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claudia carrascal
Segovia
Lunes, 25 de abril 2022, 22:38
Si afuera aprieta el frío, si caen chuzos de punta o si arrecia el viento, los aficionados a los deportes acuáticos no tienen problema: las piscinas climatizadas les permiten sumergirse y practicar sus disciplinas y ejercicios a una temperatura óptima durante todo el año. Precisamente ... a raíz de ese microclima que se necesita generar, estas instalaciones son unas de las grandes perjudicadas por la escalada del precio de la energía. Muchas a lo largo y ancho del país han decidido cerrar sus puertas hasta que el panorama se estabilice porque su mantenimiento se ha vuelto inasumible. En Segovia, la piscina cubierta José Carlos Casado continúa con la actividad recibiendo bañistas y la intención, según la concejala de Deportes, Marian Rueda, es que siga siendo así, aunque admite que la situación es delicada.
«Estamos muy preocupados, pero es un tema que nos afecta a todas las ciudades. Hace unos días estuve en un foro con veinte concejales de distintas capitales de provincia y el sentimiento es generalizado. Estamos asustados por el incremento de las facturas, en especial, en las piscinas», explica la edil segoviana. En ese mismo encuentro, el presidente de la Federación Española de Natación confirmó que ya se han suspendido varias competiciones por este motivo y ha pedido a los representantes municipales que traten de mantener las instalaciones abiertas, pero es consciente de que no es fácil, apunta Rueda.
En la piscina climatizada de la capital la factura de gas se ha triplicado desde enero y estos primeros meses del año se están llevando un buen pico de los 100.000 euros presupuestados para el gasto energético reservado para todo el ejercicio. «Confío en que estos días se estabilicen los precios porque no nos gustaría tener que tomar decisiones drásticas», declara la concejala de Deportes. De hecho, en el Ayuntamiento buscan la forma de contratar la energía con un coste fijo, ya que es el único modo de no estar sometidos a los vaivenes de precio y poder trabajar con presupuestos anuales de manera más segura.
Marian Rueda matiza que la guerra en Ucrania por la invasión de la tropas rusas no ha sido el detonante de esta situación porque «los precios empezaron ya a subir de forma desorbitada un poco antes»; pero a su vez reconoce que el conflicto lo ha complicado todavía más y ha terminado de disparar el coste del gas. Estas facturas llegan además en un momento de cambio de gestión en las instalaciones de la piscina José Carlos Casado, que se hizo efectivo el pasado 1 de abril con un presupuesto base de 384.168 euros y una duración inicial de tres años. No obstante, el gasto de energía continúa asumiéndolo el Consistorio.
Además de la subida de la factura energética, otro de los problemas que tiene que afrontar la piscina climatizada José Carlos Casado de la capital segoviana es la sustitución de caldera. «En enero se rompió y el día de Reyes tuvimos que cerrar durante cuatro días porque no conseguíamos subir la temperatura del agua», recuerda la concejala de Deportes, Marian Rueda. Al final, una empresa arregló la avería de forma temporal para que la instalación pudiera seguir abierta y a disposición de los usuarios. Por eso, ahora el Consistorio sopesa otras alternativas energéticas.
Al respecto, la edil indica que «se está valorando si volver a una caldera de gas tradicional o dar el paso a un sistema de aerotermia, que es más eficiente de cara al futuro». Si la caldera actual aguanta, el objetivo es estudiar las propuestas de diferentes empresas y realizar el cambio del modelo energético en el mes de agosto para perjudicar lo menos posible a quienes habitualmente acuden a esta piscina.
Entre estas propuestas también se encuentra la instalación de paneles solares fotovoltaicos, que contribuyen a reducir la factura, así como las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero. Sin embargo, para dar este paso Marian Rueda anticipa que habrá que esperar a la resolución de la subvención destinada a eficiencia energética y accesibilidad para edificios públicos, que está dotada con fondos europeos. Las placas solares podrían instalarse en el pabellón anexo al complejo y proporcionar energía también a la piscina. Los técnicos están evaluando las diferentes alternativas y el objetivo es que, «aunque el gas siga existiendo, haya otras fuentes de energía complementarias para que el mantenimiento sea lo más sostenible posible», añade la concejala de Deportes.
Por el momento, para paliar el elevado consumo existente se ha instalado una cortina de aire que permite la conservación del calor, pero no se han tomado otras medidas adicionales como bajar la temperatura del agua, solución que sí han adoptado muchas piscinas climatizadas, que ya no superan los 25 grados para reducir los costes aparejados al consumo energético.
Una de las opciones posibles para ahorra en la factura es bajar la temperatura del agua, algo que ya han hecho otros complejos, pero que no contempla la piscina de la capital. Rueda destaca que «entre 25º y 27º es una temperatura óptima y seguiremos manteniendo estos valores para que puedan estar a gusto tanto los nadadores profesionales o deportistas de diferentes clubes como los usuarios de cursos de natación o de baño libre». En total, están registrando unos 3.000 accesos semanales por lo que, según la representante municipal, «la piscina goza de buena salud».
Asimismo, es un claro síntoma de que esta instalación ha superado las dificultades ocasionadas por la pandemia desatada por el coronavirus, ya que primero tuvo que cerrar y luego estuvo abierta con solo el 33% del aforo. «Desde septiembre no ha dejado de crecer el número de usuarios tanto particulares como asistentes a los cursillos. Está en un momento álgido con gente de todas las edades y un volumen muy similar al de las mejores épocas», asegura Marian Rueda.
En la provincia también arrastran las consecuencias otras instalaciones como las de Cuéllar o La Lastrilla. En este último municipio, lo que más les condiciona son las tarifas históricas que está registrando el consumo de luz, ya que solo en el pasado mes de marzo el importe medio ha aumentado un 41,5%. Además, utilizan gas para los vestuarios y calderas de pellets para calentar el agua de la piscina.
Aunque los pellets son una alternativa más ecológica y permiten ahorrar hasta un 40%, si se compara con otras fuentes de energía no renovables, el coordinador del complejo, Juan José Velasco, pone de manifiesto que «el incremento de precio del pellet ha sido bárbaro. Estamos asustados porque ya ha subido más de un 30%».
Estos no son los únicos gastos adicionales que tienen que cubrir, ya que los productos químicos como el coste en cloro también ha subido en torno al 25%, según expone. Sin embargo, tanto Velasco como la alcaldesa de La Lastrilla, Elisabeth Lázaro, avanzan que la piscina no cerrará sus puertas. «Esperemos que los precios vuelvan a la normalidad, pero mientras tanto lo asumiremos entre ambas partes, llegaremos a acuerdos para que la instalación no corra peligro», afirma Velasco.
Esta piscina tiene una cubierta móvil, por lo que en verano los vecinos la disfrutan al aire libre y los consumos bajan de forma considerable. «Tan solo se invierte en productos químicos y la energía que consume para poner en marcha la depuradora, pero en invierno hay que mantenerla en condiciones óptimas para el baño y eso es muy costoso», añade el coordinador. Esta cúpula también supone un problema para mantener el recinto por encima de los 30º durante los días de frío extremo.
A pesar de los costes, tampoco han bajado la temperatura del agua porque «si estando a 29º o 30º hay gente que dice que está fría, si la bajamos las quejas se dispararían». Además, Velasco cree que en una instalación de este tipo tiene que prevalecer el confort de los usuarios, unos 870 al mes, de los que cerca de 800 asisten a los cursos.
Por el momento, no se plantean medidas que abaraten el desembolso a realizar porque «cambiar las calderas supondría un gasto muy elevado». Tampoco ven viable dejar de calentar el agua por la noche, cuando está en desuso, porque «si se enfría es muy difícil que vuelva a coger una buena temperatura en pocas horas», apostilla el responsable.
No obstante, esta piscina cuenta con seis placas solares que suponen una pequeña ayuda, y la alcaldesa confirma que el Consistorio ha solicitado una subvención de 186.000 euros para instalar más paneles de estas características en el colegio, la piscina, el pabellón y en el propio Ayuntamiento. De modo, que si La Lastrilla resulta uno de las entidades beneficiarias de esta ayuda estatal, este mismo año se pondrían en funcionamiento las nuevas placas solares.
En Cuéllar, por su parte, reciben la factura de la luz de forma trimestral, por lo que todavía no les ha llegado la de los primeros meses del año; pero la concejala de Deportes, Raquel Gilsanz, prevé que sea bastante más alta de lo habitual. En concreto, el gasto en electricidad de la piscina climatizada oscila entre los 25.000 y los 40.000 euros al año. «La cubierta es muy peculiar, como si fuera hinchable, y el consumo de electricidad es más elevado, además, no es un coste fijo, si hay más aire fuera se consume más», aclara.
Por eso, tienen pendiente sacar el pliego para el cambio de cubierta, una obra que no se pudo ejecutar el año pasado. Sin embargo, la voluntad municipal se topa con la realidad actual del encarecimiento del precio de los materiales, por lo que todavía no saben cómo se procederá. Al respecto, la edil cuellarana revela que el objetivo es quitar la cubierta hinchable y poner pared y techos con una inversión de 475.000 euros. De este modo, «se reduciría considerablemente el gasto energético y se ganaría en confort».
Calentar la piscina da menos problemas porque utilizan una energía renovable, la biomasa, lo que permite ahorros de en torno al 50% con respecto al gas y no se ve afectada por los incrementos de precios de los últimos meses. En la misma línea, Raquel Gilsanz recuerda que la piscina cuenta con paneles solares en desuso. «Cuando nosotros llegamos al Ayuntamiento ya no funcionaban porque nunca se han utilizado ni han tenido un mantenimiento adecuado», afirma. En este sentido, anuncia que otro de los objetivos a corto plazo es repararlos. Así podrían suministrar de forma ecológica una parte de la energía que necesita la instalación climatizada, que ha registrado durante los tres primeros meses del año 4.725 usuarios y en 2021 llegó a los 24.000.
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