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En Caracas, en la ladera donde está la misión de La Pradera, «un euro es mucho dinero». Ignacio Morales, del grupo de acción misionera de la parroquia de San Lorenzo, es uno de los organizadores de la Caminata Solidaria, que cumple ... este año dieciocho con el mismo fin: educar y alimentar a niños de la calle de esta parte de la capital venezolana, donde una inflación galopante ha hecho que crezca la miseria en proporción inversa a la caída del valor del dinero.
Más de 300 personas se han inscrito y han participado en esta caminata, que ha partido este miércoles poco después de las diez y media de la plaza de San Lorenzo para recorrer el barrio segoviano y sus alrededores. Diez kilómetros de ejercicio solidario que han pasado por El Sotillo, La Lastrilla y Zamarramala para regresar a San Lorenzo.
El objetivo siempre se cumple: obtener fondos para los proyectos en los países en desarrollo, de acuerdo con el proyecto que inició el grupo de acción misionera de la parroquia hace 18 años en Caracas, pero diversificado en esta edición también para que llegue la ayuda a Dete, en Zimbabue, y a Haití, dos países también golpeados por los fenómenos naturales, la corrupción, la pobreza y la ausencia de cobertura social.
En Caracas, en la misión de La Pradera, el proyecto recoge cada año entre ochenta y cien niños de las favelas para darles educación y alimentos, porque si no tienen qué comer siguen buscando el sustento en la calle. Comentó Morales que el objetivo es introducirles en el sistema educativo público de Venezuela, para lo que es imprescindible darles una educación básica y también inscribirles en los registros oficiales, pues hasta entonces «estos niños no existen». Y la satisfacción del grupo de la parroquia de San Lorenzo es, destacó, «que ya tenemos universitarios».
Otra parte de la ayuda irá para Zimbabue. Para las personas mayores de la república africana, que son abandonadas cuando «dejan de ser productivas y solo son consumidores». Allí, en Dete, hay otra misión que recoge a los ancianos para «darles un sitio para dormir y para comer» porque no hay pensiones y en el país, castigado por inundaciones y hambruna, «la gente que no tiene lo básico para ellos mismos, les abandona», explicó Morales.
El tercer destino al que irá la solidaridad de los segovianos es Puerto Príncipe, en Haití, el país más pobre de América, azotado por terremotos, huracanes, inunducaciones y una elevada corrupción. Comentó Ignacio Morales que en la nación caribeña la misión recibirá la ayuda para tres proyectos, «para los niños de la calle que recoge, para formación de personas adultas en la herrería que se ha montado, donde trabajan el hierro para que tengan una oportunidad, y se ha montado también una panadería, para enseñar a hacer pan y para distribuirlo, y también una sastrería». El objetivo es que los haitianos «vayan resurgiendo».
Las inscripciones en la caminata continuaban cuando ya se ponía en marcha el grupo, formado por gente de todas las edades. Cada participante aportó la cantidad que pudo o estimó conveniente, e Ignacio Morales garantizó que «todo el dinero llegará a su destino».
«Hay o ha habido misioneros segovianos en cada proyecto, de manera que cada euro va de mano en mano, no hay intermediarios, y el cien por cien de lo que se les da repercute de forma directa en lasacciones emprendidas». Es la línea iniciada en Caracas por Chon, en Haití por Natividad Ruiz y por Isaías en Mozambique, declaró.
El epílogo será este domingo, de nuevo en la plaza de San Lorenzo. El rastrillo solidario recaudará más fondos con la venta de artículos donados por entidades y empresas, dulces, alimentos y artesanía, y con juegos para entretener a los pequeños.
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