![Una patrulla para los más vulnerables](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/07/media/cortadas/policia-social-kI8C-U160826111298JBB-1968x1216@El%20Norte.jpg)
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Claudia Carrascal
Segovia
Lunes, 7 de febrero 2022, 12:01
Mujeres víctimas de violencia de género, casos de violencia familiar, menores de 18 años o mayores de 65 años en situación de riesgo, así como personas que sufren discriminación social son los colectivos en los que se centra el trabajo de la nueva Sección de Atención Social (SAS) de la Policía Local. Su objetivo es garantizar un seguimiento de los casos y ofrecer a las víctimas un trato más cercano y continuado.
Ismael y Beatriz son los dos agentes que atienden esta unidad desde su creación el pasado mes de octubre y lo hacen vestidos de paisanos y sin distintivos en el vehículo que utilizan para garantizar la privacidad. Ismael cuenta que el primer mes lo dedicaron a formarse con la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la comisaria de Policía Nacional de Segovia. «También tuvimos que hacer cursos específicos para sentar las bases de esta sección que partía de cero», relata.
A partir de noviembre comenzaron con el trabajo de calle y el seguimiento de casos y desde entonces se han encontrado con situaciones muy dispares. De forma independiente a esta sección, el resto de agentes siguen atendiendo las primeras llamadas relacionadas con estos colectivos, la diferencia es que tras una primera intervención remiten el informe a esta sección. «A partir de ese momento nosotros realizamos un control y seguimiento de cada caso para detectar situaciones de riesgo y para minimizar las consecuencias», detalla.
Uno de los ejemplos frecuentes con el que se han encontrado es el de una persona mayor que se cae en su domicilio o en la vía pública y requiere ayuda para levantarse e incluso tiene que ser derivada a los servicios sanitarios. En estos casos, «es más importante de lo que parece realizar un seguimiento e indagar para saber si la persona vive sola, si tiene recursos, algún tipo de discapacidad, trastornos, o si las necesidades que pueda tener estan atendidas». Muchas veces ni siquiera tienen familia y son vecinos, amigos e incluso excompañeros de trabajo los que les echan una mano.
Una vez recabada la información esta patrulla trabaja en coordinación con los servicios sanitarios y sociales. «Les asesoramos sobre las prestaciones a las que se pueden acoger o sobre los servicios que están a su disposición», según Ismael, quien cuenta que otra de sus misiones en este tipo de situaciones es asesorar a los familiares o al entorno más cercano. «A veces a raíz de nuestra intervención toman conciencia de la situación y se ponen las pilas».
El último paso es el seguimiento para garantizar que «estas personas tengan las mejores condiciones de vida posibles». Precisamente el motivo por el que se ha decidido que esta sección se centre en los mayores es porque «se encuentran con más dificultades y suelen tener las facultades mentales mermadas. Además son colectivos en los que aumenta de forma significativa el riesgo de exclusión social y desamparo».
Los casos de menores en situación de abandono también son frecuentes. «Se trata de niños de corta edad, 9 o 10 años que permanecen en el domicilio sin vigilancia de un adulto durante gran parte del día y, en muchas ocasiones, ni siquiera acuden al colegio», expone. Aunque hay realidades muy diversas es frecuente que estas conductas estén motivadas por separaciones no amistosas cuando los hijos están a cargo de una parte del matrimonio y por motivos laborales y económicos ni pueden atenderlos, ni se pueden permitir contratar a una persona que se encargue de ellos.
Por otra parte, en los casos de violencia de género Ismael reconoce que la colaboración ciudadana es esencial y tienen muy en cuenta los avisos de vecinos que llaman por ruidos o peleas en un domicilio, ya que «pueden esconder un problema de violencia». No siempre es fácil identificar estas situaciones porque a veces la víctima no lo reconoce o lo minimiza. Por eso, ve tan importante ese trato de confianza, más cercano y personalizado que ayuda a que la persona damnificada se sienta segura y cómoda a la hora de contar su experiencia. Además, aunque la víctima decida no denunciar, la Policía puede actuar de oficio e incluso detener al agresor en contra de la opinión de ambos.
Por otra parte, a través del Sistema VioGén llevan el seguimiento rutinario las mujeres que ya han pasado por un proceso judicial. Su misión es contactar de forma periódica con la víctima. También ponen a su disposición las 24 horas del día un teléfono de contacto para que puedan solicitar ayuda, apoyo o consejo. Asimismo, estos dos agentes se encargan de formar a otros compañeros porque «durante los trabajos policiales puede haber una doble victimización al preguntar en varias ocasiones por lo ocurrido», argumenta.
Desde la puesta en marcha de la sección, uno de los aspectos que más les ha sorprendido es el elevado volumen personas en situación de vulnerabilidad con el que se han encontrado, cuya situación podría haberse agravado sin su intervención. Asimismo, Ismael admite que también le ha llamado la atención la gran cantidad de jóvenes que son víctimas de violencia de género. «Esta es una lacra a cualquier edad y nada justifica las agresiones, pero la gente de 50 o 60 años sabemos que ha recibido una educación más patriarcal y machista. No obstante, nos sorprende todavía más cuando estas conductas se replican entre los jóvenes porque llevamos años luchando a favor de la igualdad y del respeto, pero nos encontramos con que muchos adolescentes tienen un concepto machista de las relaciones y normalizan la violencia o el control por parte de la pareja», apostilla.
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