela Segoviana de Socorrismo, Luis Miguel Pascual, recomienda evitar estas aguas. En caso de bañarse, insiste en que es fundamental «mantener medidas de autoprotección como llevar chaleco salvavidas, en especial en el caso de los niños». También destaca la importancia de no asumir riesgos y de realizar una vigilancia mutua entre las personas que se encuentren en el agua.
El proyecto Ahogamiento.com sigue funcionado, pero Pascual admite que tanto la pandemia como la situación personal de los voluntarios que llevaban a cabo año tras año esta investigación les ha obligado a frenar el ritmo. Por eso, de momento, no cuentan con datos actualizados de 2021. Eso sí, señala que en Segovia no tienen constancia de que se haya producido ningún incidente grave.
Según los últimos datos disponibles en Segovia entre 2013 y 2020 se produjeron 8 fallecimientos por ahogamiento y en Castilla y León en ese mismo periodo la cifra asciende a 154. De ellos, cerca del 64% se registraron en ríos o canales, el 13% en embalses y pantanos, el 11% en piscinas y aproximadamente un 8% en sistemas de recogida, transporte o almacenamiento de agua.
En Segovia, matiza que la tendencia es similar, ya que prácticamente todos ahogamientos se producen en lugares naturales y tan solo un pequeño porcentaje han tenido lugar en las piscinas domésticas. Además, en este último caso las víctimas suelen ser niños de corta edad.
Los factores que influyen en los incidentes en zonas acuáticas son múltiples, «aunque siempre hay uno que actúa como desencadenante», según Pascual. En este sentido, especifica que es habitual que se produzcan situaciones que desborden las habilidades de la persona en el agua, así como comportamientos de riesgo, entre ellos, querer nadar distancias demasiado largas, saltar desde grandes alturas o en zonas rocosas. Cuando se trata de personas mayores también tienen una especial relevancia las patologías previas. Los peligros son más acusados en espacios naturales porque a los riesgos habituales se suma la turbidez de las aguas, los cambios bruscos de desnivel en el terreno, la presencia de piedras o las corrientes. Sin embargo, desde la llegada de la pandemia el número de bañistas en estas zonas se ha multiplicado.
«Al principio buscaban lugares más amplios y con menos restricciones de aforo o de acceso. Ahora se han consolidado como zonas habituales de baño, en especial, para aquellas personas con menor poder adquisitivo que no pueden costear una piscina en casa o pagar el importe de acudir a las instalaciones públicas», explica. El problema es que estos colectivos son los que, por lo general, según Pascual, tienen menos habilidades y cultura de protección acuática, lo que «incrementa el riesgo de ahogamiento».
El Pontón Alto, en la carretera CL-601 entre Segovia y el Real Sitio de San Ildefonso, sigue a la cabeza entre las zonas más peligrosas para el baño. «En toda Castilla y León no hay ninguna otra que concentre un número de ahogamientos tan elevado en los últimos 20 años». Asimismo, confirma que sigue sin existir una regulación de las actividades de ocio y deportivas en sus aguas.
A pesar de todo los bañistas acuden con frecuencia a este enclave tan próximo a la ciudad. «Nuestra postura es clara, si no está permitido el baño hay que hacer cumplir la prohibición de todas las maneras posibles, desde el desarrollo de normativa o sanciones hasta la vigilancia y control por parte del Seprona», asevera. En el caso de que se tome la decisión de permitir el baño insiste en que hay que aportar soluciones técnicas para que se haga con seguridad, acotar las zonas de baño, poner equipamiento y servicio de socorrismo. También sería necesario impedir el baño fuera de las áreas autorizadas. A su juicio, es viable hacer una gestión correcta de este embalse y como ejemplo pone el de comunidades autónomas como Extremadura que ya la están aplicando.
La conciencia ciudadana sobre la importancia de protegerse en el medio acuático está llegando «poco a poco». Sin embargo, Pascualreclama el desarrollo de una campaña de calado e impacto similar a las que se hacen en Tráfico.
Uno de los factores claves para evitar muertes o incidentes graves por ahogamiento es la vigilancia. Los socorristas son una figura fundamental en los lugares de baño, ya que saber nadar, aunque es muy importante, no garantiza la completa seguridad de los bañistas porque pueden surgir numerosos imprevistos. De hecho, «todos los estudios demuestran que la presencia del socorrista influye de forma decisiva en el pronóstico de los ahogados». Según el responsable de la Escuela Segoviana de Socorrismo, Luis Miguel Pascual la supervivencia en caso de incidente aumenta más de un 50% en zonas vigiladas y el pronóstico es «significativamente mejor».
Sin embargo, cree que en el ámbito del socorrismo todavía hay mucho trabajo por hacer, empezando por el plano normativo donde «no se ha avanzado nada en los últimos 30 años». Además de una homogenización de la normativa a nivel nacional, reclama salarios y jornadas laborales dignas porque «se están produciendo numerosas situaciones irregulares y en algunos casos un claro abuso», lamenta.
EnSegovia ejercen todos los años unos 150 socorristas, pero los últimos veranos han detectado una escasez de profesionales que ha provocado que algunas instalaciones no hayan podido abrir sus puertas. Además, uno de los problemas que observan desde la escuela es que apenas hay demanda de jóvenes para realizar los cursos de socorrismo. «Por desgracia se ha convertido en una profesión que despierta poco interés, entre otros motivos por la confusión que existe entre comunidades autónomas con normativa en materia de formación. La inestabilidad y las malas condiciones laborales también son factores clave», señala Pascual.
Ante el incremento de la afluencia de visitantes al Pontón Alto, la Junta de Castilla y León ha puesto en marcha una nueva edición de la campaña informativa para advertir a la población del peligro que entraña el baño en estas aguas. La campaña responde a la voluntad manifestada por las distintas Administraciones públicas de intensificar la labor de prevención de accidentes en la zona. Durante los meses de verano, los agentes medioambientales distribuyen entre los ciudadanos que se encuentran en el entorno del embalse un díptico con información que advierte de que el baño en un embalse es una actividad de alto riesgo que puede poner en peligro la vida de las personas y que su práctica está completamente desaconsejada. Si, a pesar de todas las recomendaciones, alguna persona hace caso omiso de la advertencia y decide bañarse, en el folleto informativo también se ofrecen pautas de actuación. Además, a aquellos ciudadanos que presencien o sospechen que alguien necesita auxilio dentro del agua, se les recuerda que deben llamar inmediatamente al 112.
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