La Perico une pasión y carisma en su homenaje a Alberto Contador

Eran las ocho de la mañana y los 28 grados en el termómetro ya asustaban a los participantes en La Perico, que en esta edición ha cumplido veintinueve años. Algunas frentes delataban los primeros sofocos cuando ni siquiera se habían subido a la bicicleta y recogían las gotas de sudor que resbalaban por debajo de algún que otro casco. Pero la adversidad meteorológica desaparecía cuando veían a su lado, en el pelotón, a algunas de las figuras más carismáticas del deporte patrio. Y no solo del ciclismo.

También el tenista David Ferrer puso su granito de arena al magnetismo atractivo que desprendían esos puestos cabeceros en la línea de salida. Su aportación a la vitrina triunfal, un másters 1.000, veintiocho títulos individuales y tres Copas Davis defendiendo a España, entre otros logros también colectivos.

Este año, La Perico ha tenido también un guiño y ha tributado homenaje al antiguo equipo holandés del PDM en el que militó el segoviano, por lo que el maillot con los colores de aquella escuadra predominó en la serpiente multicolor formada por más de 1.200 ciclistas.

Los corredores tenían dos recorridos a escoger. Uno, el clásico de gran fondo con 167 kilómetros en los que los ciclistas pasaron por los puertos de Navacerrada, La Morcuera, Canencia y Navafría; el segundo, más suave en longitud y perfil, con un itinerario de 122 kilómetros en los participantes ascendieron los altos de Navacerrada y Navafría. El primero en cruzar la meta fue Edgar Esteban Vicente.