Ópticos con experiencia

Frente a la tendencia en la que tantos negocios familiares no encuentren generación de recambio, David de Miguel representa una excepción. Este óptico-audioprotesista apostó por el negocio que labró su padre hace más de cuatro décadas en un sector vinculado directamente a la tecnología. «Es muy satisfactorio solucionar un problema a cualquier persona», resume. Óptica Damián, en honor de su progenitor, esgrime experiencia y trato personal. «Llevamos toda la vida, la gente confía a nosotros por la forma de tratar al cliente y la calidad del producto. Hay muchos precios y ofertas, nosotros intentamos buscar el equilibrio. Esa confianza es nuestra diferenciación», explica David.

Damián de Miguel abrió hace 45 años la primera óptica en Ávila. Acabado su servicio militar, empezó a trabajar en el sector en Segovia, en la extinta Atalaya. Al poco de que la empresa le enviara a trabajar a la capital abulense, montó su propio negocio en 1973 y acabó siendo profeta en su tierra abriendo una óptica en 1988. El negocio mantiene ese toque familiar desde entonces y sus hijos se reparten el trabajo en las dos sedes. La empresa abrió sus puertas en lo que hoy es la avenida del Acueducto, se mantuvo allí una década y se mudó después a su actual emplazamiento, en el paseo Ezequiel González.

David de Miguel, el responsable de la óptica segoviana, recuerda su infancia correteando entre los bártulos de su padre, pues el óptico de aquella época era un artesano. Montaba los cristales a mano, cortándolos con una punta de diamante para después pulirlos con una piedra. «Había menos opciones y era una venta muy personal. La tecnología lo ha cambiado todo, ha mejorado la profesión. Sin ella, hoy en día no seguiríamos trabajando», subraya, en un sector donde el ser humano, lejos de ser reemplazado, sigue siendo esencial.

Las necesidades actuales son ilimitadas. «Hay quien te dice, quiero una gafa para jugar al golf que se oscurezca y que me valga desde un metro al infinito... Hay más posibilidades de ajustar la necesidad al cristal. Antes, era lo que había y ahora puedes hacer lo que quieras». Las gafas de sol curvadas son un ejemplo de la modernización de un sector en un sector en el que la apariencia importa. «La gafa debe ser bonita además de práctica. Por suerte, a los niños hoy en día les gusta llevarlas y eso antes era un dilema».

La era de las pantallas digitales pone a prueba la vista de cerca para el niño y la prevención es imprescindible. Hay filtros especiales que cortan la emisión de luz azul para que no llegue a la retina. «Se ha demostrado que a largo plazo produce más lesiones y dificulta el sueño, por eso ese filtro es necesario. Estamos horas ante pantallas y teléfonos. Y para niños se utiliza mucho. Por suerte y por desgracia, es lo que les toca vivir». Los expertos aconsejan una revisión anual para los menores porque, además de la corrección visual a través de las gafas, hay otros problemas como el estrabismo que tienen mejor respuesta médica. Además de encargarse de la graduación, la óptica representa un filtro y, sin entrar a diagnosticar, remite al médico de cabecera ante cualquier anormalidad. «Es un trabajo conjunto».

La montura es un complemento más de moda. Desde colecciones como las de Steve McQueen o el piloto de RayBan que no pasan de moda a lo que un famoso pone en el escaparate. «Nosotros hemos puesto gafas sin graduación. Si Cristiano Ronaldo lleva un tipo de gafas de pasta, quieren parecerse». Representa la aceptación social de una necesidad que hace no tanto se identificaba como lastre y que ahora es motivo de diferenciación.

David reivindica las ofertas «de calidad» y pone en cuarentena las estrategias de marketing más agresivas. Su mensaje es que la respuesta sea personalizada, con la opción de incluir una segunda pareja de gafas. También ofrecen productos en auge como unas lentillas que corrigen la graduación, sobre todo para el control de la miopía, y otras de uso nocturno para que la visión durante el día sea óptima. La ortoqueratología, que reduce temporalmente los defectos visuales, está especialmente aconsejada para estudiantes intensivos como los opositores.

La empresa cuenta desde sus orígenes con una sección de audiología, un aspecto en auge para una población envejecida. «Cada vez tiene más demanda porque cuando llegamos a los 60 o 70 años somos más jóvenes que hace unas décadas. Queremos más calidad de vida, ir a conciertos y no dejar de ser activos». Un sector en el que la estética ha evolucionado enormemente, gracias también al avance tecnológico. «Hay aparatos casi invisibles. El entorno afecta mucho y nosotros tenemos a gente que ha trabajado con maquinaria. La protección laboral de hoy en día no existía hace años». La óptica ofrece un servicio completo, desde la audiometría a la elección del modelo. «Aparatos hay muchos, hay que probar cuál el que más se adapta». Muchos se conectan con los móviles y es posible escuchar la televisión en el audífono. También los hay sin pilas -usan una base de carga-, otra demanda en auge.