La pandemia ha duplicado las ayudas económicas a los enfermos con cáncer

Esta crisis sanitaria ha puesto en evidencia la importancia de apostar por la ciencia, y la capacidad de esta para salvar vidas. La presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer en Segovia, Ana San José, espera que esta lección sirva para algo, y se extrapole también al caso del cáncer: «Que las administraciones vuelvan a invertir, que dejemos de escaquearnos, para todas las enfermedades, pero para el cáncer fundamentalmente», reclama.

San José señala que, desde su experiencia al frente de la asociación, ha percibido como desde el año 2008 las ayudas de la administración para estos menesteres se han reducido hasta convertirse en «prácticamente inexistentes». Ahora que la comunidad científica está «a la carrera» por conocer más acerca de la enfermedad del coronavirus y muy especialmente por encontrar una vacuna, ha quedado en evidencia lo «fundamental» que es dedicar recursos para los científicos: «Si en España hubiéramos tenido la posibilidad de tener tests y una industria desarrollada para crear nuestros propios recursos, no habríamos dependido tanto del exterior», argumenta San José.

En su opinión, ahora que la presión por la asistencia sanitaria ante el coronavirus se ha relajado un poco, es momento para pensar también en el cáncer: «En cuanto a las medicaciones, cuyas patentes son muy caras, la investigación podría ayudar a abaratar los tratamientos y gestionarlo desde aquí y también sería bueno para la economía», explica la presidenta de la asociación, quien se muestra crítica con la dependencia de la riqueza del país con el sector turístico, otro extremo que ha quedado evidenciado con el paso de la pandemia.

En un balance de la experiencia durante los últimos meses al frente de la asociación, San José lamenta que, con el confinamiento, han llegado a duplicarse las peticiones de ayudas económicas de los pacientes. Si antes atendían unas diez solicitudes al mes, en este periodo han llegado a tener hasta 20 demandas, que han atendido en coordinación con los servicios sociales. El perfil del solicitante es, sobre todo, el de autónomos que han parado su actividad por causa del estado de alarma, o familiares de estos, de los que dependían económicamente: «Personas que han pasado de mantenerse más o menos, a no tener para comer», explica Ana San José.

La práctica totalidad de estas ayudas, que proceden de los fondos de la asociación a nivel nacional, se conceden en forma de compensación económica, aunque en algunos casos, si la trabajadora social lo considera oportuno, puede ser en forma de vales para alimentos o, directamente, comida. San José prefiere siempre dotar con dinero, para que los beneficiarios pueden gestionarlo como ellos quieran: «A las personas hay que valorarlas, y bastante vergüenza es tener que pedir ayuda, como para no darles esa libertad», señala.

Para hacer frente a esta demanda social, desde la asociación prevén «un año difícil», puesto que los recursos de la asociación también han disminuido notablemente, debido a la suspensión de las actividades que normalmente les ayudaban a recaudar fondos, como los eventos en los pueblos o la Marcha Contra el Cáncer de septiembre, que previsiblemente no se celebrará este año.

En su defecto, desde la asociación están «dando vueltas» para recibir ingresos de otras formas. Según relata Ana San José, han empezado a crear sus propias mascarillas para venderlas y también ofrecen kits con gel hidroalcohólico: «Ha habido una disminución importante de ingresos, pero no queremos disminuir los servicios, así que sacaremos el dinero hasta de debajo de las piedras», apunta la presidenta de la asociación. En vista a esta circunstancia, que se extiende a todo el país, la Asociación Española Contra el Cáncer tomó la decisión de aumentar su presupuesto para este año en tres millones de euros, de forma que filiales como Segovia pueden excederse de sus cuentas habituales de 30.000 euros al año hasta los 60.000, e incluso podrían llegar a conseguir más, si en otras sedes no hacen uso de esta excepción.

Por otra parte, la forma de trabajar de la asociación ha cambiado a raíz de la pandemia. Las seis personas que trabajan en ella (tres psicólogos, una trabajadora social, un administrativo y un logopeda) se pasaron al teletrabajo tras la declaración del estado de alarma, y aun así han conseguido sacar adelante en torno al 90 % de sus labores habituales. En el caso de las consultas psicológicas, los pacientes están «encantados», según San José. Tanto es así, que algunos de ellos han querido mantener este sistema, en parte por dificultades para desplazarse hasta la sede y también por el miedo al contagio, que persiste. Con el avance de la desescalada, todos los trabajadores han vuelto a desarrollar sus funciones en la sede, donde han «extremado» las medidas de seguridad.