La primera vez que Dzimitry Patotski pisó la pista de Nava de la Asunción lo hizo como verdugo. Dio al Ademar de León la Copa de Castilla y León, sellando su portería a un Nava que aún no había debutado en Asobal. La megafonía no ... tenía aún en su lista las polcas que suenan cuando afronta un penalti clave. O el cántico de las peñas cuando cambia el signo de los partidos. Han pasado seis años y el bielorruso es ya una institución en Tierra de Pinares, pues el club anunció ayer su renovación por dos temporadas más, hasta 2026. El Nava tiene portero para rato.
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Antes de desembarcar en Tierra de Pinares, Patotski había demostrado su valía en León; más en la primera campaña (2018/19), en la que jugó todos los partidos con una media de 7,5 paradas por encuentro, que en la segunda, donde bajó su media a 2,58 porque bajaron sus minutos. Lo aprovechó el Nava para asegurarse una contratación que un año antes quizás hubiera sido imposible. Vino la pandemia, la competición echó el cierre tras 19 jornadas y el bielorruso llegó a Nava en verano de 2020.
No era una situación fácil para Patotski, obligado a reivindicar su figura tras un año a la baja y a convivir con Yeray Lamariano, uno de los imprescindibles del club. Entre el vasco, clave para asentar al Nava en su primer año en División de Honor Plata (2014/15) y culminar el ascenso a Asobal en 2019, y Ernesto Sánchez, salvaron la primera temporada en la elite de los segovianos hasta el cierre pandémico. Tras la salida de este último a Santander, el bielorruso compartía portería con la gran leyenda navera.
Lo cierto es que Patotski relevó a Yeray por méritos propios. Fueron unos meses complicados para los segovianos, con un brote de covid en Irún que provocó a la postre la destitución de Diego Dorado en diciembre con el equipo en puestos de descenso. Cundo llegó Zupo Equisoain, convirtió al bielorruso en un pilar para sacar al equipo de la quema. Y su portero respondió con actuaciones portentosas en el tramo final de temporada. Ninguna como la de Cuenca, que valió un punto a la postre clave para mantener la categoría.
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81 partidos
Patotski ha jugado con el Nava en Asobal en más de dos temporadas.
704 paradas
acumula el bielorruso, una media de 8,7 intervenciones por partido
27.51% es el porcentaje
de paradas en lo que da va de campaña: 148 intervenciones en 538 tiros.
A partir de entonces, la portería ha sido su patrimonio. Ninguno de sus compañeros bajo palos se ha acercado a su nivel. Equisoain trajo al bosnio Haris Pleh como complemento, pero no estuvo a la altura: mientras Patotski paró ese año 9,5 balones, su compañero se quedó en 2,1 y protagonizó uno de esos errores que valieron la permanencia lanzando un balón al ataque en los segundos finales ante el Huesca en busca de la victoria, en lugar de asegurar un empate que, instantes después, desembocó en derrota.
Cuando el club descendió a Plata, hizo valer el contrato en vigor de Patotski y le mantuvo como uno de los cinco extranjeros que permite la normativa. Álvaro Senovilla sumó a dos porteros jóvenes: Aleix Toro, mermado por las lesiones, y Nil Guiteras, que fue claramente a más y decidió partidos. Pero el ascenso llevó al club a mover el árbol y fichar a Luis de Vega, procedente del Villa de Aranda. El técnico elogia su papel para asegurar la competencia en el puesto y dar refresco al titular, pero su presencia es reducida, apenas 2,4 paradas por encuentro frente a las 8,7 del bielorruso.
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Alguien de pocas palabras, incluso cuando no son suyas. Sirva como anécdota su traducción en la presentación del ucraniano Dmytro Horiha: convertía un minuto de explicaciones en cuatro palabras contadas. No escatima sonrisas ni deja comida en el plato. Por eso el club anunció su renovación con un spot en el que le sirven un plato de pulpo, el apodo que se ha ganado en la pista, donde se expresa. A falta de palabras, buenas son paradas.
Carlos Villagrán jugo 83 partidos con el Nava en las tres temporadas que estuvo con el club de su vida en Asobal antes de retirarse en mayo de 2023, una cifra que superarán en marzo Dzimitry Patotski y Óscar Marugán, el único que ha vestido la camiseta navera en las cuatro campañas del club en la máxima categoría del balonmano español, aunque apenas jugó dos encuentros en la primera de ellas. Ambos llevan en estos momentos 81 partidos. Los cambios de piezas del Nava desde su estreno en Asobal dejan solo a otros dos jugadores que hayan disputado tres temporadas en la máxima categoría con el club: Paco Bernabéu (la 2019/20, la 2020/21 y la 2021/2022) y Andrés Moyano (2020/21, 2021-22 y la actual).
El dato de partidos se limita solamente a los disputados en la máxima categoría del balonmano español. En el cómputo histórico, Villagrán, actualmente el segundo entrenador del equipo que dirige Álvaro Senovilla, será muy difícil de desbancar, pues ha jugado década y media de forma casi ininterrumpida con el equipo de su pueblo en las cuatro categorías, desde Segunda Nacional a las tres campañas en Asobal.
El Nava acostumbra a ser un club madrugador en la planificación de la siguiente temporada y su posición a final de la primera vuelta, con un colchón que ahora es de nueve puntos de ventaja con el descenso, facilita las cosas. La gran incertidumbre está en los dos eslovacos: Jakub Prokop y Tomas Smetanka, seguramente sus piezas más cotizadas en el mercado. El club ejerció el verano pasado la opción que tenía para ampliar un año más sus contratos. Su continuidad es prioritaria. En el cuerpo técnico, Álvaro Senovilla cumple su sexta temporada como técnico en tres etapas distintas y el buen rendimiento del equipo en su primer año como entrenador en Asobal hace previsible que el club confirme en breve su continuidad.
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