![Pasiones desatadas por la gabarrería](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/13/media/cortadas/6gabarerros-espinar-pedroluismerino16-kNfD-U1601301446285sEG-1968x1216@El%20Norte.jpg)
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Dice Juan Andrés Saiz Garrido que la gabarrería es «un acto de amor y que su esencia está en el detalle, lo mismo que la literatura y el arte». Sus años de indagación en un oficio tan duro como tradicional y ancestral le inspiran al definir esa pasión que late en El Espinar y que se desborda cuando toca rendirle el homenaje que merece por su supervivencia y por todos los actos de servicio al monte prestados por generaciones y generaciones. Es el tributo a un modelo de vida, a una forma de entender la convivencia con el entorno natural que respira el aire que sopla en la sierra de Guadarrama.
Y cuando el enamoramiento bombea fuerte empujado por la multitud que admira esas formas de antaño, se desata la emoción que a lo largo de este domingo se ha vivido de nuevo en la plaza de la Corredera de la localidad.
Después de dos años de obligada interrupción por la pandemia del coronavirus retornaron todas las liturgias que envuelven a una de las fiestas más queridas y sentidas por estos lares serranos y por los vecinos que otros pueblos cercanos unidos por el cordón umbilical que recorre el adusto monte de árbol en árbol. Una vez más, la multitud ha acogido la tradición en un ambiente de festiva veneración y de curiosa admiración por parte de los forasteros.
Un año más, olió a leña en un El Espinar colmado de personas atraídas por los desfiles de los caballos cargados con los hatos que descendieron de nuevo del monte. La fiesta ha culminado su vigésimo tercera edición con las exhibiciones de los cortadores de troncos. Su habilidad a la hora de tronchar la madera y despiezar las corteza rememora de manera lúdica el condumio ganado antaño con tanto sacrificio.
Los gabarreros eran hombres y mujeres y hasta niños, como también ha dado fe el acto de este domingo, que «sacaban» la leña del monte a lomos de caballería y la transportaban para venderla o para usarla como combustible en los fríos inviernos de la parte umbría de la sierra de Guadarrama. La explotación forestal, la gestión de los montes nunca ha desaparecido de este enclave serrano de la provincia segoviana. Los tiempos han cambiado y sobre el oficio se alarga la sombra de la amenaza de la extinción; pero esa seña de identidad permanece inalterable e indeleble gracias a homenajes multitudinarios como el que aconteció ayer y a figuras como Saiz Garrido, autor de 'Los gabarreros', libro crucial para conservar la memoria del oficio.
Más pasión desatada, aunque de manera diferente, más íntima y menos vigorosa que la exhibida por los cortadores, ha sido la que se ha desencadenado en la entrega de los galardones de esta edición. Ricardo García y Manuel García Miguelsanz recogieron sus distinciones como gabarreros de honor, mientras que Antonio Yagüe fue reconocido con el título de pregonero.
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Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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