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Junto al barrio incorporado de Zamarramala, el vertedero del Peñigoso marcó durante décadas la gestión de residuos de la ciudad. Este antiguo basurero municipal fue ... un punto clave en la historia ambiental de la capital segoviana, reflejo de una época en la que las normativas sobre residuos eran menos estrictas y la conciencia ecológica aún estaba en desarrollo. De aquello nada queda. Su pasado como depósito de desechos es solo un mal recuerdo y el lugar que en su día acogiera un mar de basura es hoy símbolo de la restauración ambiental y la sostenibilidad, pues no muy lejos se ubica uno de los puntos limpios de la capital, donde los residuos son gestionados adecuadamente.
El vertedero del Peñigoso comenzó a utilizarse como destino de los residuos urbanos de Segovia a mediados del siglo XX, tras el cierre del anterior vertedero de Roduelos, ubicado al oeste de la ciudad. Durante su periodo activo, que se extendió hasta principios de la década de 2000, recibió toneladas de basura de origen doméstico e industrial, sin los controles ni las medidas de impermeabilización que exige la legislación actual. Su ubicación, en una zona degradada y próxima al núcleo urbano, lo convirtió en una solución práctica pero controvertida, pues la falta de un sellado adecuado y la acumulación de lixiviados y gases generaron preocupaciones ambientales con el paso del tiempo.
El punto de inflexión llegó en 2004, cuando el vertedero fue clausurado y sellado. Esta decisión respondió a la necesidad de cumplir con la normativa europea y nacional, en concreto la Directiva 1999/31/CE y el Real Decreto 1481/2001, que obligaban a modernizar la gestión de residuos y cerrar instalaciones obsoletas. El sellado, ejecutado bajo la supervisión del Ayuntamiento de Segovia y la Junta de Castilla y León, incluyó medidas como la cobertura del terreno con materiales impermeables y la instalación de sistemas para la captación de biogás y el bombeo de lixiviados. Se buscaba minimizar el impacto ambiental tras décadas de uso.
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Desde entonces, los terrenos del Peñigoso han sido objeto de diversos proyectos de restauración ecológica. En 2021, la Concejalía de Medio Ambiente impulsó una plantación piloto con 1.650 árboles autóctonos, como almendros, encinas y pinos, adjudicada a El Ejidillo Viveros Integrales por unos 15.000 euros. Estas iniciativas, a la que ahora de suma la anunciada por el Ayuntamiento, han recuperado el paisaje y han contribuido a la mejora del cinturón verde de Segovia, de su biodiversidad y de la calidad del aire.
Así, el viejo vertedero, activo durante gran parte del siglo XX y sellado en 2004, ha pasado de ser un problema ambiental a un ejemplo de regeneración. Su historia recuerda los retos de la gestión pasada de residuos y el compromiso actual por un futuro más sostenible.
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