Usar la tarjeta para comprar el pan es ya algo habitual en cualquier panadería. a. de torre

El pago con tarjeta se generaliza en tiendas con ventas medias inferiores a los 20 euros

Las zonas rurales y las personas mayores son las menos adaptadas a un sistema que relega poco a poco el dinero en efectivo

Ricardo Domingo

Segovia

Lunes, 22 de agosto 2022, 07:31

Unos años atrás, la presencia del datáfono parecía reservada a las grandes superficies o a los comercios cuyos productos excedían un precio inasequible para el efectivo que solía portar la cartera del cliente. Resulta curioso como ahora, en un paseo por la sección de electrónica ... del supermercado del centro Luz de Castilla, cualquier persona puede comprar su propio terminal de cobro.

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Un aparato del tamaño de una pequeña calculadora que, simplemente vinculándolo a un número de cuenta, puede cobrar importes a tarjetas contactless y a dispositivos electrónicos —como smartphones y smartwatches— que dispongan de la pertinente aplicación. No es tampoco desdeñable el hecho de que la propia panadería de barrio disponga de su propio TPV (terminal punto de venta) para dar la posibilidad al cliente de pagar una simple barra de pan acercando la muñeca al 'pasatarjetas' en un gesto que todavía se hace difícil de digerir a la vista.

El presidente de Fecose (Fomento de Empresas de Comercio Segoviano), Roberto Manso, explica que la pandemia ha significado «un boom» para el uso de la tarjeta en detrimento del efectivo. «Por miedo al contagio todo el mundo empezó a pagar con tarjeta. Y no es algo que se haya mantenido, es que sigue aumentando ahora; no sé si un 15 o un 20%, pero por ahí andará la cifra». Manso señala la caída significativa que ha tenido el uso del efectivo: «En algunos comercios donde los importes medios son de tres o cuatro euros el pago con tarjeta existe y puede llegar a la mitad». En cambio, en los establecimientos donde los precios superan los 20 o 30 euros «el pago con tarjeta impera y el efectivo casi no existe».

El datáfono ha sufrido una universalización total. «Prácticamente todos los comercios, sobre todo en capitales, lo tienen. Quizás algún comercio pequeño en algún pueblo no, pero es una excepción», asegura Manso, y resalta que «en España hay más de dos millones de datáfonos, más que comercios».

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Por otro lado, la imagen del dueño del establecimiento tras el mostrador, renuente y reticente a cobrar con tarjeta pequeñas cantidades de dinero también parece extinguirse; las altas comisiones —impuestas por los bancos— hacían que cobrar pequeñas cantidades con el dinero plástico supusiese escasos beneficios para el negocio. La presencia del clásico cartel que leía 'Uso de tarjeta para compras superiores a 5 euros' ya es menor. «Ya hay muy pocas tiendas donde se ve este cartel. Antes los bancos te cobraban un precio fijo por cada operación. Imagina que te cobran 30 céntimos, pues si cobras algo de 60 céntimos con una tarjeta, no ganas dinero». El cambio en el modelo de imposición de comisiones por transacciones con tarjeta ha conllevado una mayor permisividad para negocios y, en consecuencia, para clientes. «Ahora los bancos te cobran un porcentaje, que es el mismo para un céntimo que para 1000 euros. Además, las comisiones en los últimos años han bajado muchísimo, siempre depende de la entidad bancaria, pero por lo general han bajado muchísimo». Esto ha hecho, que en negocios como el del propio Manso —Todo Útil en José Zorrilla— el uso de tarjeta sea el pan de cada día. «Ahora, ya me pagan fotocopias de cinco céntimos con el reloj o con el móvil».

Juan Francisco Casado, gerente de la Agrupación de Comerciantes Segovianos (ACS), alude a la seguridad que ofrece el uso de la tarjeta en la actualidad ya que «da muchas garantías». Casado explica que «en Segovia, por ejemplo, tenemos la Tarjeta Comercio que permite realizar compras en establecimientos de Segovia y financiarlos. Esto ayuda al cliente y garantiza el pago al establecimiento».

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Un efecto colateral que está teniendo la ubicuidad de la tarjeta de crédito son las limitaciones impuestas al pago en efectivo. La reciente Ley contra el fraude impone el tope máximo de 1.000 euros para pagos en efectivo que se permite entre consumidores y profesionales. «No nos conviene esa cantidad que ha fijado ahora mismo el Ministerio. En el resto de Europa la cifra permitida para el pago en efectivo es mucho superior». Sin embargo, desde ambas agrupaciones de comerciantes hay una cosa clara, arguyen que el aumento en el uso de tarjeta de crédito o débito es inapelable e irreversible. «Es un fenómeno que no va a ir hacia atrás».

Datos facilitados por CaixaBank indican que, a mayo de 2022 y en comparación con los datos del mismo periodo de 2019, la actividad de las tarjetas españolas creció un 12%. El comercio por internet —el denominado como e-commerce— subió un 60% en una comparativa con los mismos periodos. Sin embargo, las retiradas de efectivo con tarjeta cayeron un 60%.

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La voz experta

Verónica López Sabater, consultora del área de Economía Aplicada de Afi, explica que «en las zonas rurales el nivel uso de tarjetas de pago es muy inferior al que correspondería en un país avanzado, moderno y conectado como España». «Sí se usan para retirar dinero de los cajeros, pero menos para pagar en establecimientos. Aunque la tendencia está cambiando y se aceleró por la pandemia, se está desacelerando. Esto se puede medir con datos del Banco de España con la ratio de pagos totales/retirada de efectivo (tanto en número como en importe). Superamos en España la unidad de dicha ratio en importe en marzo de 2016. En Reino Unido se superó mucho antes del año 2000 y en la actualidad la supera nueve veces, mientras que en España no llegamos a dos». López Sabater achaca esto a «un problema de aceptación de pagos digitales».

En referencia al uso de efectivo, la consultora considera que caerá «gradualmente, pero nunca dejará de existir». Estima que parte de ese dinero podría convertirse en dinero digital si el Banco Central Europeo decidiese emitir también euros digitales —las llamadas monedas digitales de bancos centrales o CBDC—, pero no acabará con el dinero físico. «De hecho, en fecha reciente se ha emitido una normativa que «protege» a los usuarios de efectivo su derecho a usarlo en puntos de venta». Es decir, garantizando que establecimientos que sólo aceptaban tarjeta o pago electrónico rectificasen y aceptasen los billetes y monedas de toda la vida. Se atañen motivos «socioeconómicos» y «demográficos» a esa preferencia por el efectivo. «Hay cada día más entornos donde el dinero en efectivo no se concibe: soluciones de movilidad urbana como patinetes, coches por minutos, etc. Y esto es comprensible porque son modelos de negocio nativos digitales. Personalmente, en la mayoría de los puntos de venta considero que los consumidores y ciudadanos deberíamos tener el derecho a ser o no digitales, esto es, a pagar como queramos y no condicionados por el punto de venta», explica López Sabater.

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Bizum, que nació como solución a pagos entre personas, es otra de las herramientas en auge a la hora de realizar pagos. En el comercio 'on-line' esta aplicación móvil se ha adherido a muchos «merchants». «Tal es el caso de Loterías y Renfe, para la compra de boletos y billetes respectivamente». Bizum es una solución de transferencias inmediatas de IBAN a IBAN con «muchísimo potencial». «Tiene una estrategia brillante, lo normal es que dé el salto a los puntos físicos. Es una solución muy extendida ya en España que no tiene equivalente aún en los países europeos, salvo en algunos de los nórdicos». El problema es que ahora mismo si pagas en un negocio vía Bizum «no es ni legal, ni ilegal; es como si pagases en efectivo, la cosa es si lo declaras o no». «Bizum se dio cuenta de que muchos comercios no usaban correctamente la aplicación y redujo el límite de cobros de 150 a 60 al mes».

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