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Una de las oficinas móviles que recorren los pueblos de la provincia para acercar servicios bancarios. El Norte
Del panadero al banquero móvil: los fresqueros del dinero

Del panadero al banquero móvil: los fresqueros del dinero

Jesús Domínguez, responsable de uno de los dos autobuses de CaixaBank en Segovia, afirma que «es un trabajo bastante agradecido»

Lunes, 21 de abril 2025, 07:10

Como ocurre con los fresqueros del pescado, el pan o la carne, Jesús Domínguez, que gestiona uno de los dos autobuses con los que cuenta CaixaBank en la provincia de Segovia, combate con su trabajo las razones de la despoblación a la vez que hace de cronista diario de la agonía de muchos pueblos. Cartillas que ya no se actualizan, pensionistas que ya no van a por su pensión: cuando los clientes se cuentan con los dedos de las manos, cualquier ausencia se siente. «Como ya llevamos tiempo, hay una relación personal, nosotros les conocemos y ellos nos conocen», destaca.

Gente como Mariano, un vecino de Navafría que cumplió en marzo los cien años y aprovecha para llevarse halagos de sus vecinos. «¡Qué bien estás!», le regalan. Muchos de su quinta tienen bisnietos y se los llevan a recoger el dinero en verano, como cuando van a comprar el pan. «La verdad es que es un trabajo bastante agradecido», afirma Jesús Domínguez.

Las oficinas móviles van a municipios donde no hay oficina bancaria, aunque sí visitan a algunos con cajero. «Hay mucha gente mayor que no se entiende con él y quieren un trato un poco más personalizado. Hay ciertas operaciones que no saben hacer. Sacar dinero, sí; pero si les pides hacer una transferencia para pagar el gasoil…», comenta el responsable de uno de los ofibús de CaixaBank.

En torno a tres cuartas partes de los clientes son mayores de 65 años. «Es la operativa rápida que se suele hacer en las oficinas, la mayoría vienen a sacar dinero de la pensión», apunta Domínguez. Se complementa con otros clientes que tienen sus negocios en localidades pequeñas y hacen los ingresos cuando pasa el autobús.

«Hay mucha gente mayor que no se entiende con el cajero y quieren un trato más personalizado»

Jesús Domínguez

Responsable de una oficina móvil de CaixaBank

CaixaBank tiene dos oficinas móviles para cubrir 104 localidades en la provincia de Segovia con una frecuencia proporcional a su demanda. En las más grandes –por ejemplo, Navafría– acuden una vez por semana; las de tamaño medio reciben dos visitas mensuales y las más pequeñas. Hay ejemplos diseminados por todo el territorio. Más cercanos a la capital, como Añe o Armuña, o en el nordeste, como Maderuelo, Estebanvela o Montejo de la Vega de la Serrezuela. Hace parada en Martincano, con 21 habitantes, el padrón más reducido con escala del servicio móvil.

El criterio para determinar en qué pueblos hace escala no es solo demográfico, pues también depende de la coordinación con los ayuntamientos y la Diputación. Algunos se incorporaron a la ofimóvil tras perder la sucursal física y otros solicitaron sumarse a las rutas.

Punto de encuentro social

El itinerario de Jesús comienza a las ocho de la mañana: preparan la oficina móvil y cogen carretera. Los miércoles hacen siempre parada en Gomezserracín, un pueblo que sí tiene cajero, pero tiene demanda presencial. Está una hora –aproximadamente, de nueve y media a diez y media– flexible. «Si hay clientes esperando, se les atiende, recogemos y vamos al siguiente pueblo», explica el funcionamiento el responsable. 

Así recala en Arroyo de Cuéllar, aparcando en la plaza del pueblo, como en tantos lugares pequeños. «Solemos coincidir con el médico y la gente ya aprovecha para ir a los dos», añade a su relato. De ahí a Samboal, otro pueblo que visitan dos veces al mes. «Cuando he llegado ya tenía a los clientes esperando». Una docena de media en cada núcleo. Después, parada para comer y visita por la tarde a Narros de Cuéllar para terminar la jornada. «Saben el día que vamos y el horario y ellos se gestionan su presupuesto».

«Hay clientes que van a vernos una vez al mes, aunque vayamos todas las semanas y otros que vienen más de continuo»

Jesús Domínguez

Responsable de una oficina móvil de CaixaBank

La afluencia de clientes también depende de si es a finales o a principios de mes, la época con más demanda. «A mediados o finales suele haber un poquito menos», se ratifica Domínguez. Como con el carnicero o el pescadero, los vecinos calculan qué les hace falta para aguantar hasta la siguiente visita. «Se llevan lo que necesitan, no se tienen por qué llevar toda la pensión. Hay clientes que van a vernos una vez al mes, aunque vayamos todas las semanas y otros que vienen más de continuo», revela. Los que no solo aprovechan para hacer la gestión, sino que se sirven del servicio como reclamo social. «Es la forma de que se vean, sobre todo en invierno, hace mucho frío y la gente se queda en casa. Viene el banco, me acerco, saco dinero y veo al primo. A lo mejor llevan toda la semana sin verse y coinciden aquí».

La flota de oficinas móviles también se ha renovado. La comitiva la gestionan Jesús y un conductor que le acompaña en la tarea. «Hay prácticamente lo que tiene una oficina». Desde el mismo terminal a una sala de espera que sirve como techo y reunión social, como en el médico.

Jesús Domínguez es testigo del bajón en el padrón de los pueblos. «Ves que la edad de los clientes cada vez es mayor y no hay nuevas generaciones. Los hijos o los nietos están en Madrid o en Segovia, ya no se quedan a vivir o a trabajar allí». Por eso nota lo agradecidos que son los vecinos con su presencia, máxime por las dificultades de muchos para desplazarse a otro lugar a por dinero. «Muchos no conducen y, si no, se lo tienen que estar pidiendo a un vecino o al hijo. Agradecen muchísimo que vayas y les hagas la vida más fácil», incide el responsable.

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