La población en el medio rural se dispara un 80% por el puente del 15 de agosto

Desde hace apenas unas horas, decenas de coches se encuentran aparcados frente a las puertas de multitud de viviendas que permanecen vacías durante el resto del año. El 15 de agosto es uno de los días en los que más visitantes llegan a los municipios segovianos, hasta el punto de que se coloca como líder en la comparativa con las jornadas festivas de Semana Santa e, incluso, Navidad. Sobre todo en esta ocasión, al ser puente en algunas comunidades autónomas.

Los nuevos huéspedes proceden en su mayoría de las grandes capitales, como son Madrid y Valladolid. No hay que olvidar la ciudad de Segovia, que vive una de las jornadas más calmadas del año, alejada del habitual trasiego turístico que llena terrazas y aparcamientos. Es uno de los pocos puntos provinciales que pierde población durante el periodo festivo. Un 45% de los residentes habituales, lo que se traduce en más de 20.000 personas, se desplazan a los municipios de alrededor y también a otros destinos de playa.

Así lo refleja el estudio experimental sobre movilidad que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE), que tiene como base los datos de 2021, que siguen la misma tendencia del periodo prepandemia. A partir de los datos de tres operadores de telefonía móvil, recabados en la madrugada del 14 al 15 de agosto, se puede realizar un análisis de las pernoctaciones que se realizan en los distintos municipios y la procedencia de los visitantes. Los números que operan bajo tarifas de itinerancia, normalmente en manos de turistas, se excluyen del informe.

Las plazas de los pueblos adornadas con banderines rezuman vida, ya sea con actividades culturales, procesiones y otros eventos. Las celebraciones en honor a la Virgen y a San Roque se suceden prácticamente por la mitad del territorio y los veraneantes se reparten por el conjunto de áreas rurales segovianas, donde la población se dispara un 80% al sumar alrededor de 107.000 residentes temporales. Si bien es cierto que más de 33.000 personas prefieren viajar a otros destinos, el saldo tiene como resultado cifras positivas. Según las estimaciones generales, el padrón provincial supera los 220.000 habitantes al comienzo de la segunda quincena de agosto.

No todas las comarcas responden igual en esta coyuntura, ya que se observan grandes diferencias. Mientras que el área poblacional de Boceguillas (que incluye localidades próximas) debe hacer frente a la llegada de más de 16.000 personas -más de tres veces su población-, Palazuelos de Eresma despide temporalmente a cerca de 3.000 vecinos, cifra que tan solo es superada por ciertos distritos de la ciudad.

El nordeste segoviano, cuyo padrón apenas alcanza los 10.000 censados, lidera el crecimiento tras experimentar repuntes destacados desde la pandemia. Cada 15 de agosto llegan a coincidir más de 30.000 vecinos y visitantes que provienen de unas 200 áreas diferentes, entre las que sobresalen los municipios burgaleses de Aranda de Duero y Huerta de Rey, de los que proceden casi medio millar de nuevos residentes. Están seguidos muy de cerca por el entorno de San Esteban de Gormaz (Soria), aunque el origen predominante es el madrileño.

La presencia de vecinos de la capital del país es elevada en el Real Sitio de San Ildefonso y en El Espinar, ya que en esta última ubicación representan más del 80% de las pernoctaciones de los más de 6.500 veraneantes que que acoge. No obstante, se trata de una procedencia se extiende por cada una de las divisiones provinciales. Los municipios del sur de Madrid como Getafe, Alcorcón y Móstoles monopolizan el aumento de visitantes en Villacastín, Navalmanzano y la zona de Olombrada, a la vez que los pueblos del norte como Alcobendas o San Sebastián de los Reyes tienen predilección por el área de Nava de la Asunción o Cantimpalos.

La proximidad es una de las características que llegan a explicar este tipo de preferencias. Cuéllar y especialmente Coca atraen a numerosos vallisoletanos, sobre todo de la vecina localidad de Íscar y también de Olmedo. Lo mismo sucede en Navas de Oro, hasta donde se desplazan un centenar de residentes en Pedrajas de San Esteban. Por otro lado, los abulenses participan activamente en la vida festiva de la comarca encabezada por Hontanares de Eresma y Villacastín, donde tienen claro protagonismo los habitantes en Navaluenga y Arévalo.

El entorno de Olombrada sigue a Boceguillas en relación al crecimiento de la población flotante, al repuntar un 231%. Esta área engloba pueblos como Lastras de Cuéllar, Sacramenia, Urueñas o Fuenterrebollo, y es a su vez una de las zonas que reúne más variedad de acentos -sin necesidad de ser internacionales-. Esto se debe a que son más de 250 visitantes los que llegan desde Burgos, que se unen a los vallisoletanos de Campaspero y a decenas de transeúntes vascos de Vitoria-Gasteiz o Arrasate, sin olvidar los madrileños que llenan las calles de las pequeñas localidades segovianas.

Pero no siempre hace falta salir de la provincia para reunir a una multitud de visitantes. Una parte importante de las pernoctaciones que son ajenas a los censados en los municipios y que figuran en la estadística están relacionadas con los propios segovianos que regresan durante este paréntesis vacacional a sus pueblos. Los desplazamientos parten de la ciudad y finalizan en el medio rural, lo que ocurre principalmente en Carbonero el Mayor y Cantalejo, que atraen a un menor número de personas en comparación con el mismo periodo de 2019.

Esta sangría de residentes temporales se agrava aún más en los municipios del alfoz, como es Palazuelos de Eresma -que es el único pueblo cuyo saldo es negativo-, San Cristóbal de Segovia -que se mantiene sin apenas cambios- o La Lastrilla, que amortigua la caída, aunque con dificultades. De hecho, los grupos de jóvenes y familias que habitan en estas localidades suelen desplazarse a otras comarcas segovianas, incluso hasta llegar a Boceguillas, pero no al revés.