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eva esteban
Segovia
Sábado, 21 de octubre 2017, 13:30
Conocer cómo es el interior del Monasterio del Parral ya es una realidad. El Instituto de Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha puesto en marcha la sexta edición del programa de visitas guiadas ‘Abierto por Restauración’, ... que posibilita a los ciudadanos acceder a las profundidades de cuatro bienes culturales nacionales como son la catedral de Sigüenza, las murallas de Albaicín, el castillo de Sagunto el ya nombrado Monasterio del Parral, que acoge los nueves últimos monjes jerónimos del mundo: «Queremos dar a conocer a la ciudadanía las labores de restauración que estamos haciendo», afirmó Elena Sánchez, guía del programa.
Las goteras y los problemas estructurales en las cubiertas del Monasterio del Parral pasarán en unos meses al recuerdo. Patrimonio Cultural de España invertirá millón y medio de euros para la restauración de todas las cubiertas del monasterio para evitar su deterioro y favorecer su conservación, aunque por el momento no ha establecido una fecha límite para terminarlo: «Es una labor compleja y lleva tiempo hacerlo», dijo Sánchez. «Los arquitectos se han dado cuenta de que hay más cosas que arreglar de las que se había previsto», matizó.
Una de las zonas de la Iglesia que «mejor se conserva a pesar del abandono», afirmó la guía, es el retablo. No obstante, desde principios de semana ya se trabaja en él; se han instalado andamios y «en los próximos días se van a tomar muestras de materiales y pigmentos y un levantamiento topográfico que permita llevar a cabo la restauración de forma correcta», apostilló. También se está haciendo «especial hincapié» en arreglar el tejado. Así, los obreros «están retirando la madera podrida y poniendo piezas nuevas» y se pretende impermeabilizarlo para su fortalecimiento: «Hay controversias por el hecho de poner un tejado a la segoviana o a la romana», aseguró.
Las grietas, humedades y los efectos destructores del agua son evidentes tan solo con observar el Altar Mayor: «Se trata de problemas estructurales importantes», señaló Sánchez. Uno de los factores que más afectó tanto al mantenimiento del monasterio como al conjunto de la Órden de San Jerónimo fue la desamortización de Mendizábal de 1836: «Supuso prácticamente su destrucción», continuó. A pesar de ello, la Sarga, el manto con el que se tapa el retablo en ocasiones puntuales, se mantiene prácticamente intacto:«Es un milagro que después de tantos siglos se haya conservado», apresuró la guía.
Una de las zonas que a las que excepcionalmente podrán acceder quienes decidan visitar el monasterio durante el programa es la solana, es decir, la terraza ubicada en la zona norte del convento orientado hacia el sol: «Es una zona que normalmente no está abierta al público pero que podrá visitarse gracias a esta iniciativa, excepto los viernes», confirmó la guía turística. En él se están llevando a cabo mejoras en la actualidad e incluso se barajan diferentes posibilidades:«Están estudiando poner una vidriera en ella para que ejerza como filtro para la entrada de frío y calor».
Desde allí se divisan y aprecian las degradaciones que la mala conservación y el paso del tiempo han ocasionado en la fachada interna del patio central del claustro principal. Desde sustituir el cemento manchado de la fachada interna por cal y arena, «un material mucho más resistente», a instalar canalones y reforzar las cimeras. Ninguna cuestión quedará en el tintero susceptible de reforma. Las vidrieras de la parte superior, deterioradas, serán sustituidas «por calcos exactamente iguales», anunció.
También se prestará especial atención a la problemática que supone la colonización de especies animales y vegetales: «La idea es intervenir en ello sin que ‘se note demasiado’», apuntilló.
Otro de los acometidos que se llevarán a cabo para mejorar las condiciones en las que se encuentra El Parral es «abrir una puerta de acceso» a la Capilla de San Agustín, que a su vez también se encuentra en obras para, según Sánchez, «respetar la Capilla de la Anunciación al máximo», puesto que para acceder a la primera es necesario pasar previamente por la segunda.
Si hay un elemento icónico y distintivo del Real Monasterio de Santa María del Parral es su sillería del coro. A pesar de que «han habido intentos de trasladarlas a otros lugares», afirmó Sánchez, por el momento siguen en Segovia. Y es que es uno de los bienes más preciados de sus monjes, y prueba de ello es que, por el momento, no quieren mostrarlo al público:«Quieren ser ellos los que en un futuro lo enseñen», concluyó.
Según los datos disponibles, la histórica sillería está compuesta por 37 sillas bajas y 47 altas, de las cuales «de algunas solo se conserva el respaldo».
Los jerónimos son diferentes al resto de monjes de otras órdenes, y no únicamente porque estén en peligro de extinción. Y es que cuentan con una serie de singularidades con respecto a los demás. La primera es el alzamiento del Altar Mayor, en algunos casos «de hasta 13 escaleras para acoger en la parte inferior la sepultura de personalidades vinculadas». En el caso de El Parral, este honor recayó sobre el Marqués de Villena, Juan Pacheco, fundador , y su esposa María Portocarrero.
Los jerónimos, que viven bajo la clausura, únicamente salen de El Parral para realizar las actividades «estrictamente necesarias, como ir al médico». Viven del autoabastecimiento, gracias al huerto y taller de madera, y de los donativos que reciben. El monasterio está ubicado en el paraje de La Alameda, a orillas del río Eresma y circunvalado por murallas. Tampoco es casualidad el hecho de localizarse en los extramuros de la ciudad, puesto que este aislamiento se realizó con la intención de que recordarse al que sufrió San Jerónimo en Siria.
Los monumentos, que pueden visitarse desde ayer viernes 20 y hasta el próximo 26 de noviembre de forma gratuita y bajo previa inscripción, han sido seleccionados por su «especial valor patrimonial y singularidad del proceso de conservación que en ellos se está desarrollando», tal y como aseguró el director general de Bellas Artes y Patrimonio Cultural, Luis Lafuente.
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