El 'parking' de Ezequiel González baja la barrera tras trece años: «La gente venía triste a por sus vehículos»

«Las tres últimas horas han sido muy duras. Todavía quedaba algún coche y la gente venía triste a por ellos. He sentido una sensación muy rara al ver el 'parking' vacío, de 'hasta aquí hemos llegado'», comenta Lidia Vélez, una de las seis trabajadoras que hasta ayer se encargaba de la gestión del aparcamiento. Precisamente, ella fue la encargada, hace trece años, de abrir las puertas de la instalación. Ayer, también fue quien se encargó de clausurarlas ante el desconcierto de algún conductor que no se había enterado del cierre y que quería dejar allí su coche.

Sonia Fernández, Lourdes Huertas, Cecilia Sánchez, Bárbara Rodríguez y Tere Alcaide son, junto a Lidia Vélez, las seis trabajadoras que han perdido su empleo por el cese de actividad del aparcamiento. De momento, la pérdida es temporal, ya que Settex, la empresa concesionaria, ha aplicado un ERTE de seis meses de duración. «Ya veremos qué pasa. Estamos negociando con la empresa», comentan. Pero sus quejas no van dirigidas hacia Settex. Tienen la mirada puesta en el equipo de gobierno. «Nos decían que no éramos problema suyo, que éramos problema de la empresa. Se han cerrado en banda. Su afán es municipalizar y al precio que sea», explican.

Ni comparten una decisión que las deja en la calle ni la entienden. «Es un servicio que se ha estado llevando bien y ahora no saben qué va a pasar con la grúa ni con el aparcamiento», comentan. Lamentan la actitud del equipo de gobierno, al que acusan de «frialdad y de avaricia». «Les daba igual el trabajo que generase esto. También los abonados, que llevaban aquí años», añaden. Y recuerdan que permanecieron abiertos durante el anterior estado de alarma. «Hemos pasado de imprescindibles a prescindibles».

Precisamente, algunos de los usuarios se acercaron ayer al aparcamiento para despedirse de las trabajadoras. «Nosotras queremos agradecer el apoyo de todos los que han estado a nuestro lado durante estos meses», señalan las empleadas. Han sido semanas difíciles en las que sabían que el final estaba cerca y en las que también han tenido que lidiar con el enfado de los usuarios, que han visto cómo les comunicaban que en el plazo de dos semanas tenían que buscarse otro lugar para estacionar sus vehículos. «Este era una aparcamiento muy usado y al que venía mucha gente por el trato humano. Ahora parece que la automatización es la tendencia», lamentan.