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A la tercera no ha ido la vencida. Los presupuestos participativos han vuelto a pinchar en hueso. Si la participación fue baja en las dos primeras convocatorias (2018 y 2019), en esta ocasión ha descendido a la mitad. Los datos no dejan lugar a ... la duda: 1.442 personas votaron en 2018, 1.328 lo hicieron en 2019, y en este 2021 (el año pasado no hubo proceso) solo han participado 782 ciudadanos, 485 de manera presencial y 297 'on-line'. El fiasco obligará a la Concejalía de Participación Ciudadana a replantearse de nuevo un modelo que no acaba de concitar el interés de los vecinos y que ya ha sido reformulado este mismo año. El fallo informático que dio al traste con la votación telemática y obligó a repetirla puede haber sido la gota que ha colmado el vaso del desapego.
«El resultado no ha sido el que nos hubiera gustado. Es obvio. Ha habido muy poca participación. La cuantía era baja para plantear proyectos de gran envergadura (400.000 euros), pero es el modelo que el Consejo de Participación Ciudadana votó, y en él están representadas todas las asociaciones vecinales y todos los grupos políticos», dijo ayer el concejal de Participación Ciudadana, Andrés Torquemada, ante el aluvión de críticas.
Pese al pinchazo, el Ayuntamiento de Segovia «no tirará la toalla» y «seguirá trabajado» para salvar una herramienta que considera válida para incentivar la implicación de los vecinos en la gestión municipal. Por ello, en la próxima edición retomará la modalidad de los grandes proyectos de ciudad, aunque está por decidir si es el Ayuntamiento el que propondrá esas 'grandes' obras o los propios vecinos. «Hay que sentarse y reflexionar acerca del modelo, pero los grandes proyectos de ciudad marcarán el proceso de los presupuestos participativos. Por otro lado, el Ayuntamiento se reunirá con los vecinos de los diferentes barrios para recoger esas pequeñas intervenciones cuya ejecución no requieren la puesta en marcha de un proceso de presupuestos participativos», señaló el concejal. Fue lo mismo que el martes les trasladó a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana celebrado en el Ayuntamiento, foro en el que se debatió y reflexionó sobre el resultado obtenido y la necesidad de estudiar las mejoras a llevar a cabo.
La baja participación ha dejado el resultado en un segundo plano, pero el Ayuntamiento de Segovia ejecutará los 19 proyectos elegidos y votados por los ciudadanos. Se trata de pequeñas intervenciones que los propios vecinos han solicitado en todos y cada uno de los 19 barrios que integran la ciudad. En ellos se irán los 400.000 euros que el presupuesto municipal ordinario tiene previsto destinar en 2022 a los presupuestos vecinales. Es decir, 21.000 euros por proyecto. El proceso, que integra tanto el destino de la partida presupuestaria como los requisitos del procedimiento, responde a la petición formulada por los representantes vecinales en el Consejo de Participación Ciudadana y aceptada por todos sus miembros, subraya el edil. El alumbrado de la carretera de La Losa en Madrona ha sido el proyecto que más votos ha recibido (83), seguido de la limpieza y mejora del parque del Lago Alonso en Nueva Segovia (58), la mejora de la pista de la calle Sacramento esquina calle Magdalena en Zamarramala (56), la mejora de la iluminación de la Alameda del Parral en San Lorenzo (47), las pistas de juegos autóctonos en la calle Eras de Rodrigo en Revenga (42), el acondicionamiento de las explanadas de titularidad municipal de la calle Los Silverios y Tejedores en La Albuera (39) y el arreglo de las aceras de Ezequiel González en San Millán (36), por citar los siete proyectos con más apoyo. Los proyectos seleccionados son los más votados de entre las 33 propuestas finalistas. Algunos se ejecutarán en su totalidad y otros parcialmente, hasta agotar el presupuesto.
El Ayuntamiento trató de potenciar la tercera edición con el objetivo de incrementar la participación, pero el fallo informático que obligó a repetir la votación 'on-line' echó por tierra las previsiones. El Ayuntamiento de Segovia dejó entonces tres semanas para votar, pero ni con esas. El fiasco ha sido objeto de las críticas. Todos los grupos políticos de la oposición coinciden en señalar la necesidad de cambiar de modelo. «Lo que mal empieza mal acaba. Y esta edición empezó mal, con una fractura en el propio equipo de gobierno, entre el concejal de Hacienda y el del Participación Ciudadana, enfrentados por una cuantía de 400.000 euros a todas luces insuficiente. Luego vino lo del fallo informático, y todo ha terminado con una participación ridícula, lamentable. Teniendo en cuenta el número de personas con derecho a voto, solo ha participado el 1% de la población. No podemos hablar de presupuestos participativos porque no ha habido participación», afirma el portavoz municipal del Partido Popular, Pablo Pérez Coronado. Los populares subrayan la necesidad de que el presupuesto vecinal gire en torno a grandes proyectos, capaces de ilusionar. «Nuestro compromiso es modificarlo e ir hacia unos presupuestos realmente participativos, que den protagonismo a la ciudadanía», añade.
Los vecinos también están decepcionados ante la escasa participación registrada en la tercera edición de los presupuestos participativos de Segovia. El concejal Andrés Torquemada recuerda que las asociaciones votaron a favor del modelo de este año en el Consejo de Participación Ciudadana, pero eso no quiere decir que estén de acuerdo con la fórmula, según se desprende de las palabras de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos (Fedasve), Esther Santos: «Creemos que el fallo informático ha podido generar apatía y descontento en la ciudadanía. Son tres ediciones que se han saldado con tres fracasos. Hay que darle una vuelta si queremos mejorarlo con vistas al año 2023».
Santos cree que si a los presupuestos participativos van las pequeñas inversiones es porque el Ayuntamiento no ha invertido antes en esas obras cotidianas cuyo sitio natural es el presupuesto municipal ordinario. «Los vecinos nos agarramos a estas convocatorias y esto no responde al espíritu que debe tener el presupuesto participativo», dice la también presidenta vecinal del barrio de Santa Eulalia.
Idéntica opinión tiene la portavoz del grupo municipal de Ciudadanos, Noemí Otero: «Ha habido dos errores garrafales. El primero es la cuantía, que ha pasado de un millón a 400.000 euros. Con este dinero, es difícil abordar un proyecto ilusionante, de ciudad, motivador. El segundo está en la organización. Lo que ha ocurrido con la votación 'on-line' desgasta la ilusión de los vecinos, machaca a los técnicos municipales con más trabajo y consigue que los presupuestos participativos dejen de existir».
El portavoz de Izquierda Unida, Ángel Galindo, es partidario de reforzar la iniciativa. «Siempre hemos defendido la importancia que tiene implicar a la ciudadanía en las decisiones municipales. La democracia es algo más que ir a votar cada cuatro años. Son una buena herramienta y hay que buscar fórmulas para que la participación sea cada vez mayor. ¿Grandes proyectos? Está bien, pero invertir en los barrios es algo muy importante», subraya.
Guillermo San Juan, portavoz de Podemos-Equo, echa de menos más autocrítica por parte del concejal Torquemada y cree que el modelo requiere una revisión absoluta: «La clave está en que se ha utilizado el presupuesto participativo para proponer obras en los barrios, cuando estas intervenciones deben canalizarse a través de la Concejalía de Obras y Servicios e ir con cargo al presupuesto ordinario. Claro, los vecinos creen que sus propuestas caen en saco roto y las trasladan al presupuesto participativo».
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