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Exhibición de paloteo celebrada junto a la iglesia de Abades. El Norte
El paloteo de Abades, una tradición de más de cuatro siglos

Segovia

El paloteo de Abades, una tradición de más de cuatro siglos

El deseo de la folclorista Marisol Galindo por mantener viva la danza se une al interés creciente de jóvenes participantes

Miguel Mateo

Martes, 16 de abril 2024, 10:40

En un tiempo en el que los pueblos olvidan algunas de sus tradiciones culturales y el desarrollo se centra en el progreso tecnológico, el municipio de Abades, de cerca de 900 habitantes, persigue mantener vivo su legado folclórico. Una de sus más destacadas tradiciones es el baile del paloteo, danza popular que no ha cambiado en más de 400 años. La folclorista y vecina Marisol Galindo, junto a su hermana Sagrario, persiguen mantener viva esta tradición por medio de la enseñanza con el objetivo de «fortalecer el legado 'bubillo'». El Ayuntamiento de Abades cede uno de sus espacios para lograr este objetivo.

Los danzantes de Abades de 1594, según referencias históricas, participaban de manera activa en las fiestas del Corpus de Segovia con los diferentes paloteos. «Este baile se realizaba por las calles de la ciudad en la festividad en el mes de mayo», explica Marisol. Desde aquella fecha, no ha sufrido cambios, lo que otorga a la danza una importancia cultural de gran valor. «El paloteo existe en muchos otros pueblos, pero en este caso no se ha modificado ningún palo ni ninguna nota de las melodías desde el siglo XVI», relata.

La danza se baila en grupos de ocho personas, que visten los trajes regionales que ya en sus inicios se utilizaban. No obstante, el color de esta indumentaria evolucionó en el siglo pasado. «Al comienzo, tanto la vestimenta como el calzado eran blancos y así lo exigía el contrato firmado de la época». Al llegar la década de 1940, se incluyó el color negro en el calzón o la chaquetilla. Asu vez, el baile bubillo incluye las cintas en los palos, que se usan de color rojo, mientras que en otros pueblos se emplea el negro.

Esta tradición se ha conservado gracias a que muchas familias la han transmitido a sus hijos. Como explica Marisol, el paloteo solo era para los hombres. El sucesor varón era el que recogía el testigo del padre bailador y, de esta manera, continuaba el legado. «Actualmente, tanto chicos como chicas pueden palotear, pero la herencia familiar permanece: los padres, cuando ya no pueden seguir, ceden el pañuelo que llevan en la cabeza al hijo a modo de ceremonia».

«Mi padre fue quien me enseñó a palotear y me exigió que no cambiara ni una de la melodías ni palos que se usan, porque por esa razón habían permanecido tantos años», sostiene Marisol. Esta particularidad hizo que los abaderos fueran seleccionados para representar una de las tradiciones más longevas de Segovia en la exposición de Londres de 1914. También participaron en la olimpiada popular de la semana de folclore de deportes, que se realizó en Barcelona en 1936. Pero el evento finalmente no se celebró por la guerra civil. En 1937, con la participación de Agapito Marazuela, asistieron a la exposición internacional en París.

Marisol reclama que el paloteo de Abades sea declarado baile autóctono del municipio y pueda perdurar durante muchos más años, al igual que ocurre con otras de las actividades, como es el juego de los bolos de Abades. «Es mi deseo», subraya.

En los genes

Javier Gómez, vecino del municipio, lleva desde 2019 paloteando con el grupo local. Es uno de los jóvenes que se han incorporado en los últimos años a la danza. Si el deseo de Marisol es mantener la tradición, Javier es uno de los pocos adolescentes que desean aprender el baile típico para que no se pierda en el olvido.

Javier descubrió el paloteo cuando Marisol juntó a todos los chicos y chicas del pueblo de entre 11 y 14 años. Con el objetivo de retomar el baile del paloteo, Marisol vio en aquellos jóvenes una manera de enseñar a las nuevas generaciones la tradición de la villa. «Durante las tardes en verano quedábamos para ensayar y en muy poco tiempo conseguimos aprender bastantes paloteos», explica Javier, que lleva paloteando desde 2019. «Ese mismo año conseguimos palotear en las fiestas del pueblo y fue algo muy especial».

Desde entonces, y debido a la pandemia, Javier no había vuelto a ensayar con el grupo. «En 2023 me apetecía retomarlo porque es una tradición que a mi parecer es muy bonita y nunca se tiene que perder», detalla este joven paloteador. El ensayo se realiza en grupos de edades muy variadas lo que genera una sintonía especial en los bailadores, «Marisol hacía que nos sintiéramos cómodos y aprendiéramos rápido». En la procesión del Corpus y durante las fiestas del año pasado se desarrollaron los bailes típicos, una experiencia que ha permitido a Javier esperar con deseo el verano para «volver a palotear y seguir disfrutando de esta gran tradición».

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