«Si las personas mayores tienen quien las lleve, bien; pero es que si no...»

«Las personas mayores, si tienen un hijo que les lleven, bien, pero si no… Por ejemplo, ¿Qué hace esta mujer para ir al médico?», pregunta, Carmen Romero (56 años), mientras señala a María Marta López, de 78. «De toda la vida hemos tenido médico y venía todos los días a consulta».

A pesar de que esta situación se ha agravado con el cierre de consultorios a raíz de la crisis sanitaria (después del estado de alerta han permanecido abiertos 15), la deficiencia en la atención médica de este municipio viene «de antes» y «se ha hecho una bola», como dicen sus vecinos. Yolanda Alonso, de 47 años, llegó hace dos al pueblo y sigue teniendo el médico en Bilbao: «Me sale mejor irme allí por cualquier cosa, hasta ese punto hemos llegado», lamenta. Carmen Romero padece lupus, enfermedad crónica y rara. Aunque vive desde hace más de dos decenios en la localidad, está empadronada en Madrid, en la residencia de su madre, «para poder ir al médico con normalidad», asegura.

El alcalde, Meinardo Sanz, asegura que la situación del consultorio médico le ha hecho «sufrir mucho». La incertidumbre se acrecienta sobre todo ahora, de cara al verano, cuando la población de Otero, que ronda los mil habitantes durante el resto del año, se multiplica por cuatro.

La razón esgrimida por la consejería para esta cita previa es evitar que en los consultorios pequeños se comparta espacio con posibles enfermos de coronavirus. «En estos momentos no hay previsión de obras que separen espacios.Como la mayoría de consultorios son muy pequeños, se ha establecido un sistema de cita con dos circuitos horarios:a primera hora para pacientes sin sospecha de covid-19 y, al final del día, para aquellos con síntomas compatibles con el coronavirus, para que se pueda hacer a continuación la limpieza del local y dejarlo listo para el día siguiente», aseguran desde Sacyl.