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Simulación del ciclocarril que se construirá, en sentido descendente, en la avenida Gerardo Diego. El Norte
Once dudas sobre el nuevo y polémico carril bici de Segovia

Once dudas sobre el nuevo y polémico carril bici de Segovia

El ingeniero de la consultoría en la que se basa el proyecto del Ayuntamiento distingue entre tramos de menor a mayor dificultad para ciclistas y usuarios de patinetes

Domingo, 12 de junio 2022, 10:31

Segovia no se va a convertir en un Amsterdam», anticipa Iván Villarrubia. La orografía propia de la ciudad, el callejero muchas veces angosto, el adoquinado y el hábito de usar el coche para moverse no son precisamente aliados de los ciclistas. Sin embargo, este ingeniero de la consultora EBXM sí está convencido de los beneficios del entramado viario diseñado para favorecer y facilitar la circulación en bicicleta –y también en patinete eléctrico– por las calles de la capital. Pero antes de ponerse el casco, enfundarse el chaleco reflectante, agarrar el manillar y acomodarse sobre el sillín, a muchos segovianos les asaltarán dudas, interrogantes sobre lo que supone el carril bici, cómo se va a utilizar, qué seguridad va a tener, cómo va a afectar al tránsito por las calles...

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¿Qué es un carril bici y qué diferencia hay con el ciclocarril y los itinerarios recomendados que también contempla el proyecto?

«Hay calles que son fáciles para los ciclistas, pero solo hace falta que oficialmente alguien se lo diga. Son vías con poco tráfico y que apenas presentan dificultades a la hora de maniobrar», explica el experto. Estas vías son las que Villarrubia llama itinerarios recomendados. Según el proyecto, que afronta la segunda fase de ejecución, son los trazados que no requieren ninguna intervención más allá de la orientación sobre tramos que compartirán con el resto de conductores. La idea sobre plano que se traslada a la realidad del callejero tiene en cuenta 27,6 kilómetros orientados hacia «vías fáciles de convivencia de la bicicleta, el patinete y el resto de vehículos». Es el caso de Coronel Rexach en sentido de bajada, ya que la subida se recomienda por Caño Grande, que es la calle fácil, o de la carretera de Valdevilla.

Villarrubia ahonda en la distinción. Cuando el tráfico es algo más intenso y la calle presenta alguna pendiente que endurece el pedaleo, las bicicletas son susceptibles de sufrir «el abuso de los coches», apunta el autor del informe en el que el Ayuntamiento fundamenta su proyecto. En estos supuestos se eleva un peldaño la escala de la advertencia y se pasa a lo que se denomina el ciclocarril, cuya presencia «está marcada en el suelo». Esta señal recuerda que se puede ir con la bicicleta por ese tramo. Segovia ya contaba con 600 metros de ciclocarril, pero el plan va a juntar 9,1 kilómetros. Se instalarán, sobre todo, en Nueva Segovia, La Albuera o el barrio de Ciudad y Tierra.

Carril bici en el barrio de Santa Eulalia. Antonio de Torre

En esta división por tipos de tramos e intensidad circulatoria, «si hay una calle en la que el tráfico es más rápido o hay una subida más fuerte, se pasa al ciclocarril reforzado», que es un nivel más dentro de la clasificación de itinerarios. La red que se teje en la capital bajo esta tipología contempla un recorrido de 6,5 kilómetros. En estos casos se adoptarán medidas para reducir la velocidad, como colocar medianas de separación; y se mejorará la seguridad en los pasos de peatones. Villarrubia apunta que el plan incluye poner señales para advertir a los conductores de que se separen en los adelantamientos. Se trata, en definitiva, de propiciar una mejor convivencia en la calzada.

En la cúspide de esta pirámide sobre la tipología de vías está el carril bici segregado del resto de la circulación. Se emplazan y señalizan en arterias donde el ciclista está más amenazado por la intensidad y velocidad a la que transitan los vehículos de motor, en cuestas y en tramos sin visibilidad. La ciudad ya contaba con 800 metros de carril bici, que se van a completar con otros 3,8 más hasta un recorrido de 4,6 kilómetros, según consta en el proyecto de la consultora. Este tipo de corredor ciclista y para patinetes que se habilite sobre estas calzadas será unidireccional y con intersecciones «siguiendo la lógica del tráfico». Aquí se incluyen tramos de Gerardo Diego, Dámaso Alonso, la calle 3 de Abril o la avenida de la Constitución.

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¿Cómo se van a señalizar los diferentes tramos?

La consultora parte de que los trazados están enfocados «siempre a bicicletas y patinetes». La señalética que se ha probado y que se instalará, también. «Se van a dar instrucciones y habrá bastante literatura, no se va a hacer algo general», avanza el experto, quien subraya que se han hecho numerosas pruebas y consultas a conductores y usuarios de la bicicleta hasta dar con el modelo idóneo. «Algunas señales son la primera vez que se van a poner en España», destaca Villarrubia. Los itinerarios recomendados estarán salpicados por 68 señales en las que se informará del tiempo aproximado del recorrido y de alternativas para los distintos usuarios. Así, anunciarán destinos indicados, como los barrios de La Albuera, Nueva Segovia o el centro de la ciudad. También aportarán información sobre edificios relevantes, como la estación del Ave, el Hospital General o la Universidad; se incorporarán referencias a cada barrio (si hay un mercado o centros educativos) y se avisará de las vías ciclistas interurbanas, como la que discurre hacia La Granja. Además existe la intención de agrandar el tamaño de las señales que ya existen, como por ejemplo las que se pintaron en la avenida de la Constitución.

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¿Se va marcar el carril bici con algún color distintivo?

No habrá distinción cromática para segregar el carril bici. El estudio de la consultora «huye de diferenciar por el color». La razón está en normalizar el uso de la bicicleta por la ciudad e integrarla en el tráfico como un medio de transporte más. En los cruces tampoco habrá una pintura diferenciadora, se mantendrá el color del asfalto. Para eliminar los puntos ciegos que haya en las intersecciones se genera una zona previa de negociación.

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¿Habrá separación física entre el carril bici y el resto de la calzada?

Hay tramos específicos en cuesta, sin visibilidad y con tráfico intenso que son propicios. Iván Villarrubia nombra el ejemplo de la subida de la calle 3 de Abril hacia el Hospital General, donde sí se colocan bolardos de separación. También la avenida Gerardo Diego es susceptible de una intervención especial por la alta velocidad que alcanzan los coches. La mayoría «no cumplen el límite», añade. Antes de llegar a los pasos de peatones, y para aminorar el ritmo de los vehículos, se pondrán bolardos en medio. En esta misma calle, en las cercanías a los pasos de cebra se plantea dividir, en ambos sentidos, cada carril, que de esta manera se segregan y estrechan «para calmar el tráfico y no generar bandazos».

Futuro ciclocarril en el barrio de La Albuera, con bolardos en las proximidades de un cruce. El Norte

Asimismo, se propone instalar badenes en el inicio de Gerardo Diego. Esta medida para aminorar la velocidad no es la misma que la que presentan otras zonas, ya que Villarrubia especifica que 'las chinchetas amarillas' con resalto solo se colocarán en el carril derecho y las piezas van a a estar separadas por medio metro entre sí para que las bicicletas y los patinetes puedan pasar entre ellas y los vehículos tengan que usar el otro carril libre.

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¿Habrá doble sentido de circulación en los corredores para bicicletas y patinetes?

En los tramos de más pendiente ascendente, ciclistas y usuarios de los patinetes van más despacio, por lo que en esos trazados concretos solo habrá tránsito en un sentido, que será de subida. La bajada será compartida. El ingeniero avanza que «prácticamente no hay tramos bidireccionales» debido a la complejidad que entrañan los cruces si no están diseñados con el espacio suficiente para evitar ángulos ciegos.

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¿Los conductores de vehículos podrán invadir el carril bici para aparcar o girar hacia otra calle?

«Está previsto», afirma Iván Villarrubia. La solución para virar hacia otra arteria es otorgar «una separación extra en los lados para que no haya sustos». Hay curvas en las que para poder aplicar esta medida se tienen que suprimir algunas plazas de estacionamiento. «Es mejor pecar de prudentes», apostilla. En particular, en los giros hacia la derecha conviene «hacer zonas de negociación amplias». Esto se consigue «ganando tiempo de reacción», por lo que se instará a cambiar de carril desde diez o quince metros antes del giro.

Hay que recordar que las bicicletas y los patinetes eléctricos pueden usar el carril que mejor les convenga a su destino para girar a la izquierda o para acceder a rotondas. «Estará específicamente señalizado», precisa el ingeniero, quien hace hincapié en la convivencia de «todo tipo los vcehículos» ya que tanto la bici como el patinete lo son «legalmente».

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¿Qué pasará con los autobuses urbanos?

Villarrubia afirma que los autobuses del transporte urbano podrán parar como hasta ahora encima del carril bici. «En caso de duda, el ciclista o el patinete están en segundo lugar de las prioridades porque el primero es para el peatón».

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¿Cómo son las conexiones entre el carril bici y el ciclocarril y los itinerarios recomendados? ¿Comparten espacio con el resto del vehículos?

Se busca la lógica del tráfico. «Las rarezas suelen causar accidentes», advierte el ingeniero. Por lo tanto, las bicis y patinetes circularán por la derecha.

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¿Dónde se aparcarán la bicis?

Hay siete puntos nuevos que se suman a los tres que ya existen de la primera fase del proyecto. Son parecidos a los instalados en la Biblioteca o en la Universidad, apunta el consultor de EBXM. Una novedad con respecto a los que hay en funcionamiento es la colocación de bolardos para proteger los 'aparcabicis', que además poseen un espacio extra por si se necesitara su ampliación hasta ofrecer el doble de plazas. Los diseñados tienen capacidad para seis bicicletas. Este servicio se ubica antes de un paso de peatones de un lugar sensible, como puede ser un colegio, con el fin de mejorar la seguridad del peatón, explica Iván Villarrubia. «No se pudieron hacer hangares cubiertos» por una cuestión económica.

Vehículo parado en doble fila en el carril bici de la avenida de la Constitución. Antonio Tanarro

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¿Cómo va a ser la conexión del corredor de bicicletas y patinetes en la avenida del Acueducto hacia el Hospital General?

Hay que tener en cuenta que la ciudad cada vez es más peatonal y esa característica está más presente cuanto más se acerca uno al Acueducto. Esta es la premisa de la que parte el itinerario pensado. Por eso, para evitar lo que Villarrubia llama «la zona cero» del monumento santo y seña de Segovia, el recorrido «va por Gobernador Fernández Jiménez y callejea por esas calles». Alguna será de doble sentido para desembocar en la avenida del Acueducto a la altura de donde ya está permitido el paso de vehículos, prácticamente en la rotonda de la Comisaría de Policía. Desde ahí cruzará Ezequiel González, que «no se va a tocar», hacia la acera de la estación de autobuses para enfilar 3 de Abril.

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¿Cómo afecta a los peatones?

Los transeúntes son la prioridad. A partir de aquí, el proyecto avanza en una serie de mejoras. La más lógica es que las bicicletas y los patinetes eléctricos desaparecen de las aceras para integrarse en las calzadas. Además, la consulta recoge «la mejora de la seguridad en 21 cruces gracias a la reducción de la velocidad». Estas mayores garantías de protección también se dan en otras diez intersecciones en las que se aumenta la visibilidad mediante la instalación de los 'aparcabicis'.

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