«Que la persona que fuma quiera dejarlo de verdad es lo más importante»

Los talleres constan de seis sesiones de una hora de duración cada uno. En ellos se practican, sobre todo, técnicas de control de la ansiedad, como ejercicios de actividades placenteras, o de parada de pensamientos negativos. También se instruye a los pacientes sobre los beneficios que reporta dejar de fumar, para que «a nivel mental», las personas se motiven a través de la «psicoeducación».

«Intentamos reducir el consumo, no podemos de primeras ponernos el objetivo de dejar de fumar completamente, porque si no, muchas personas se frustrarían», apunta la profesional. A su modo de ver, que una persona que fumaba 40 cigarrillos al día baje a 10 ya es «una auténtica pasada». Otra situación que suele generar sensación de fracaso es compararse con los demás: «Cada persona es un mundo y existe la falsa creencia de que funciona para todos igual, gente que tiene un conocido que lo dejó de un día para otro y no le costó nada y se pone la presión de que tiene que conseguirlo así», ilustra la psicóloga.

Para ella, lo más importante de todo para alcanzar el éxito a la hora de dejar de fumar es que exista una voluntad real: «Lo más importante es que la persona quiera dejarlo de verdad. Si está predispuesta, lo consigue. Los que lo hacen por terceras personas, que dicen 'a mí me gusta fumar, pero es que mi mujer...', eso no suele salir bien», apunta Laura del Valle.

Por lo que ha observado en sus talleres, en los que participan personas de los más diversos perfiles en cuanto a sexo, edad y grado de adicción, casi todos suelen conseguir su meta y esta resulta ser una decisión duradera en sus vidas, después de observar cada uno de ellos los beneficios que les reporta abandonar la dependencia al tabaco.