Peke se une a la locura azulgrana

Debió chirriarle a Javi Marcos salir a las cinco de la tarde al césped de La Albuera vestido de calle. Sus compañeros le hicieron el paseíllo y se llevó una placa por sus ocho años en el club. A rey muerto, rey puesto: Sergi Molina, el heredero de su número cinco, dio una clase de solvencia en su primera titularidad. La única rotación de Ramsés fue la de Arévalo. Por lo demás, el traje de gala, con Borrego como capitán.

Era una tarde que puso en valor el legado de Borrego como azulgrana, él era la variante táctica, en la media punta, como cerrajero de defensas, mientras Merencio y Plomer agitaban las bandas. El salmantino tiró de versatilidad y recogió un balón en profundidad como en sus tiempos de falso nueve para domar la pelota e intentar una rosca que no terminó de cerrarse. Un casi al que replicó segundos después del Getafe con un disparo algo manso de Keita, que aprovechó un mal control de Arévalo para medirse con Carmona.

Dos equipos con armas para someter rivales que no lograban someterse el uno al otro. Los mediocentros se neutralizaron, con un todocampista como John –un ejemplo de físico y colocación– midiéndose a Fer Llorente. La Segoviana tenía un punto más de intensidad, pero el filial no concedía aristas. El protagonismo lo asumió Plomer, exhibiendo recursos tácticos para medirse en uno contra uno a jóvenes con buenas piernas para contenerle. Encontró un rápido envío al área al que se lanzó sin suerte Dani Segovia. Esa era la contraseña.

Valía el acierto, pero también el error ajeno. Fer Llorente exprimió una pérdida para asistir al hueco a Merencio, que llegó a la cita pero cruzó demasiado su disparo raso. De nuevo, como en un combate de boxeo, respondió en segundos el Getafe con un disparo tibio de Casalda que Carmona atajó en dos tiempos. Tras unos buenos minutos azulgranas, cambió el tercio y el Getafe fue a más. Sus grandes talentos empezaron a tocar balón. El dinamismo de Santi, que se echó las manos a la cabeza por no mandar a portería un disparo soñado en la corona del área. Y la contundencia de Keita, envergadura con talento. La defensa era consciente del peligro y bloqueó a córner su latigazo prometedor.

Todo estaba listo para el descanso cuando Keita amagó con marcar en su propia portería un gol desde más de 50 metros y asegurarse un hueco en los programas deportivos de hoy. Josele, un portero con tal rigor táctico que va a la banda a hablar con su entrenador –Gabi, excapitán del Atlético de Madrid– que no solo evitó el gol, sino el córner.

La Segoviana volvió adormecida y el Getafe B no lo dejó pasar: envío al hueco que plantó solo a Casalda ante Carmona. Pero el delantero perdonó el descuido con un segundo control desastroso. El césped no estaba tan mal como dos semanas atrás –el benigno invierno ayuda–, pero no era un tapete. Con todo, Carmona tardó en salir a sofocar el fuego. La ocasión más clara del partido tuvo réplica de la mano de Merencio, que condujo en horizontal por el área madrileña y enganchó un fuerte disparo pegado al palo que Josele, siempre bien colocado, atajó sin apuros.

Llegó entonces la lesión de Fer Llorente, un bajón irremediable. Ramsés metió primero a Hugo Díaz y después agitó el banquillo con un triple cambio, relevando a Merencio. Debutó Iker, un juvenil con 'Peke' a la espalda, como extremo derecho, con Plomer a la izquierda y Astray de pivote defensivo, la camiseta táctica que le faltaba por ponerse.

El dueño del partido era el Getafe B, pero todo desembocó en un tobogán emocional con Iker como protagonista. El juvenil se hundió en la miseria por protagonizar la carambola del 0-1, anotado por Diego tras un caracoleo por línea de fondo y un rechace que venció a Carmona. Apenas pasaron segundos desde ese «tierra, trágame» a celebrar el empate tras rematar a bocajarro un centro lateral. Así pasa la Segoviana los partidos por la centrifugadora. Los seis minutos de descuento pudieron acabar de cualquier manera, con un remate acrobático de Plomer que no cogió puerta y un corte inextremis, esta vez sí, de Peke, que cambió las lágrimas por una sonrisa.