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Las negociaciones a última hora entre la patronal del transporte y los sindicatos desactivaron una amenaza de huelga que de haberse materializado hubiera puesto en jaque días clave en el reparto de mercancías, desde el mismo lunes a las campañas del Black Friday o la ... pre-navidad. Un aviso de un nudo gordiano por resolver. Es una paz precaria, pues ambas partes han pactado iniciar conjuntamente la petición al Gobierno de establecer coeficientes reductores que allanen el acceso a la jubilación anticipada del sector, pero el recorrido es largo: pasa por distintas administraciones y no se ha sumado el transporte de viajeros, que mantiene sus paros. En cualquier caso, plantea un problema de calado, pues la patronal segoviana, que ya va corta de conductores, avisa de que anticipar la jubilación reduciría la flota y dejaría más camiones parados. Mientras, los sindicatos aluden al coste físico y persona de una vida nómada con el agravante de que los salarios no reconocen esos sacrificios. Por eso no hay generación de relevo. Sin nuevos carnés, ¿qué pasará cuando se retiren los veteranos?
La patronal Asetra (Agrupación Segoviana de Empresarios del Transporte), con 360 empresas afiliadas y unos 2.000 vehículos, no dispone del dato de la edad de sus conductores, pero lo intuye a través del número de alumnos que pasaron por su centro de formación en 2023. De 183 personas, ninguno tenía menos de 30 años. Los rangos de edad dividen así la muestra: 24 alumnos de 31 a 40 años, 74 de 41 a 50 años, 74 de 51 a 60, y 11 de 61 a 70 años. «La media de edad estará en torno a los 50 años», subraya su director general, Fernando García. Siguiendo esta aproximación estadística, el 46% del sector tendría más de esa edad y podría verse beneficiado por un formato de jubilación anticipada. Si hay 2.000 vehículos dados de alta, hay al menos 2.000 conductores –más personal de oficina en un sector que da empleo directo a unas 2.500 personas–, así que hablaríamos de unos 900 segovianos al volante que están agotando su vida laboral. La lista incluye a trabajadores por cuenta ajena y autónomos, que representan el 56%.
«Ya con independencia de la jubilación anticipada a los 60 o no, en un futuro de 15 años van a hacer falta muchos conductores», subraya García. A diferencia de otros sectores, la escasez actual de camioneros no eleva la carga de trabajo en los que están ejerciendo porque un conductor puede llevar solo un camión y su descanso está muy regulado. Asetra está de acuerdo con la «penosidad» que lamentan los sindicatos. «Pero hay muchos factores que ver. Cuáles van a ser las cotizaciones, quién las va a asumir, si las empresas o el trabajador. Hay que aterrizar y ver los números porque no va a ser gratis». La letra pequeña de una decisión que en última instancia depende del Gobierno.
Y cómo se adapta el sector a la pérdida de conductores. «Jodidos estamos, como no les pintemos… Pero como patronal no nos podemos oponer a que se establezca una jubilación a los 60 años». Ante la escasez de mano de obra nacional, la alternativa es traerlos de otros países –hay empresas locales que han importado profesionales desde países latinos como Perú–, pues García subraya que la nómina no es un factor clave. «Es que ni pagando, no es una cuestión salarial». En un futuro muy a largo plazo, dibuja autopistas ferroviarias: que el remolque de un tráiler viaje en tren. Una de las posibilidades que abre el puerto seco previsto en la zona industrial planificada en Prado del Hoyo. Porque la escasez no está en las medias distancias, sino en las largas. «Los trabajos que son por aquí como el reparto de pienso o paqueteros, se encuentra gente más fácil. Hay dificultades con la gente que hace fines de semana en el transporte de viajeros o rutas largas. Pero el sector del transporte es eso. El que sea marino mercante o piloto, ya me dirás». Ante el compromiso de la tarea, que sigue siendo el mismo, han cambiado las prioridades. García lo compara con la escasez de fontaneros, camareros o albañiles. «Ahora hay profesiones como ser 'youtuber' o dj», resume con un punto ironía.
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La desconvocatoria de la huelga en transporte de mercancías, prevista para los días 28 de octubre, 11, 28 y 29 de noviembre y el 5 y 9 de diciembre, deja ya sin importancia la incertidumbre sobre su seguimiento en un sector en el que la mitad son trabajadores autónomos y en el que la otra mitad debe renunciar a un día de sueldo. Con el compromiso extra que exigía parar a final de la semana, pues en muchos casos obliga al conductor a posponer su vuelta a casa y pasar la noche en el lugar en el que ha descargado.
El acuerdo alcanzado por los sindicatos con la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), al que no se han sumado el resto de patronales, implica presentar una solicitud conjunta en 20 días ante la Administración. Como parte del mismo, la patronal ha incluido reconocimientos médicos periódicos obligatorios para los conductores y la facultad de las empresas de transporte de mercancías por carretera de realizar controles aleatorios de alcohol y drogas a su personal de conducción conforme al protocolo que se establezca.
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