Segovia
La peligrosa paradoja del Pontón Alto: afluencia de visitantes en una zona no apta para el bañoSegovia
La peligrosa paradoja del Pontón Alto: afluencia de visitantes en una zona no apta para el bañoCon los rigores del verano instalados, en Segovia se produce todos los estíos una paradoja preocupante: una de las zonas naturales más concurridas para refrescarse, el Pontón Alto, está declarada como no apta para el baño. Es una opción elegida por quienes buscan alternativas gratuitas ... a las piscinas y por quienes se encuentran mejor en un paraje agreste que en un césped regado todas las noches.
Publicidad
Esa calificación de no aconsejable se deduce de su ausencia en el censo oficial de zonas de baño de Castilla y León para la temporada 2024 (del 15 de junio al 15 de septiembre) que publica la Dirección General de Salud Pública de la Junta y Castilla y León. Un listado que se actualiza semanalmente y que atribuye esa evaluación después de analizar la calidad de las aguas.
Solo una de las 35 zonas en Castilla y León se encuentra en la provincia de Segovia: el embalse de Linares del Arroyo en Maderuelo. Ni rastro del Pontón. Sin embargo, su baja calidad de las aguas solo conlleva su condición de zona no apta para el baño; pero son otros factores, comunes a otros pantanos y embalses como los remolinos o las corrientes, los que añaden la advertencia de zona peligrosa.
Darse un chapuzón en el Pontón Alto está desaconsejado, pero no expresamente prohibido. Todos los años, el Gobierno regional realiza campañas informativas in situ para advertir de los peligros, y un par de carteles de la Confederación Hidrográfica del Duero, uno de ellos ya ilegible por la acumulación de pintadas sobre él, avisa de que estas aguas aparentemente mansas son «muy peligrosas».
Publicidad
Esta escueta oferta informativa y las noticias de desgracias pasadas -no se producen ahogamientos desde 2019 en este espacio, pero están en la memoria colectiva- son generalmente conocidas por quienes acuden al embalse. Por eso es complicado recabar testimonios con firma y foto, pero sí se deduce de sus comentarios en conversaciones informales.
Pedro es un habitual del Pontón «porque prefiero mil veces la naturaleza a estar encerrado en una piscina» y él también sabe que el baño en esta zona no está recomendado. Sin embargo, «tiro de sentido común y nunca he sentido el más mínimo peligro», aunque reconoce que ha visto alguna imprudencia ajena en estos años. «Aquí se ha ahogado gente, ¿eh?» remarca. Ha acudido al Pontón con su perro y con su hija, «pero ella no se mete en el agua, no le gusta».
Publicidad
Un grupo de jóvenes ha tomado con toallas y mochilas una de las rocas que se ofrece como saliente sobre las aguas y, de todos ellos, solo dos reconocen que se han metido al embalse y lo volverán a hacer en un rato. El resto, como muchos otros visitantes, explican que su prioridad no es el baño, sino hacer picnic, tomar el sol y disfrutar del entorno. «Como mucho, meterme hasta las rodillas para refrescarme», dice Alicia, a quien le retrae tanto el aspecto turbio del agua como el peligro de no hacer pie. «No apetece, la verdad».
Luis Miguel Pascual
Director de la Escuela Segoviana de Socorrismo
Los fines de semana son los momentos de mayor afluencia, aunque a diario el Pontón también es frecuentado, sobre todo, por gente de la zona: Segovia, La Granja y Palazuelos de Eresma fundamentalmente. Quizá por estar más informada de los riesgos, lo cierto es que se ve mucha más gente en las orillas que dentro del agua; y de quienes se aventuran, muchos lo hacen con pequeñas embarcaciones, tablas o piraguas.
Publicidad
Además, existen algunas zonas dentro de su perímetro donde se practica el nudismo e incluso es un entorno popular para quienes practican el cruising, la búsqueda de sexo ocasional con desconocidos en lugares apartados de las miradas.
Para la siempre activa Escuela Segoviana de Socorrismo, lo peor de esta paradoja recurrente todos los veranos, que hace que las personas se bañen en una zona que no es apta y que entraña graves peligros, es su perdurabilidad en el tiempo. «Llevamos muchos años aportando nuestro conocimiento y pidiendo que se solucione, pero es como predicar en el desierto», asegura Luis Miguel Pascual, su director.
Publicidad
«Si no es recomendable, lo lógico es que se prohíba y que se haga cumplir la prohibición. Es como si una empresa informara sobre la prevención de riesgos laborales pero ni ofreciera los medios a sus trabajadores ni vigilara el cumplimiento de las normas y la utilización de los equipos de protección», ilustra.
Pascual recuerda que el Procurador del Común ya emitió hace cinco años un informe en el que advertía de que los ahogamientos suponen «un problema de una evidente dimensión e impacto en la sociedad frente al que las administraciones no pueden permanecer indiferentes».
Noticia Patrocinada
Más que indiferentes, las administraciones siguen sin encontrar un punto común en cuanto a las competencias sobre el espacio, o más bien, sobre sus diferentes usos. Junta de Castilla y León, Confederación Hidrográfica del Duero y ayuntamientos cercanos se encuentran aún en ese debate.
En opinión del director de la Escuela, y para atender a la demanda de visitantes que quieren disfrutar del espacio, podría optarse por acotar solo una zona del embalse y dotarla de los medios necesarios, fundamentalmente de un servicio de socorristas. Pero en 2024, la situación no es esta: el acceso es libre y la vigilancia nula.
Publicidad
¿Por qué es peligroso bañarse en el Pontón? Pascual se sabe de memoria la respuesta, que es múltiple. En primer lugar, los márgenes no están acondicionados ni hay equipamiento, lo que puede llevar a caídas involuntarias al agua. Además, el embalse es muy profundo y a pocos metros de la orilla ya cubre. Hay corrientes y grandes distancias entre las orillas y el fondo tiene rocas, piedras, limos, residuos y otros obstáculos que no se pueden ver desde la superficie.
Por su experiencia, asegura que si una persona se sumerge es prácticamente imposible localizarle y, como no hay servicio de socorrismo, cualquier ayuda tardará más de diez minutos en llegar, tiempo clave para salvar una vida, y no existen accesos adecuados para los servicios de emergencia.
Publicidad
Noticia relacionada
Alfonso Arribas
Todo esto le hace afirmar con rotundidad, y preocupación, que «la gente se está bañando todos los días en unas claras condiciones de inseguridad«. Y apunta además un dato relevante: «Buena parte de los bañistas pertenecen a la población más vulnerable: adolescentes que no miden los riesgos (algunos incluso hacen saltos desde el puente), familias con niños a los que es más difícil controlar y población que no tiene la misma cultura del agua que nosotros y, o no saben nadar, o apenas lo han practicado».
Los consejos, al igual que los peligros, también los tiene claros la Escuela: no bañarse solo, vigilar en todo momento a los menores, meterse donde se haga pie, no correr riesgos ni dejar que otros lo hagan, saber que normalmente quienes se están ahogando no parece que lo estén haciendo y actuar con rapidez cuando se detecta el problema. «Esto no es una piscina», concluye.
Publicidad
Y aunque no tiene nada que ver con la peligrosidad de las aguas, una visita al Pontón constata otro riesgo en el que incurren muchos visitantes: cruzar la carretera CL 601 que une Segovia con el Real Sitio de San Ildefonso, bastante concurrida, con evidente inseguridad para peatones y conductores.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.