Piero Venery, doble de Freddy Mercury: «Difundo la palabra de un dios»

–¿Por qué Freddie Mercury?

–Soy un cantante nato, desde pequeño. No le conocí hasta 1992, un año después de su muerte. Me enamoré tarde y se creó en mí un vacío porque ya no podía ir a un concierto suyo. Esa vocación estaba presente en todos los ámbitos. Si veía a un hombre en un periódico, me gustaba dibujarle el bigote. Es una forma de obsesión. Con el tiempo me compré las camisetas, el álbum, los discos… todo. Antes que nada, soy un fan. Eso evoluciona en un trabajo, hago solo esto en mi vida. Es lo que me gusta, soy una persona privilegiada.

–¿Pensaba por qué ser Piero si puedo ser Mercury?

–De pequeño tuve un trauma, como les pasa a muchas estrellas de rock. Los niños de mi edad me molestaban porque mi padre tenía una pescadería y yo olía mal. Me sentía avergonzando y me hizo odiar a mi padre, que no tenía culpa. Era pequeño, no tenía la fuerza mental para combatir el bullying. No quería ser Piero, quería ser otra persona y tener una vida mejor. Me dejé crecer el bigote y la gente me decía que me parecía a él. Con el tiempo, me hice con mucho vestuario y me cambio 15 veces en dos horas de concierto. Es alto transformismo.

–¿Cómo vive una estrella si serlo?

–Como decía Freddie Mercury, puedo tener todo lo que el mundo ofrece pero, al mismo tiempo, soy el tipo más solo del mundo. Yo siento mucha soledad porque me he transformado en una cosa rara. La gente disfruta del espectáculo, pero no tienes nada en la vida privada. Las mujeres te evitan porque tienes una vida complicada pero luego disfrutan el concierto. Eso te molesta; vienes a disfrutar de mi espectáculo pero no quieres verme porque soy un hombre peligroso y transgresor. Solo un loco quiere ser una estrella; una persona normal no querría ni por todo el oro del mundo.

–¿Han notado tanto el impacto de la película 'Bohemian Rhapsody'?

–Sí, claro. Personalmente, no me gustó. Está hecha para matarlo una segunda vez porque no se puede poner un actor feo a un personaje que ya sufrió porque tenía los dientes por fuera. Si hubiera estado vivo, Freddie Mercury no habría aceptado a un actor así. Hay muchas partes de la historia que son falsas, como una canción de 1978 sale en un concierto de 1974, que Freddy pida perdón a la banda o que le digan que estaba matando Queen porque había hecho un álbum en solitario cuando Roger Talyor ya lo había hecho antes. Ellos quedan como ángeles. O que a Mary Austin no le gustaran las fiestas. La película es un delito, un homicidio a la decencia. Si Freddie Mercury está en otro mundo, está esperando a Bryan Singer [el director] para castigarlo. Si estoy enfadado yo, imagínate él.

–¿Cómo imita una voz inimitable?

–Con mi pasión. Mi secreto no es cómo canto, sino cómo me muevo. Es inútil buscar la voz de Freddie Mercury porque no la vas a encontrar. Y no es necesario, porque su voz está viva en los discos. El concepto que quiero presentar es lo que la gente no puede encontrar: un concierto en directo con Mercury loco en el escenario.

–¿Qué espectáculo ofrecerán en Segovia?

–Es un espectáculo cronológico, a nivel musical y escenográfico. Se cuenta la historia de Queen desde 1980, cuando Mercury se deja bigote, hasta 1991 con 'The show must go on' y 'These are the days of our lives', donde me pongo el vestuario exacto, con su camiseta de gatos. En 'I want to break free' me visto de mujer. Mostramos su famosa fiesta cuando cumplió 39 años, que en la película sale como algo espontáneo, con un video original suyo. Yo me pongo un casco de plátano y bajo al escenario a repartir plátanos, un momento muy simpático. Tenemos un paréntesis con la doble de Montserrat Caballé para representar el tema de Barcelona.

–Describe una experiencia religiosa.

–Al que le gusta Queen se va muy contento. Es un mix de muchas emociones que Freddy Mercury ha presentado a lo largo de su carrera.

–Dice sentirse sacerdote de esa experiencia.

–Sí, bravo. Difundo la palabra de un Dios de la música que estamos seguros que existió y se llamó Freddie Mercury. Cantó el amor en todo el mundo y me gusta recordarlo. Lo vivo con corazón y creo que, como dice la gente, soy uno de los dobladores más impresionante por cómo lo exprimo en el escenario. Doy todo en espíritu.

–¿Ser Mercury en la vida normal implica combatir la homofobia?

–Bromeando diría que soy un Freddie Mercury fallido porque soy heterosexual. Al menos de momento, porque todo puede pasar en la vida, como le pasó a él. Si comes siempre la misma cosa, a la larga te cansa. Cuando un hombre llega a tener el poder de cambiar tan fácilmente de mujer, puede perder la emoción. A mí pasó una parte de mi vida, no quería hacer nada porque estaba lleno. Y si me pasa a mí en mi pequeña vida de estrella, imagina lo que pasó él. En España hay una mentalidad más abierta que en Italia. Muchas veces me han dicho: '¿Qué haces con esta mujer? Debes salir con un hombre si haces a Mercury' .O gente que está segura de que si hago a Mercury soy gay. O que a él le juzguen y le llamen maricón. No ha vendido homosexualidad, sino discos en todo el mundo y merece ese respeto. Yo a Freddie Mercury le admiro por lo que hacía en el escenario. Lo que haga en la cama, con un hombre, una mujer o lo que quiera, no es importante.