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La Real Academia Española (RAE) define gentrificación como el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo. Segovia en Marcha organizó este sábado un paseo ... por el centro de la ciudad para exponer las claves de este proceso y responder a una pregunta ¿Corre riesgo Segovia de estar gentrificada? Su respuesta es clara. No. Segovia lleva gentrificada años, el tiempo que lleva perdiendo población el casco antiguo a cambio de la llegada de turistas y universitarios con un mayor poder adquisitivo.
La primera parada del paseo para explicar la gentrificación era la plaza de San Esteban, un espacio rodeado de monumentos que hace décadas sirvió como escenario de conciertos y actos culturales y ahora es lugar de aparcamiento de decenas de coches.
A escasos metros de la iglesia de San Esteban y del Palacio Episcopal está una de las claves señaladas por Segovia en Marcha: una de las dos inmobiliarias que se dedica, en exclusiva, al alquiler de pisos para estudiantes de IE University por precios de entre 600 y 1.800 euros la habitación.
La consecuencia es la marcha de los vecinos que residen en la zona y que no pueden asumir ese alquiler. Aquellos que son propietarios reciben llamadas de inmobiliarias dispuestos a comprar o alquilar el edificio entero ante la rentabilidad que supone ofrecerlo a los universitarios. Así se da forma a la sustitución de la población original por una nueva de mayor poder adquisitivo.
Una de las calles que desemboca en la Plaza Mayor es la calle Escuderos. «Quedan seis vecinos», relata Andreina Cannata, residente en esta vía durante más de dos décadas. Su relato habla de una marcha progresiva de todos los vecinos, que han vendido sus casas. En unos casos, por el beneficio obtenido con su conversión en pisos para universitarios o turistas; en otros, 'empujados' por las continuas molestias de ruidos causadas por unos vecinos, los universitarios y los visitantes, con un ritmo de vida completamente diferente. Además, los tres locales de ocio nocturno dificultan aún más la convivencia. «Segovia es la tormenta perfecta», resume Alberto Vigil, ingeniero con experiencia en procesos de gentrificación.
Residir en la calle San Frutos, junto a la Plaza Mayor, no es más sencillo. Un vecino trasladó su testimonio a los promotores del paseo. En su escrito, confiesa que acabó tomando ansiolíticos y acudiendo al psiquiatra por los problemas generados al vivir «rodeado» de pisos de estudiantes y turísticos. Puntos de encuentro, de fiestas cuatro noches a la semana que en ocasiones acaban con el desalojo de cientos de personas por cinco patrullas de la Policía Local. Eso, cuando los agentes pueden detectar el origen de los ruidos y acceder a las viviendas.
La 'expulsión' de los residentes habituales del casco antiguo puede tener consecuencias como la supresión de servicios, como el transporte urbano. Así lo cree Clemente Oria, presidente de Avras y participante en el paseo. Durante su intervención, lamentó la intención del Ayuntamiento de implementar un servicio de lanzaderas. Además, abogó por una Zona de Bajas Emisiones más estricta que permita a los vecinos del recinto amurallado «no tener que dejar el coche en los Altos de la Piedad» cuando el centro se llena de turistas.
«El primero que sufre ante un proceso de transformación es el comercio. La gentrificación afecta decisivamente a los servicios», resume Alberto Vigil. Por ello, una de las paradas estuvo junto a las obras de remodelación del Mercado de Los Huertos, un espacio que esperan se llene de establecimientos dedicados a la venta de productos de primera necesidad «¿Estará destinado a los vecinos o a los turistas?», comentaron ante el riesgo de que se implanten negocios dirigidos al visitante y no al residente. Y ahí surge otra duda ¿Cómo se convence al comerciante de apostar por un tipo de negocio que, sobre el papel, puede ser menos rentable?
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Luis Javier González
Luis Javier González
Junto al antiguo edificio del INSS tuvo lugar una de las paradas más polémicas del paseo. Allí se habló de la innegable pérdida de servicios del centro histórico durante los últimos años (Jesuitinas, Palacio de Justicia, INSS, parte de las dependencias municipales...), pero se planteó el derecho que tienen los vecinos de otros barrios a contar con esos mismos servicios. La clave, según se concluyó, está en el equilibrio. Si se trasladan los juzgados, colegios o sedes administrativas, se debe dotar de contenido a esos espacios. «Si no se usa, se degrada y se pierde».
La cada vez menor presencia de vecinos en el centro de la ciudad y la cada vez mayor afluencia de turistas también provoca otro nuevo fenómeno que, al igual que la gentrificación, no es exclusivo de Segovia y también se da en numerosas ciudades de todo el mundo: la urbanalización. Se trata de la homogeneización de los centros urbanos de las ciudades y se explica con el cierre de los comercios tradicionales, «donde se hace vida de barrio» y que cuentan con características particulares. En su lugar, proliferan las franquicias que hacen perder la identidad a las ciudades. Así, el centro de Segovia cada vez es más parecido al centro de cualquier otra ciudad del mundo. «Las franquicias invierten aquí muchas veces por posicionamiento de mercado», comentaron sobre este concepto, que en Segovia se entiende con alquileres de los locales de la Calle Real por precios de entre 2.500 y 10.000 euros al mes.
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